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jueves, noviembre 16, 2006

DEL DEFORMA:



Nos enteramos que la MALDITA COYOTA Fernandez de Ceballos esta detras de la eleccion del proximo encargado de negocios ante los carteles mexicanos de las drogas yd emas delitos BUENOS,¿porque? ¿seguira defendiendo JEFES MAFIOSOS EN SU DESPACHO?

DE TEMPLO MAYOR

Nota original:

A DOS SEMANAS de la toma de posesión de Felipe Calderón, las presiones de grupos panistas y no panistas para ocupar carteras en el gabinete están en su punto culminante.

EL CLAN de abogados de Diego Fernández de Cevallos, Antonio Lozano Gracia y Santiago Creel está empujando al guanajuatense Juan Miguel Alcántara para la PGR o, en su defecto, a Eduardo Medina Mora.

EN TANTO, cuentan que Elba Esther Gordillo vetó a Juan Carlos Romero Hicks para la SEP y que por eso sus impulsores ya le andan viendo dotes diplomáticas.

NOMÁS que, para despachar en Relaciones Exteriores, Romero Hicks tendría que sacar de la jugada a Arturo Saruhkán, encargado de asuntos internacionales del equipo de transición.

Y EN ESA carambola quienes pueden salir ganando son Josefina Vázquez Mota o Juan Molinar Horcasitas, pues ahora son los que suenan más fuerte para quedar al frente de la educación nacional.

LO CIERTO es que en la cuadra de Calderón hay más jinetes que caballos, por lo que varios se quedarán sin silla.



AL CUARTO para la hora, pero Vicente Fox y Felipe Calderón se pusieron de acuerdo para enviar al Senado la terna con los posibles sucesores del ministro de la Suprema Corte Juan Díaz Romero.

AL FINAL quedaron los nombres que se manejaban desde el principio: María Teresa Herrera, Fernando Franco y Arturo Zaldívar.

Y DICEN que si no se le ha dado trámite al asunto es porque se enfermó el consejero jurídico de la Presidencia Juan de Dios Castro quien trae el manejo del asunto.

LO QUE NO se sabe es si los mandatarios en funciones y electo ya plancharon el acuerdo con los coordinadores senatoriales Santiago Creel, Carlos Navarrete y Manlio Fabio Beltrones.

NO VAYA A SER que por centrarse en el acuerdo interno se les haya olvidado que el Senado tiene que aprobar el nombramiento con el voto de dos terceras partes del pleno.



LA EXIGENCIA de varios diputados sinaloenses de que Mariano Palacios Alcocer abandone a la de ya la dirigencia del PRI dejó boquiabierto a más de uno en la plenaria de los tricolores.

EL MÁS SORPRENDIDO fue el también sinaloense Enrique Jackson quien, en su búsqueda de la presidencia priista ha usado a la unidad como su divisa.

Y ANTE la actitud de sus paisanos se quedó con cara de: "No me ayuden compadres".



LA ELECCIÓN de Manuel Espino como líder de la Organización Democrata Cristiana de América a más de uno dejó enchilado.

AL MENOS, en Chile, el presidente saliente de esa agrupación Gutemberg Martínez hizo tal muina que dejó plantados a cerca de 50 delegados en una cena y nunca llegó a una cita con líderes partidistas para visitar viñedos.

NI DUDA cabe de que Espino ha salido bueno... pero todavía no está claro para qué.


Miguel Ángel Granados Chapa
No se acepta


Nota Original:

Aunque no se conoce el resultado de una averiguación interna el 5 de mayo (que de existir habría sido citado) la Secretaría de Seguridad Pública federal rechaza las recomendaciones de la CNDH sobre Atenco porque, en opinión del titular, la PFP es una policía perfecta
Seis veces la Secretaría de Seguridad Pública federal asesta el "no se acepta" a cada una de las recomendaciones que le envió la Comisión Nacional de Derechos Humanos, cuatro de ellas exclusivamente a esa dependencia y dos más dirigidas conjuntamente a la SSP y al gobierno del estado de México, sobre violaciones a los derechos humanos en Atenco, en mayo pasado.

