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jueves, noviembre 16, 2006

EL FASCSISMO EN QUERETARO

SECRETARIO DE GOBIERNO Y MIEMBRO DEL YUNQUE AMENAZA A PERIODISTA Y LE HACE LA SEÑAL DE LA CRUZ ANTES DE QUE LO CORRIERAN DE SU PERIÓDICO


CASO BMW: AGRAVIOS A PERIODISTAS
Agustín Escobar Ledesma
www.aye.com.mx

A dos años del asesinato del joven Marco Antonio Hernández Galván, el asesino goza de cabal salud, de plena libertad y de total protección de parte de quienes deberían procurar el cumplimiento de la justicia. El Kikín queretano no ha sido la única víctima, después de 24 meses de impunidad, han aparecido otros perjudicados por las secuelas del oscuro suceso. Tal es el caso del periodista Alejandro González Anaya quien tuvo que abandonar el estado desde mayo de 2006, acosado, agredido y agraviado en sus más elementales derechos humanos.

Por tal motivo Alejandro González Anaya acudió a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) para denunciar por hostigamiento y represión al Gobierno de Querétaro. La queja, foliada con el número 21992, fue recibida por el Licenciado Luis Raúl González Pérez, titular del área de Agravios a Periodistas de la Visitaduría 5 de la CNDH.

En la queja Alejandro González Anaya (ex corresponsal del periódico La Jornada; corresponsal de Milenio Diario y reportero de Diario de Querétaro) pone al descubierto los mecanismos y las complicidades del poder político y económico de nuestra entidad para entorpecer, ocultar y obstruir la acción de la justicia. Funcionarios públicos de primer nivel, poderosos empresarios, políticos panistas y periodistas son los protagonistas principales en el texto en poder de la CNDH, presidida por José Luis Soberanes, y que a continuación se presenta ad pedaem literae:

HECHOS

El 4 de agosto del 2003 fui electo como presidente de la Asociación de Periodistas del Estado de Querétaro (APEQ), cargo en el que fui reelecto el 22 de febrero del 2006. Desde el inicio de mi gestión asumí diversos compromisos entre los cuales resalta la defensa de la libertad de expresión.

Por tal motivo he manifestado públicamente el repudio de la agrupación que represento a los atropellos cometidos contra compañeros de oficio y a las acciones que atentan contra la libertad de expresión.

Esto se hizo patente luego de que en el transcurso del año 2005 varios compañeros reporteros fueron limitados en el acceso a las conferencias de prensa que ofrece el gobernador, Francisco Garrido Patrón, los martes y los jueves en Palacio de Gobierno, situaciones en las que intercedí ante el Coordinador de Prensa del Gobierno de Querétaro, Miguel Ángel Vichique de Gasperín.

Mis acciones pretendían que no hubiera discriminación hacia ningún periodista ni se estuviera limitando la libertad de expresión, a las que, en respuesta, el funcionario les dio acceso a varios compañeros, entre ellos a Baltasar Alcázar Pérez, Director del Semanario Futuro de Querétaro, con la aclaración de que lo hacían por mí y por la Asociación de Periodistas, pretendiendo confundir este derecho con un favor personal.

Las críticas de la prensa contra el gobierno estatal han sido objeto de represalias y esto se hizo evidente en mi caso luego de que publiqué una nota en el periódico Milenio Diario en septiembre del 2005 en la que se mencionaron los excesivos gastos publicitarios de la administración gubernamental, lo que propició que el Secretario de Gobierno, Alfredo Botello Montes, me amenazara al día siguiente cuando me encontré accidentalmente con él en el patio de palacio de gobierno ubicado en el cruce de las calles Pasteur y 5 de Mayo.

La amenaza consistió en hacer una cruz con su mano derecha dirigiéndose hacia mí como se acostumbra dar en las misas por parte de los sacerdotes de la religión católica, pero que en el argot local (nacional), cuando esta no es dada por un ministro religioso es vista como una amenaza, como si se dieran las últimas palabras “Requiest cat in pace” (descanse en paz) a una persona fallecida.

