REFORMA.
Miguel Ángel Granados Chapa.
Los negocios del futbol.
Las seis hectáreas (60 mil metros cuadrados) que han sido hasta ahora asiento del club deportivo Guadalajara, han sido vendidas a una empresa inmobiliaria (que pudiera ser Kilate, de los Bribiesca Sahagún) por una cifra no revelada, quizá mayor que 30 millones de dólares.
Los negocios laterales al muy jugoso del futbol, donde se venden y compran seres humanos en millones de euros o dólares, son infinitos. Jorge Vergara, el dueño del Guadalajara, acaba de practicar uno más, cuya cuantía puede parecer ínfima (pues sólo importa de 30 a 35 millones de dólares), pero revela las posibilidades de multiplicar dinero fuera de las canchas.
El viernes 22 se anunció la venta de las instalaciones de ese club, el de las Chivas rayadas. Situado el predio de seis hectáreas en una zona densamente poblada, donde la colonia Providencia tiene ya severas dificultades de tránsito y de contaminación, fue adquirido por una empresa inmobiliaria a la que no se identificó.
Surgieron, sin embargo, especulaciones sobre dos posibles compradores: el grupo Kilate, al que están asociados los hijos de Marta Sahagún, o una empresa perteneciente al grupo Pegaso, de Alejandro Burillo Azcárraga.La primera conjetura deriva del estrecho nexo que Vergara, el polémico propietario del Guadalajara, ha establecido con la pareja presidencial. Hace no mucho que Juan Pablo Fox Quesada, hermano del todavía presidente de la República es director general de Vegetlán, dedicada a procesar lechugas, que forma parte del Grupo Omnilife, encabezado por Vergara en su meteórica carrera empresarial, iniciada apenas en 1991.
El 5 de febrero de 2004, cuando se afanaba sin freno por construir su candidatura propia, Marta Sahagún de Fox fue madrina en la ceremonia en que se colocó la primera piedra del magno centro cultural y de espectáculos, que lleva por nombre JVC, iniciales del padre de Vergara. Esa celebración fue entonces parte de una de las fastuosas convenciones de Omnilife, convenientemente llamadas Stravaganza.
Siempre exageradas, en aquella ocasión la reunión costó alrededor de 2 millones de dólares. Uno de ellos se destinó a pagar al elenco artístico contratado, en que sobresalió Mariah Carey, que llegó y salió de Guadalajara en uno de los aviones privados de Vergara, y cobró más de medio millón de dólares. El otro millón se empleó para pagar el traslado a México de los distribuidores de Omnilife, dispersos en 14 países, que venden mil millones de dólares al año.
Fundado hace un siglo, el club Guadalajara adquirió hace 40 años el extenso predio en lo que hoy es la confluencia de Colomos y López Mateos. Además del valor sentimental que tiene para miles de aficionados y miembros del club (del que son sólo clientes, desde que Vergara adquirió la propiedad de la institución), con la venta del terreno puede perderse un valioso conjunto de instalaciones deportivas, entre ellas una alberca olímpica así como canchas y pistas para la práctica de otros deportes y no sólo futbol. En su lugar serán erigidos un centro comercial y torres de departamentos.
Antes de vender, Vergara tramitó la autorización correspondiente, aprovechando contradicciones entre el Plan parcial de desarrollo urbano de la zona (distrito dos Minerva número 6 Providencia norte) que obliga al uso de suelo para espacios verdes, y el Programa de centro de población donde el predio ha sido clasificado para uso mixto central, lo que permite dedicarlo al comercio y a la construcción de viviendas.Francisco Cárdenas Moreno ha advertido a los compradores de la extensa propiedad que podrían tener problemas legales. Él encabeza al breve grupo de 25 antiguos miembros de la asociación civil que se opusieron a la venta del club a Vergara.
Como lo recuerdan bien los aficionados al balompié, y en particular las legiones de seguidores de las Chivas, en octubre de 2002 Vergara hizo a los casi dos centenares de socios del Guadalajara una oferta muy difícil de resistir. Ofreció a cada uno comprar su participación en 6 millones de pesos, pagaderos a plazos. Deportiva y financieramente el club pasaba por una crisis y la mayor parte de los requeridos cedieron a la tentación.
Vergara recibió el beneplácito de 172 miembros de la asociación civil que aceptaron transformar esa organización en una sociedad anónima, de que recibieron acciones que a su vez endosaron al adquiriente. Cárdenas Moreno, que entonces presidía la asociación, encabezó a los renuentes, que han sostenido durante casi cuatro años diversos procesos para que las operaciones legales se declaren nulas. En realidad, los socios estaban imposibilitados para convertirse en accionistas. Hubieran tenido que disolver la asociación civil, lo que evitaron para que sus bienes no fueran a dar a la beneficencia pública.
Vergara se encuentra fuera de México, en unas largas vacaciones de dos meses, que ha pasado en la India. Aunque su arrogancia lo conduce a encarar situaciones que generan daño a otros, parece que esta vez prefirió hacer mutis y no enfrentarse a la nostalgia de quienes verán a principios del año próximo arrasar las canchas y derruir los edificios del club, entre los que destaca el salón de trofeos. Pero como la añoranza no tiene valor de mercado la operación irá adelante para redondear el magnífico negocio realizado por el dueño de Omnilife cuando entró al futbol. Aunque el monto de la venta que lo puso al frente del Guadalajara importó unos 100 millones de dólares, el nuevo dueño recibiría, según contratos ya celebrados, más de dos tercios de esa suma en los siguientes cinco años. Entre 2003 y 2008 Televisa y Sky pagan al Guadalajara 65 millones de dólares por cesión de derechos de transmisión de sus partidos y por la publicidad fija en el estadio.
Cajón de Sastre.
A propósito de Juan Pablo Fox: Acuso recibo del libro En el nombre de mi hijo, publicado por Grijalbo, donde se narra una terrible historia de despojo y violencia en que el protagonista es el hermano menor del presidente de la República. La escribe el doctor Edgar Arroyo, ingeniero egresado del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, con posgrados en Europa y Estados Unidos. Fundador y presidente del Grupo industrial Aguascalientes y del Instituto Protengía, dedicados al desarrollo e investigación de productos no transgénicos para la atención de enfermedades crónico-degenerativas. Sin necesitar de su apoyo, cedió ante el interés de Juan Pablo Fox por participar en uno de sus proyectos, llamado Andy como un hijo del doctor Arroyo afectado por una de esas enfermedades. El subtítulo de la obra: "Para él significa su libertad, para el clan Fox un negocio millonario", revela la hondura de la tragedia que lo llevó del éxito profesional a un proceso penal amañado tras una detención ilegal y violenta.
Correo electrónico: miguelangel@granadoschapa.com
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martes, septiembre 26, 2006
LOS NEGOCIOS DEL PODER.
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 2:16 p.m.
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