Las autoridades pueden aceptar total o parcialmente, o lo contrario, las recomendaciones de la CNDH. No se incurre en ilicitud alguna al rechazar lo recomendado por esa Comisión. Es grave, sin embargo, que en la respuesta firmada por Eduardo Medina Mora no sólo se consideren insuficientes las razones del ombudsman, sino que haya a lo largo de sus 60 páginas un ánimo pugnaz, pedagógico a veces y hasta prescriptivo en materia léxica.

Recomienda a la CNDH emplear el adjetivo policial, y no policiaco, porque este resulta "insultante y ofensivo", ya que la Real Academia de la lengua establece que "el sufijo 'aco' se emplea para señalar algún sustantivo en forma despectiva, como por ejemplo sucede en el caso del nombre 'pájaro', su despectivo correspondiente es 'pajarraco'". Tan delicado paladar sintáctico debió cuidar que en la página 47 se escribiera infligir, con una ene de más, pues el verbo que quiso usarse es infligir. No es de extrañar que eso ocurra, pues no se esmeró el firmante en presentar de modo correcto la respuesta. Revela apresuramiento el que por lo menos en dos ocasiones (páginas 2 y 19) se omitan los números exactos de oficios citados: no se tenían a la mano a la hora de preparar el borrador, se acudió a la fórmula de provisionalidad: "oficio número tal", en espera de contar con la cifra, pero así quedó el original entregado a la CNDH. Lo mismo ocurre al señalar el número de agentes de la PFP en la operación en Atenco: tan pronto son 700, como se dice tres veces, que resultan 628. Son minucias, se dirá, pero revelan interés por producir no un documento pulcro, sino sólo rechazar las recomendaciones.

Hay dos contradicciones básicas en la argumentación de la Secretaría de Seguridad Pública. Por un lado, avisa que conforme a su legalidad interna realiza investigaciones sobre la conducta de sus servidores. Pero antes de que la indagación concluya los exculpa de modo inequívoco, tajante. Por lo demás, no sólo no acepta los señalamientos de que sus agentes infringieron la legalidad sino que reprocha a la Comisión no considerar a los miembros de esa corporación que resultaron heridos como víctimas a las que debe proteger. El alegato parte de una ignorancia fundamental: sólo los agentes del Estado, y no los particulares, violentan los derechos humanos. Las agresiones de personas comunes son delitos que se persiguen conforme al derecho penal.

He aquí la contundente apreciación del secretario Medina Mora sobre los miembros de la PFP puestos en entredicho por la oficina del ombudsman, equivalente a la descripción de una policía perfecta:

"En opinión de la dependencia a mi cargo, los elementos de la Policía Federal Preventiva que participaron en los operativos referidos, actuaron conforme a los principios constitucionales de legalidad, eficiencia, profesionalismo y honradez, con pleno respeto a los derechos de los manifestantes y de las personas que fueron detenidas en comisión flagrante de delito, actuando con sentido de oportunidad y prudencia, sin haberse excedido en el uso de la fuerza, al haber utilizado sólo la estrictamente necesaria para detener in fraganti a quienes se sorprendió cometiendo conductas probablemente delictivas, así como para frenar la agresión violenta que provocó un gran número de lesionados entre las filas policiales".

¿Cómo llegó la SSP a esa conclusión? No se dice en la respuesta, pero sí se dice haber ordenado una indagación al respecto, de cuyo desenlace no se habla por lo que es presumible que se encuentre en curso, más de seis meses después. Asegura en efecto el secretario Medina Mora que "con fecha 5 de mayo... el Jefe del Estado Mayor solicitó a la Coordinación de unidad de desarrollo de la PFP, de la cual depende la Dirección de asuntos internos, deslinde responsabilidades y en su caso aplique las sanciones que correspondan a través de la Comisión de honor y justicia y/o Comisión del servicio de carrera policial y, de ser el caso, dar las vistas a la autoridad ministerial o jurisdiccional correspondiente, con la finalidad de determinar si el personal de la institución incurrió en conductas contrarias al actuar policial tales como: abuso de autoridad, tortura, privación ilegal de la libertad, torturas, tratos crueles, inhumanos y degradantes, abuso sexual u otras conductas ilícitas en contra de las personas detenidas el día y el lugar de los hechos".

(No se ve cómo internamente se pueda averiguar si hubo "tratos crueles, inhumanos y degradantes" cuando que, como lo dice la respuesta a la CNDH, a la que acusa de omitir una definición al respecto, "conforme a la legislación vigente no existe un tipo legal específico relacionado con ese tipo de tratos, resultando un concepto ambiguo y vago").