Ante este acto, que fue realizado en presencia de la reportera Mariana Chávez Castañeda, corresponsal de La Jornada, y el fotógrafo de la agencia Proceso Foto y la revista Actores y Escenarios, Demián Chávez Hernández, mi reacción fue preguntarle desde que fecha se había convertido en sacerdote para darme la bendición pero como no era así que me especificara de que se trataba, pero por respuesta solo se dio media vuelta y se retiró.

El hostigamiento y agresiones contra los medios de comunicación se recrudeció el 14 de septiembre cuando fue detenido del compañero Aurelio Peña Tavera, Jefe de Información de Radio Fórmula, en forma arbitraria e ilegal por parte de policías estatales solo por el hecho de cuestionarle a uno de ellos, Rubén Silva Nieves, la forma discrecional en que infraccionaba los vehículos mal estacionados en la calle de 5 de Mayo esquina con Río de la Loza en el Centro Histórico de Querétaro.

Como representante del gremio periodístico cuestioné las agresiones recibidas por el compañero y exigí respeto y garantías para quienes desempeñamos esta labor. Lo apoye en todos los procedimientos que él determinó iniciar para resarcir su buen nombre y en contra de los abusos cometidos.

Por este motivo fui testigo de hechos ante la Contraloría Interna de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, donde se inició un proceso administrativo contra el uniformado, además de testificar también en la denuncia penal que Aurelio Peña inició ante el Ministerio Público.

Por estos hechos, en febrero de este año la Comisión Estatal de Derechos humanos emitió la Recomendación número 165 contra la Secretaría de Seguridad Ciudadana por la violación de las garantías de libertad de expresión seguridad contra Aurelio Peña.

La relación entre el gobierno estatal y yo, en mi carácter de presidente de la Asociación de Periodistas, se tensó a partir del 19 de octubre del 2005, fecha en que se entregó el Premio Estatal de Periodismo “Carlos Septién García”, al que convoque y al cual asistió Alfredo Botello Montes, en representación del Gobernador Francisco Garrido Patrón. El funcionario hacía notoria su molestia al hacer muecas y gestos durante el pronunciamiento de los tres discursos del evento y que evidenciaban públicamente las agresiones y la represión en contra de los medios de comunicación en Querétaro.

También fue notoria su molestia cuando se entregaron el Premio de Periodismo en el género de Nota Informativa al trabajo de Eric Pacheco Beltrán, reportero del periódico A.M. y por la mención honorífica otorgada a Pedro Pablo Tejada, Director del mismo medio, en el género de reportaje; ambos abordan el homicidio de Marco Antonio Hernández Galván, alias “El Kikín”, presuntamente a manos de Francisco Ruiz Lomelí, según la declaración ministerial del principal testigo del homicidio, Miguel Gerardo Rivera Alcantar.

Ruiz Lomelí pertenece a la familia Ruiz Rubio que es de las más poderosas, económicamente hablando, de Querétaro y son poseedoras de la concesión de la refresquera internacional Coca Cola, y quienes presuntamente obtienen favores por parte del poder público.

Es importante señalar que en junio del 2005 Facundo Ugalde González, reportero que le manejó prensa a la familia Ruiz Rubio durante un periodo de dos o tres meses, me pidió una reunión entre miembros de la APEQ y esta, misma que condicioné a que esta fuera abierta y a que respondieran todos los cuestionamientos que hicieran los reporteros, y aunque aparentemente había sido aceptada se canceló en dos ocasiones sin motivo alguno.

La reunión tenía como precedente dos que habían protagonizado la familia Ruiz Rubio con la Asociación de Editores Independientes (semanarios) y la de Cronistas Deportivos, las cuales fueron publicadas en sociales como una estrategia de acercamiento con los medios de comunicación.

En agosto del 2005, es decir un mes antes de la entrega del Premio Estatal de Periodismo, el mismo Facundo Ugalde González, me ofreció, supuestamente por parte de sus “jefes” todo tipo de apoyo, incluso económico, para la celebración del certamen, lo cual no acepté.

