¡Muera el rey!
Escrito por Eduardo Ibarra Aguirre
01-11-2006
Utopía
¡Viva el rey! Está en plena marcha la octogenaria operación política de propagar a los cinco vientos todos los errores y limitaciones del presidente en turno. Los autores intelectuales y algunos de los materiales son precisamente los más y mejor beneficiados por las políticas y las prácticas de Vicente Fox Quesada y Martha María Sahagún Jiménez, la autodenominada pareja presidencial “aunque a algunos les duela”, advierte el presidente más ignaro e incompetente que haya padecido México.
Los que durante seis años los adularon, se enriquecieron junto con ellos y sus familias de manera más ilícita que lícita, como sucede sexenalmente, son los mismos que, en nombre de sus patrones y acaso en el suyo propio, ahora los critican sin matices. Como sucedió el miércoles 25 en Tercer Grado, el único programa televisivo en donde el director de un diario goza desempeñando el papel de bufón.
Sólo que la severa y certera crítica a Fox Quesada fue proporcional al descubrimiento de las cualidades de Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa. A cada frase ruda –tomemos en cuenta que se escuchó en las pantallas de Televisa-- correspondía otra, un tanto edulcorada para subrayar los atributos políticos del michoacano: discurso mesurado, protagonismo de bajo perfil, respetuoso de los límites institucionales que tiene su cargo, estilo personal incomparable con el de los últimos seis años...
Se puso en marcha una de las más viejas reglas no escritas del arcaico sistema político, vigorosamente vivo con todo y prolongadísima transición a la democracia desde 1978.
Consiste en destruir al rey –escribo en sentido figurado-- para encumbrar al nuevo y sembrar, como en todos los sexenios previos, falsas expectativas sobre un presunto cambio que comenzará el 1 de diciembre.
Sembrar esperanzas para renovar las convicciones de los desposeídos y las capas medias de que ahora sí con el gobernante en turno sus condiciones materiales y espirituales de vida van a cambiar.
Es una siembra sin fundamento alguno. Y, por ello mismo, la cosecha sexenal es la creciente decepción de franjas ciudadanas más anchas.
Desde 1964 he vivido la reproducción puntual de la renovación sexenal de las esperanzas en millones de mexicanos con Adolfo López Mateos, el carismático pero eficaz represor de ferrocarrileros, telegrafistas y profesores, cuando fue sustituido por Gustavo Díaz Ordaz, el genocida más célebre de México.
Sólo que el crecimiento económico de aquellos años y el Estado benefactor permitían un margen de maniobra mayor para atender las necesidades sociales, no sólo las ingentes. Y ahora los damnificados sociales son muchos más, también más demandantes, informados y organizados.
Y ante la información como instrumento de colectividades, la multiplicación del reclamo social y la organización creciente, las posibilidades de sembrar falsas expectativas se reducen extraordinariamente.
Más aún cuando a 30 días de que Fox deje el cargo para que lo ocupe Calderón, ninguno de los dos sabe cómo saldrán del criminal incendio que con sus torpezas y alianzas políticas con la vista puesta en el 1 de diciembre, multiplicaron en Oaxaca, llegando al extremo de cancelar todos los viajes en camión del Distrito Federal a tierras oaxaqueñas.
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miércoles, noviembre 01, 2006
LOS QUE DOBLAN LA CERVIZ CADA SEIS AÑOS.
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 4:39 p.m.
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