Prospera, en cambio, la averiguación iniciada por denuncia de 67 elementos de las Fuerzas federales de apoyo robados y "lesionados por manifestantes", lo que muestra que "dichos elementos, lejos de haberse excedido en el uso de la fuerza, fueron agraviados en su integridad física por haber seguido las instrucciones del mando de abstenerse de usar la fuerza y proceder con cautela".



Cajón de Sastre

El lunes murió, a los 53 años Ricardo Guerra Carrillo, nacido el 14 de julio de 1953, del matrimonio formado por el filósofo Ricardo Guerra Tejada, que sería director de la Facultad de Filosofía y Letras, y la pintora Lilia Carrillo. Fue un brillante alumno y graduado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y desde siempre se entregó al servicio público. A la hora de su fallecimiento era el director general adjunto del Instituto de los Mexicanos en el Exterior, de la Cancillería mexicana. En su niñez contó con el privilegio de ser tratado, lo mismo que su hermano Juan Pablo como un hijo por Rosario Castellanos, que casó con Guerra tiempo después de la separación de los padres de Ricky, como lo llamaban. Así lo hace constar Elena Poniatowska en el prólogo de Cartas a Ricardo, y lo muestra la propia Rosario cuando, profesora visitante en la Universidad de Wisconsin escribe a Guerra en septiembre de 1966: "Dile a Ricky que si se anima a venir. Podría hacer amistad con el hijo mayor de Victoria, que es bilingüe".


Correo electrónico: miguelangel@granadoschapa.com



Guadalupe Loaeza
¡¡¡¡La pareja!!!!...

Nota original:

Nunca antes se habían publicado en nuestro país tantos libros de denuncia en relación a la pareja presidencial. Nunca antes se había hecho una investigación tan amplia y bien fundamentada respecto a los actos de corrupción de la familia presidencial. Y nunca antes se había aprovechado la libertad de expresión para criticar la actuación de la primera dama. La lista de libros en este sentido es larga, profusa y muy reveladora. Veamos algunos títulos: Y yo por qué, de Andrés Bustamante. La Jefa, de Olga Wornat. La suerte de la Consorte, de Sara Sefchovich. La Pareja, de don Julio Scherer. La Familia Presidencial, de Anabel Hernández y Arelí Quintero. Crónicas Malditas, de Olga Wornat. Fin de fiesta en Los Pinos, de Anabel Hernández. PRIAN. Un partido bicéfalo, de Manú Dornbierer. Y Simplemente Martita, de la arriba firmante.

Por otro lado, hay que decir que también se han publicado libros autobiográficos tanto del Presidente como de la primera dama. Sin embargo, su contenido resulta tan pero tan risible, que se diría que fueron escritos por sus peores enemigos, así es que también habría que incluirlos en la categoría de libros que no hacen más que "balconearlos"; es decir, exponerlos tal y como son. Por ejemplo, en el caso de Marta, la fuerza del espíritu. La historia del nacimiento de un ideal para cambiar una nación, producto de una entrevista realizada en tres sesiones por Sari Bermúdez, la entrevistada confiesa: "Era competitiva aunque no tenía un sentido de competencia por soberbia o egoísmo. Más bien me gustaba cumplirme a mí misma, cumplirme en todo, también en el aspecto del cuidado personal; traer mis moñitos a los lados, las trenzas bien tejidas siempre con cuidado por mi nana, que se llama Esther, pero le decimos Ta. Yo siempre fui coquetilla y arregladita, me gustaba sentirme y verme bien y ser la primera en la clase...". En el cuarto capítulo, cuando su entrevistadora le pregunta acerca de la libertad, con una sencillez apabullante dice Martita: "La libertad, decía Diderot, no tiene significado porque si le asignas uno, de hecho ya la restringiste. El equivalente a esta idea en la democracia sería como dijo Krauze: sin adjetivos". Y más adelante agrega: "Mi nombre completo es Marta María y me encanta, porque como un simbolismo lo he querido asociar con la representación de dos grandes figuras del evangelio: con Marta y María. Con la Marta amorosa y con la María hacedora de cosas".