La inocencia del presunto culpable ha sido defendida no solamente por su familia, sino también por los gobiernos estatal y municipal, al grado de que el Procurador General de Justicia, Juan Martín Granados Torres, exoneró de toda responsabilidad al presunto homicida, al declararlo inocente en una conferencia de prensa, contrario a sus facultades que son correspondientes a la persecución del delito, es decir a buscar y encontrar a los culpables de los delitos y no a los inocentes.

Es importante aclarar que uno de los jurados del Premio Estatal de Periodismo fue Sergio Arturo Venegas Alarcón, quien fue nombrado Director del Diario de Querétaro a la salida de Luis Roberto Amieva Pérez.

Venegas Alarcón, quien no acudió a la sesión definitoria de los Premios de Periodismo entre los jurados, y al enterarse que podrían ser premiados los trabajos relativos al homicidio de la BMW negra pidió que no se mencionara su nombre aún cuando ya había calificado los trabajos, al argumentar que no estaba de acuerdo en que se premiara el trabajo de la BMW debido a que en él se estaba juzgando como culpable a Federico Ruiz Lomelí.

Tengo conocimiento, aunque no lo puedo comprobar, que el Secretario de Gobierno, Alfredo Botello, le habló en dos ocasiones a Sergio Arturo Venegas Alarcón para reclamarle el porque un reportero del Diario de Querétaro (refiriéndose a mí) le había invitado al Premio de Periodismo solo “para pegarle”. Por la tarde comieron juntos para platicar sobre este tema.

A partir de ese día, se inició una etapa de hostigamiento en mi contra. El 17 de noviembre del 2005, es decir 29 días después de la celebración del Premio de Periodismo, fui removido de mis tres principales fuentes informativas, de las cuales dos también eran las principales del periódico: Gobierno estatal y los Partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática.

El 5 de diciembre fui sancionado con 8 días sin goce de salario, debido a que supuestamente entregué una nota informativa “sin sustento”, según oficio fechado el 2 de diciembre, y que fue publicada como nota principal de la sección República el 22 de noviembre en el Sol de México, matriz del Diario de Querétaro.

Además el castigo también fue, dice el mismo documento, por no cubrir dos eventos el 29 de noviembre, día en que falté al trabajo debido a que me enfermé y tuve que acudir al médico, de lo cual entregué justificante médico.

Sin embargo, al igual que en todos los medios, en el Diario de Querétaro existen filtros para que una nota pueda ser publicada: el Jefe de Información, el Subdirector y el Director del periódico, este último quien instruye al Subdirector sobre las notas que se enviarán al Sol de México, además de la jerarquización en este lugar.

Posterior a esto, el 16 de diciembre del 2005 siguiente me quitaron también la asignación de las fuentes informativas de la Comisión Estatal de Derechos Humanos y el Instituto Electoral de Querétaro, todos estos cambios sin previo aviso.

También me fueron retiradas las comisiones por concepto de la publicidad que el gobierno estatal metía al Diario de Querétaro y que yo percibía por ser una de mis fuentes informativas. Aún cuando me quejé de ello y solicité al Director, Sergio Venegas y al encargado del despacho de la Dirección Administrativa, Enrique Mackenney, la reintegración, no fue posible al argumentar que se había firmado un convenio publicitario cuyo monto se iría directamente a la matriz de la Organización Editorial Mexicana, organización a la cual pertenece el periódico.

A principios del mes de febrero fui llamado por la Secretaria del Director del Diario de Querétaro a su oficina, donde ya me esperaba Sergio Arturo Venegas Alarcón y el Jefe de Información, Luis Armando Campero Martínez, reunión en la que me recriminó que el Diario de Querétaro no haya obtenido un Premio de Periodismo y me acusó de haber juzgado a Federico Ruiz Lomelí por haber otorgado un Premio y un reconocimiento a los trabajos relacionados con el homicidio de Marco Antonio Hernández Galván, alias “El Kikín”, conocido en el ámbito local como el asesinato de la BMW negra

La discusión se tornó muy ríspida al grado de que Sergio Arturo Venegas me amenazó en dos ocasiones al acusarme de haberme puesto la camiseta del periódico del AM por dichos premios y decirme textualmente: “puedo emprender acciones en tu contra”, “no te convengo como enemigo”, entre otras frases.

