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miércoles, enero 31, 2007

ETANOL. ETE NO.

No convence Bush con su ecologismo de pantomima. PDF Imprimir E-Mail
miércoles, 31 de enero de 2007

Eduardo Lliteras

República de las Bananas

Analistas y observadores en los Estados Unidos han criticado al presidente George W. Bush por sus propuestas de producir carburantes alternativos a la gasolina, como el etanol, en vez de lanzar un duro plan de ahorro de energía. Las críticas también se enfocan a su "ecologismo" de pantomima y electorero esbozado durante su discurso sobre el Estado de la Nación de hace unos días, en el que también admitió, por vez primera, que es necesario afrontar el cambio climático, pero sin decir ni cómo, ni cuándo.

En efecto. El problema principal es que producir etanol del maíz es muy caro en términos energéticos. El rendimiento del maíz es mucho menor, por ejemplo, al de la caña de azúcar.
Un editorial del diario New York Times, escrito por Paul Krugman, señala que es "mala idea" producir etanol en Estados Unidos.

El diario de la Gran Manzana explica el motivo: "El etanol encontrará espacio en el futuro energético del mundo. Pero lo encontrará en los trópicos. Brasil ha logrado sustituir gran parte de la gasolina que consume con el etanol, pero es necesario considerar que en ese país el biocarburante es producido a partir de la caña de azúcar. En los Estados Unidos, por el contrario, se obtiene principalmente del maíz, que tiene un rendimiento mucho menor".

El editorial del New York Times afirma también que han quedado desilusionados "aquéllos que esperaban acciones concretas contra el calentamiento global en el discurso de Bush".
Krugman afirma que "el Presidente tímidamente reconoció que el cambio climático es un problema y dijo algo poco claro sobre la necesidad de ahorrar carburante. La única propuesta concreta fue la de reemplazar la gasolina con el etanol".

Además, a todo esto hay que señalar que utilizar maíz que podria ser usado para consumo humano en la producción de etanol, en una época en que el hambre vuelve a dibujarse en el horizonte por el cambio climático, es otro error. El calentamiento del clima provocará la escasez y pérdida creciente de cosechas. Producir gasolinas con maíz podría llegar a ser un lujo; o una afrenta inhumana en un mundo con tantos millones de hambrientos.

Tal vez los dirigentes llegaran a encontrarse ante una grave disyuntiva: o se come o se produce gasolina para desperdiciarlo en los inmensos tanques de combustible de los enormes y contaminantes vehículos todo terreno tan de moda en Estados Unidos y en el mundo, atascados cotidianamente en interminables embotellamientos. El teatro del absurdo a su máxima potencia.

El New York Times también critica otro punto de la estrategia energética de Bush: doblar en los próximos veinte años las reservas nacionales de petróleo, hasta alcanzar los 1,500 millones de barriles de oro negro.

"La propuesta costará 65 mil millones de dólares y es esto lo que deberá analizar con gran atención el Congreso. El objetivo es contar con una reserva más amplia de petróleo en caso de emergencia. Pero poseemos ya reservas que pueden alimentar al país por 55 días. ¿No tenemos nada mejor que hacer con este dinero? El gobierno debería concentrarse en programas que favorezcan una seguridad energética más durable y que miren a una reducción general del consumo, en vez de acumular reservas para tiempos difíciles".

Por su parte Charles Krauthammer, columnista del diario estadounidense Washington Post, afirmó en otro editorial que hay que dar tres pasos hacia la independencia energética de Estados Unidos, para afrontar la actual crisis que ha llevado a la Administración Bush a invadir Afganistán e Irak y muy previsiblemente a atacar a Irán.

Y explicó Krauthammer: "Si he contado bien entre los 34 discursos sobre el Estado de la Unión que los diversos presidentes han leído desde 1973, el año del primer shock petrolero, el problema de la energía ha sido afrontado en 24 ocasiones. ¿El resultado?

En 1973 importábamos el 34.8 por ciento del petróleo que consumíamos, hoy importamos el 60.3 por ciento. Bush quiere resolver el problema con etanol, pero es una propuesta ridícula: los biocarburantes no sustituirán jamás a la gasolina. Mi solución prevé tres medidas serias: aumentar los impuestos a la gasolina, perforar el Artico y apuntar a la energía nuclear.

Respecto al primer punto, se trata de una medida capitalista por excelencia: aumenta el precio y menor será la demanda. El petróleo proveniente del Artico no permitirá satisfacer más que el 5 por ciento del consumo nacional (de oro negro): es poco, pero a largo plazo hace la diferencia. En fin, la energía nuclear es poco contaminante y muy redituable: la única cosa de la que debemos preocuparnos es de la correcta administración de las "escorias" nucleares.

Se puede criticar a Krauthammer por su poca sensibilidad ecologista. Como también por su falta de compromiso con la cultura del ahorro. Pero es pedirle demasiado, en un país cuya tradición es el desperdicio, sobre todo de la energía.

En Europa crecen las voces que piden desarrollar, de nuevo, la energía nuclear en aquellos países donde fue abandonada, como es el caso de Italia y España o en Alemania que está (o estaba a estas alturas) en proceso de hacerlo. La decisión está también influida por la creciente inestabilidad de los países proveedores.

Francia, por ejemplo, decidió construir más plantas nucleares. Los franceses son, entre los europeos, los que más energía nuclear producen.

Pero los problemas con los residuos, por una parte, así como con las amenazas de accidentes (recuérdese Chernobyl y Three Milles Island), penden sobre la salud y la integridad de la población.

No cabe duda de que no hay panaceas a la época del fin del petróleo en que hemos comenzado a caminar. Las soluciones, si las hay, son múltiples, y pasan necesariamente por el ahorro y el uso de energías alternativas. Por la transformación del sistema de transporte en las ciudades.
Más transporte público. Más trenes y menos autobuses en las carreteras.

Mientras el debate en el mundo se intensifica, en México nos enteramos que Cantarell, el maná de los gobiernos mexicanos y de sus corruptelas, se extingue y ha dejado de producir 500 mil barriles diarios. Aquí, la única solución de los neoliberales, es la privatización y la apertura a empresas transnacionales de la energía. Grave error, entregar la seguridad energética a los extranjeros. Lo mismo que entregar la seguridad alimentaria a un puñado de transnacionales de la alimentación que hoy quieren imponernos sus maíces transgénicos, para ellos hacer el gran negocio del etanol y de la obtención de inmensas regalías.

www.lliteras.detodo.net

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