Respecto a su autobiografía Vicente Fox a Los Pinos, el Presidente confiesa en una de sus páginas: "En las fiestas mi padre se dedicaba a pedirles a las muchachas que por favor nos sacaran a bailar. Yo nunca fui noviero y cómo me casaron, sólo Dios sabe", reconoce el autor. No obstante, la primera vez que fue a una escuela mixta, confiesa: "Por supuesto que me la pasaba viendo piernas, y aunque todavía faltaban algunos años para que hicieran su arribo triunfal las minifaldas y los hot pants, si nos poníamos buzos alcanzábamos ver un poquito arriba de la rodilla, pero hasta ahí".

No hay duda de que el primer libro que causó un verdadero revuelo respecto a la primera dama fue el de La Jefa, de Olga Wornat. En tan sólo unos días se habían vendido más de 70 mil ejemplares. En esta obra, "se descubría de que los hijos de Marta repetían los excesos de los familiares incómodos". Asimismo, se señalaba "de que la esposa del Presidente tiene un poder real sobre las instituciones del Estado sin haber sido electa para ningún cargo". Igualmente se afirmaba que "Fox es el principal factor de distracción de la opinión pública, pero lo es a costa del achicamiento de la figura presidencial". Y en la cuarta de forros se leía: "Que nadie espere una cándida historia escrita bajo las normas de lo políticamente correcto ni la radiografía de la cara oculta del poder, porque en estas páginas se desdibujan las fronteras entre lo público y lo privado. En el México de la transición, la pareja presidencial, la que prometió el cambio, esconde una vida tumultuosa, de amores y desamores, de encuentros e intrigas que nos conduce a un laberinto de pasiones desatadas e irrefrenables".

Como se sabe, la publicación de Crónicas Malditas, el segundo libro de Olga Wornat, en el cual habla con más detalle que en el primero de la corrupción en la que incurrieron los hijos de Marta, provocó lo que los diarios publicaron el miércoles 3 de mayo del 2006 que "El juez 12 de lo Civil de la Ciudad de México condenó a la periodista argentina Olga Wornat y a la revista Proceso a pagar una multa de un millón 958 mil pesos a Marta Sahagún, como responsables de haber causado daño moral a la demandante, al haber publicado detalles íntimos del divorcio religioso de Sahagún con Manuel Bribiesca Godoy.

Dice don Julio Scherer, a propósito de su libro La Pareja, que:

A Vicente Fox lo venció su clamoroso triunfo electoral. Y que después del 2 de julio del año 2000 no pudo dar un paso adelante. "Lo que siguió fue su descomposición personal, la descomposición de su liderazgo, de su gobierno, de sus relaciones personales, de su partido, de la política. Marta Sahagún, primero su vocera y más adelante su esposa, fue víctima de su propia ambición y desmesura. Lo quiso todo: el poder, la riqueza, la influencia, el brillo social, la suprema elegancia".

La familia presidencial. El Gobierno del cambio bajo sospecha de corrupción causó, como era de esperarse, muchísima polémica. En él, las autoras, Anabel Hernández y Arelí Quintero, buscaron "desentrañar muchos casos de corrupción al más alto nivel, en una institución que siempre se ha creído intocable". En él, las periodistas hablan, entre otros asuntos de la existencia de un "rancho secreto" del mandatario, de más de 300 hectáreas, en la localidad de San Francisco del Rincón, estado de Guanajuato. El libro también cita "datos" sobre "excesivos gastos" de la primera dama.

Por su parte, Anabel Hernández, en este caso autora sola de Fin de Fiesta en Los Pinos y quien diera a conocer el famoso caso del "Toallagate", escribe en su obra a propósito de uno de los hijos de Marta, y un hermano, que resultaron beneficiados con una concesión de una línea aérea llamada Avolar S.A. y que cuenta con 11 rutas en el país. Los socios son Guillermo Sahagún, hermano de Marta, y Jorge Alberto Bribiesca, hijo de Sahagún. En la contraportada se lee: "La primera dama ofrece hacer lobbying en la cabaña presidencial mientras recibe a cambio lotes de joyas, vestidos y depósitos para los trabajos 'altruistas' de su fundación".

No, nunca habíamos tenido, en nuestro país, una pareja presidencial tan iletrada y que inspirara tantas letras...



Lorenzo Meyer ¡Al diablo con esos desfiles!