Me recriminó el hecho de que estuviese asegurando ser víctima de hostigamiento laboral, lo cual le sostuve al señalarle los motivos por los cuales mi situación era derivada de un problema extralaboral, misma que no compartió y aseguró que era derivada de mi falta de competencia para cubrir dichas fuentes informativas. Cabe aclarar que desde antes de que Venegas Alarcón asumiera la Dirección del Diario de Querétaro el 31 de agosto del 2004 yo cubría dichas fuentes y fue hasta después de año y medio cuando se percató de mi incapacidad para ello.

El 7 de marzo del 2006 el Director del Diario de Querétaro me envió un mensaje con la colaboradora del periódico Heidi Wagner Laclette, quien me citó en un café para decirme que el Director te mandó decir conmigo: “que le bajes de volumen a lo que estás haciendo”, pues creía que lo demandaría, a lo que respondí que lo que me tuviera que decir me lo dijera él mismo porque yo no tengo representantes y creía que él tampoco”.

La respuesta se dio la tarde de ese mismo día, Luis Armando Campero, Jefe de Información me avisó telefónicamente que a partir del siguiente día, el 8 de marzo, debería cubrir la “Guardia de Redacción” en un horario de 17 a 23 horas, plaza que no existía, quitándome todas las fuentes informativas que cubría y el total de las comisiones que percibía, hasta el 06 de abril del 2006 en que presenté demanda de rescisión de contrato ante la Junta Local de Conciliación y Arbitraje de la Secretaría del Trabajo.

El 8 de marzo le pregunté el motivo del cambio y me señaló que era la paranoia que el director tenía en mi contra y por el hostigamiento dirigido desde las oficinas gubernamentales, versión que me argumentó durante varios de los cambios que tuve y ante los cuales señaló que nosotros conocíamos el argumento pero que oficialmente solo era orden del Director.

Al siguiente día, el 9 de marzo alrededor de las 13.00 horas acudí a la oficina del Director para conocer los motivos que originaron mi cambio laboral tan drástico, situación que Sergio Venegas Alarcón fundamentó al asegurar que era porque yo decía que estaba siendo hostigado y que él estaba molesto porque el Diario de Querétaro no recibió Premio de Periodismo. Aunque también aclaró que mi respuesta a su mensaje fue muy retadora y que no iba soportar ese tipo de actitudes, además de recordar que ya me había advertido anteriormente que iniciaría acciones en mi contra.

El 7 de abril demande ante la Junta Local de Conciliación y Arbitraje la rescisión de mi contrato laboral con el Diario de Querétaro por causas imputables al patrón argumentando cambio en las condiciones laborales.

La familia Ruiz Rubio, a la que pertenece Federico Ruiz Lomelí, presunto homicida en el caso de la BMW negra, así como empleados suyos, se han acercado a cámaras empresariales, comerciales, dependencias gubernamentales y asociaciones civiles para presentar una recreación de los hechos ocurridos el día del asesinato, para “promover” su inocencia, situación que también ha realizado el Procurador de Justicia de Querétaro.

Incluso en una reunión celebrada en agosto del 2005 fueron convocados algunos reporteros a través de mensajes vía celular que textualmente decían “solo para reporteros buena onda”, para hacerles la misma presentación y convencerlos de la inocencia del hijo del empresario.

A dicha reunión acudieron alrededor de 9 reporteros entre los que se encuentran Luis Armando Campero, Jefe de Información del Diario de Querétaro, Malena Hernández, Directora de Noticias de Radio Centro, Luis Montes de Oca, Jefe de Información del periódico Noticias y Mariana Chávez Castañeda, corresponsal del periódico La Jornada.

Yo recibí el mensaje en mi celular pero me abstuve de ir para evitar algún tipo de confusión en el sentido de que pudieran estar comprando reporteros para evitar que difundieran dicha información o se prestara a otro tipo de situación.

Sin embargo aproximadamente un mes después recibí una llamada en mi teléfono celular por parte de un asistente del diputado federal por el Partido Acción Nacional, Guillermo Tamborrel Suárez, quien me ofreció una entrevista exclusiva con un personaje cuyo tema estaba “de moda”, sin decirme su nombre, por lo cual me negué argumentando que no me acomodaba la hora y la fecha, pero me insistió al grado de cambiarla en tres ocasiones.

