Si lo sabe Dios, qué importa que lo sepa el mundo |
domingo, 25 de febrero de 2007 | |
Por María Teresa Jardí Mientras Fox da lecciones de "transición política" en Nigeria, explicando --por aquello de la ética-- cómo se cobran las venganzas contra los contrincantes políticos, con un IFE a modo al que se le ordena organizar un fraude y el que obediente contrata para que maneje los resultados preliminares, al cuñado del candidato elegido, como el bueno, porque es del mismo partido y porque es el que garantiza que va a cuidar la espalda de la familia de la impresentable, también, mujer del ex, que a su vez tiene hijos de otro ex, casados todos: "hasta que la muerte los separe", como fieles "practicantes", que se reivindican --otra vez la ética ocupando el lugar de honor en sus vidas-- de las enseñanzas de la religión católica y de las ordenanzas de la jerarquía de esa iglesia. Iglesia, eso sí, con uno que otro impune pederasta. Dando "lecciones de transición política" en tanto calibra la posibilidad de aceptar un trabajo en una televisora yanqui. Lo que es una
Carteles en mano y todos a una: ¡Que aquí lo contraten! ¡Que aquí lo contraten! ¡Que no nos lo ganen! ¡Que no nos lo ganan!, etc. La creatividad es mucha. Mientras Fox hace el ridículo, para bochorno del pueblo mexicano, Calderón a lo largo de cuatro larguísimos minutos pisa el Zócalo de la capital del país, para asistir a la izada del lábaro patrio, como parte de las celebraciones del día de la bandera, por el ejército, faltaba más, que lo acompaña, sin duda, incluso al baño en su casa. Suele sucederles así a todos los dictadores. Incluso a los menores. A esos sin grandeza alguna y escasa inteligencia cuya referencia de pase a la historia, por un tiempo, luego son siempre enterrados en el basurero, que tiene también la historia, porque ya se sabe que las limpiezas son necesarias incluso para la historia, en aras de poder consignar lo que a final de cuentas es lo que cuenta como memoria de las personas, que es lo único que nos distingue del resto de animales, mejores, más fieles, menos perversos, generosos y mucho más inteligentes que los gobernantes que aquí tenemos, compañeros de camino a los que los humanos les destruimos su medio sin percatarnos que destruimos la naturaleza en la que también nosotros vivimos. Pero qué cabría esperar del enano dictador mexicano, cuando hasta permite que el más impresentable de los presidentes que México haya tenido, ladrón de ligas mayores y estúpido hasta la náusea, al grado de haber reconocido que no pudo desaforar ilegalmente a AMLO pero que sí pudo vengarse cometiéndole el fraude, con el que se instauró una dictadura, que no es cualquier cosa, aunque muchos todavía no lo entiendan, vaya por el mundo haciendo el ridículo a nombre de México y para vergüenza de los ciudadanos mexicanos, cuando Fox tendría ya que estar preso, en el penal de más alta seguridad que en México se tenga, si es que queda alguno y si no podría, al menos, ser extraditado a los yanquis aunque sea como testigo protegido, en aras de exhibir, aunque fuera, con ese acto, la menor de las inteligencias. Pero no. Si Dios sabe lo que son, qué importancia puede tener que Fox haga el ridículo en Nigeria, mientras Calderón lo hace en el zócalo y la noticia de los cuatro minutos también recorre el mundo. |
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