Nota original:

El abandono presidencial de celebraciones como las del 1o. de mayo o 20 de noviembre abre la oportunidad de darles una existencia auténtica o que pasen a mejor vida
Conmemoraciones incómodas

El primer desfile del que se retiró el presidente Vicente Fox en su papel de actor central y observador de honor desde el balcón de Palacio Nacional, fue el tradicional desfile del 1o. de mayo, ése de los trabajadores organizados. Ahora resulta que tampoco estará en el del próximo 20 de noviembre, con el que tradicionalmente la élite política del antiguo régimen celebraba los aniversarios de la Revolución Mexicana.

Hay que reconocer que con estas ausencias el primer gobierno del PAN es congruente con su esencia. En efecto, por su naturaleza, el foxismo no debería haberse prestado nunca a asistir y menos a organizar conmemoraciones masivas y corporativas que le ponen en aprietos al obligarle a confrontar la distancia que separa a los valores realmente vigentes en los círculos del gobierno y de quienes le apoyan -los de la derecha- con los que supuestamente se celebran en esas dos fechas, que finalmente son valores de izquierda: la resistencia proletaria y el levantamiento popular contra un gobierno oligárquico.

El cambio presidencial frente a las dos ceremonias mencionadas se da finalmente en el foxismo, pero en realidad ambas conmemoraciones ya habían perdido su sentido para todos los presidentes de la posrevolución. De hecho, el régimen del PRI murió sin haberse atrevido a cancelar unos desfiles sin alma, sin sentido real, porque no estuvo dispuesto a aceptar públicamente lo que todo el mundo sabía: que al menos desde el sexenio presidido por Miguel Alemán (1946-1952), los trabajadores organizados no tenían el respaldo de la clase política sino más bien lo contrario.

Si bien Alemán fue hijo de un no muy distinguido general de la revolución, él y su grupo pertenecían ya a la posrevolución, y en políticas como la agraria, eran los organizadores y garantes de una contrarrevolución. Para entonces, al inicio de la segunda mitad del siglo XX, la verdadera meta gubernamental era industrializar a un México aún rural como el mejor medio para crear una burguesía y en cuyo territorio clasista ellos -los políticos y sus familias- pudieran finalmente ser aceptados como miembros de tan exclusivo grupo. La carrera del propio Alemán es el mejor ejemplo del éxito de este empeño.

El grueso de los participantes en los desfiles de mayo y noviembre era básicamente masas sin entusiasmo formadas por la estructura corporativa creada por el PRI a fines de los 1930 para darse una gran base social. En el evento de mayo, el papel estelar correspondía a la CTM y, luego, al resto de los sindicatos que formaban el sector obrero del partido de Estado. En noviembre, la masa que desfilaba eran básicamente trabajadores de ese Estado y algunos deportistas verdaderos. En los dos casos había poco sitio para la espontaneidad, es decir, para ésa que se aprecia sin dificultad en conmemoraciones realmente populares, como las del 15 de septiembre o el 12 de diciembre.



Símbolo de identidad obrera

El 1o. de mayo quienes se identifican con las clases trabajadoras en todo el mundo rememoran tanto una tragedia, una injusticia, como un reclamo y una esperanza. En realidad fue el 4 de mayo de 1886, no el día 1o., cuando tuvo lugar un choque entre la policía de Chicago y los obreros de la McCormick Harvesting que exigían la jornada laboral de ocho horas. Al ataque policiaco alguien, nunca se supo quién, respondió con una bomba de dinamita y la policía -que tuvo siete muertos- abrió fuego sobre la multitud. Poco después, en 1889, el Congreso Internacional Socialista propuso que el 1o. de mayo -que coincidía con una vieja celebración primaveral de origen europeo y pagano- se recordara en todo el mundo a los "mártires de Chicago" y se celebrara como día del trabajo.

En México, el primer desfile del 1o. de mayo coincidió con el inicio de la verdadera Revolución Mexicana: 1913, cuando acababa de tener lugar el asesinato de Madero y se iniciaba la lucha contra el intento de dar forma a un régimen militar. En 1919, cuando ya estaba asegurado el triunfo del ala conservadora de la Revolución -el carrancismo- la CROM volvió a conmemorar la fecha pero el precio fue el encarcelamiento de algunos líderes. Sin embargo, cuando la alianza CROM-Obregón-Calles fructificó, permitió que la unión sindicatos-nuevo régimen no sólo celebrase en paz el desfile obrero, sino que en 1925 el presidente Calles fuera testigo de honor. Tras describir un gran arco temporal, esta celebración, no ya del "día del trabajo" sino de la alianza gobierno-sindicalismo oficial, llevaría a que en el 2000 el discurso de Ernesto Zedillo no encontrara eco ante 80 mil trabajadores obligados a escucharle y sólo los petroleros, que paladinamente admitieron haber sido pagados para la ocasión, lanzaran porras sin convicción, (Reforma, 2 de mayo, 2000).