Durante la reunión que se celebró en un restaurante de Plaza Boulevares estuvieron presentes dos asistentes de dicho legislador y Federico Ruiz Lomelí, quien me enseñó personalmente la presentación animada y me explicó sus argumentos para decirse inocente del homicidio del Kikín y yo le recordé las fallas que se presentaron y por las cuales había dudas de su participación en el asesinato.

A mediados de marzo me habló Mauricio Muñoz, conocido mío desde hace 8 años pero con quien no existe una relación cercana, quien sorpresivamente me invitó a desayunar para tratar algún tema de importancia para mi. Nos vimos en el VIPs del centro de la ciudad en donde me dijo que el interés de la reunión era para felicitarme por mi reelección como presidente de la Asociación de Periodistas y además quería aprovechar para ponerse a mis ordenes ya que estaba trabajando como Gerente de Relaciones Públicas de la empresa Fomento Queretano, propiedad de la familia Ruiz Rubio.

Esto generó sospechas de mi parte por lo que le cuestioné el verdadero motivo para haberme invitado a desayunar, después de unos momentos de sonrisas nerviosas abordó el tema de la BMW negra y me insistió sobre la inocencia de Federico Ruiz Lomelí en el homicidio.

Me dijo también que el padre de este, Federico Ruiz Rubio, días antes le manifestó su preocupación porque yo tuviera algo “personal” contra ellos o la Asociación de Periodistas por haber otorgado el Premio de Periodismo a uno de los trabajos que abordó este tema y darle mención honorífica a otro.

Este comentario me molestó mucho por considerar que se trataba de un mensaje intimidatorio, aunque le aclaré que se trataba solo de un certamen académico que reconoció la calidad de los trabajos periodísticos en Querétaro y que la decisión había sido tomada por un jurado en el que yo o la APEQ no tuvimos injerencia y solo respetamos esta decisión. Él por su parte reiteró la preocupación de Federico Ruiz Rubio.

La presión y el hostigamiento rebasó mi ámbito laboral al invadir el personal y familiar a finales de diciembre del 2005, fecha a partir de la cual vi frecuentemente frente a mi domicilio a cuatro personas de sexo masculino, todos con corte de pelo militar, del que solo usan en las corporaciones policíacas o en el Servicio Militar Nacional.

El 17 de enero del 2006 me robaron el automóvil Chevrolet Chevy C2 2004 placas UMT 2648, que dejé estacionado frente a mi domicilio, por lo que presenté denuncia penal por robo en la Agencia del Ministerio Público número 1 que inició la averiguación previa I/052/2006, en la que dejé asentada la posibilidad de que los responsables fueran los sospechosos que vi días antes.

En forma “casual” o “coincidente” el 29 de enero, es decir 12 días después del robo de mi carro, fue dañado por desconocidos el automóvil Ford Topáz 1989 también de mi propiedad al romperle el cristal de la puerta del conductor sin que le robaran nada, solo por el gusto de hacerlo.

Esto también lo denuncie ante el Ministerio Público como consta en la averiguación previa I/085/2006, en la que también dejé asentada la probabilidad de que estos hechos fueran consecuencia de mi ejercicio periodístico o de mi labor al frente de la Asociación de Periodistas del Estado de Querétaro, sobre todo porque en donde se encontraban los vehículos se estacionan alrededor de 20 más y solo los de mi propiedad sufrieron daños o robaron.

El 22 de febrero de este año fui reelecto por unanimidad para estar al frente de la Asociación de Periodistas por un nuevo periodo, situación que confirma el apoyo que tengo de los compañeros, documento del que dio fe pública la Notaría Pública número 34.

El homicidio conocido como el de la BMW negra supuestamente cometido por el hijo de uno de los empresarios más poderosos del estado, así como la protección y apoyo que ha recibido del gobierno estatal así como la complicidad con estos intereses por parte de varios medios de comunicación, entre ellos el Diario de Querétaro, ha generado un proceso de hostigamiento, represión y amenazas en mi contra y de mi familia, poniendo en entredicho nuestra seguridad.

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