Hoy, ya no con uno, sino con varios desfiles obreros, el 1o. de mayo mexicano tiene escenarios plurales, lo que queda de la estructura corporativa va por un lado y los sindicatos independientes, por otro. Por su parte, el presidente Fox decidió que el 1o. de mayo era una buena ocasión para mezclar los elogios a "las y los trabajadores" con otros para los empresarios como parte de una supuesta armonía que, según él, es la característica de una economía con "rostro humano", como la nuestra, (Reforma, 2 de mayo, 2004, 2005 y 2006).



La Revolución

El acto para conmemorar el inicio de la Revolución tuvo como origen una carrera de relevos en 1928, cuando el nuevo régimen estaba en medio de una crisis interna provocada por el asesinato del presidente reelecto Álvaro Obregón. Al año siguiente se efectuó el primer desfile -militar y deportivo- justo cuando acababa de nacer el partido de Estado en su forma de PNR. Para 1930 ese desfile quedó como ceremonia básicamente civil y deportiva, presidida desde el balcón de Palacio Nacional.

El elemento deportivo muy pronto se burocratizó. Y a partir de entonces cada año pasaban frente al balcón presidencial atletas bona fide junto con formaciones de empleados del sector público vestidos como deportistas y haciendo tablas gimnásticas al estilo de la Plaza Roja de Moscú, aunque con menor espectacularidad. Igual que las del 1o. de mayo, las formaciones del 20 de noviembre no eran más que otra manera de sacar periódicamente a la calle y bajo control, a parte de las masas corporativizadas que servía de soporte a un sistema autoritario.



La alternativa

No es justo reclamarle al panismo su nulo entusiasmo por celebraciones de origen popular y revolucionario. Obviamente es contra natura que la derecha celebre la rebeldía obrera o una revolución que puso fin a un "Estado de Derecho" oligárquico, como el porfirista. Es mejor que las celebraciones cívicas de mayo y de noviembre pasen por la prueba de la verdad, que surjan desde la sociedad misma y no desde el gobierno. Que sean producto de un impulso real de celebración o que pasen a mejor vida.

Sería injusto si no hubiera un empeño de al menos una parte de la sociedad actual por recordar los esfuerzos de esos miles de mexicanos que se organizaron bajo la dirección no sólo de Madero sino de Zapata y Villa y de muchos otros personajes menos conocidos pero no menos representativos de los reclamos del Estado llano como los Flores Magón, Pascual Orozco, Primo Tapia, Carrera Torres, Juan Banderas, Adalberto Tejeda y un etcétera muy, muy largo.

Si finalmente el 20 de noviembre sobrevive en la memoria popular, será porque el movimiento al que dio origen significó el esfuerzo colectivo más grande de los mexicanos por superar la enorme injusticia social que significó la estructura social edificada en la Colonia, refrendada en el siglo XIX y desmontada parcialmente tras años de guerra civil y miles de muertos.

Si el 1o. de mayo y, sobre todo, el 20 de noviembre no movieran, como el 2 de octubre, a grupos de la sociedad civil o a los partidos de izquierda a sustituir un desfile burocrático-deportivo por actos nuevos, auténticos o menos artificiales que los del pasado, entonces verdaderamente habría que preguntarse y preocuparse por las razones para que desaparecieran esos signos de identidad colectiva. El abandono presidencial de celebraciones como la marcada por el Plan de San Luis que llamaba a iniciar el 20 de noviembre de 1910, y a las seis de la tarde, un levantamiento armado contra el régimen de Porfirio Díaz, debería verse con gratitud por quien realmente considera que es necesario devolverle su esencia al recuerdo de la que es, según el profesor Friedrich Katz, una de las pocas revoluciones del siglo XX que aún conserva legitimidad y autoridad moral.

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