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sábado, agosto 26, 2006

EL MODELO DE PAIS QUE QUEREMOS.

Modelos de país.

Sergio Gómez Montero.
Para Sonia Flores y Palabra de Mujer.

En las comunicaciones multivariadas que cotidianamente uno establece por Internet, para mí una de las más enriquecedoras es la que desde tiempo atrás mantengo con compañeros argentinos que desde su trinchera alimentan el pensamiento de quienes resisten las oleadas de un neoliberalismo que tiende a atosigar la vida cotidiana de todos los países del mundo.

Así, por estos días, he recibido dos escritos, uno de Alejandro Horowitz, sociólogo, y otro de Silvia Bleichman, psicoanalista (su libro “No me hubiera gustado morir en los 90” es actualmente de gran impacto en su país) que en mucho me han ayudado a comprender los acontecimientos de nuestro México actual.

En ellos, tanto Horowitz como Bleichman analizan dos tesis centrales.Una, la resignificación simbólica continua de la vida cotidiana dentro del neoliberalismo, en donde éste, para permanecer y continuarse, tiene que actualizarse de manera continua para mantener sometida a la población por medio de mecanismos diversos, cuya raíz es el consumo desatado (“Consumo luego existo”) que particularmente alimenta a las clases medias (léanse, al respecto, los tristes libelos actuales de Germán Dehesa).

La otra tesis es la que tiene que ver con que, en la vía de los hechos, desplazar al neoliberalismo del control social mundializado va a tener que ser con movimientos revolucionarios de naturaleza diversa, como los que hoy están atravesando virtualmente a todos los países del Cono Sur de nuestro continente y que han adquirido facetas múltiples y que se distinguen por el “valor esperanza” que los caracteriza.

Lo anterior tiene sentido acá toda vez que, desde el momento de iniciarse la lucha electoral reciente, hubo dos modelos de país en pugna. Uno, el de los panistas y priistas, que defendiendo los intereses del neoliberalismo (de ahí, la ofensiva brutal de los medios de comunicación y de los grupos empresariales del País, que se fueron y se siguen yendo con todo en contra del otro modelo) no dudó nunca en, aún con fraude, mantener el control del País; de ahí las campañas de terror y miedo que encabezaron, las elecciones de Estado que operaron (todavía hoy, de manera cínica Fox proclama ya, antes que el Trife, a Calderón Presidente) y su disposición para reprimir hoy a quienes estamos tratando de impulsar un movimiento popular que nos permita darle vida a una nueva República.

Allí, en ese modelo de país neoliberal se inscriben, por ejemplo aquí en Baja California, los transas de Anaya Curiel y Ernesto Ruffo en Punta Colonet, los bochinches en los que anda metido aún Eugenio Elorduy con la instalación de Sempra en Baja California o los negocios poco limpios (Gallos Caliente) que impulsa cínicamente Jorge Hank Rhon.

El otro modelo de país, que va adquiriendo fuerza y presencia más allá de lo electoral, es aquél que, desde las elecciones, propugnaba por manejar de manera diversa la vida social, que le pusiera un freno a la impunidad, al desempleo, a la pobreza, al pragmatismo, la desubjetivación, a la supervivencia en el límite y a la deshumanización que propicia todo régimen neoliberal, que hoy ha pasado, para saldar sus deudas sociales, como lo anuncia Feli-Pillo Calderón, de la compasión a la caridad, pero que no afloja en la concentración de la riqueza y por ello la pobreza sigue creciendo en México de una manera impresionante.

Este modelo de país, esta nueva República, tendrá uno de sus momentos culminantes el próximo 16 de septiembre, cuando al celebrarse la Convención Nacional Democrática se anuncien toda una serie de medidas que permitirán ir concretando en el País al poder popular, para reivindicar así al País que fue engañado, al que se le cometió fraude y al que se le quiere imponer un Presidente espurio.

En esa fecha, ese País va a dar una muestra de sus dimensiones y de su fortaleza.Cada día, pues, los dos Méxicos que actualmente existen irán delineando cada vez con mayor claridad qué persiguen y cómo van a conseguirlo.

Comento: A propósito de Germán Dehesa, transcibo íntegro un post del senderodefecal que nos permite conocer mas a fondo lo que comenta Sergio Gomez Montero hoy en su columna:

GERMAN DEHESA VALDES Y SU "ESTILO PARA SEÑORAS TELENOVELERAS"
Me encuentro este post rondando la red y no dude en traerlo,por cierto hace ya un buen rato escuche a Flor Berenguer decir que Germancito es fanatico de Salinas de Gortari,ya que este pelon tranza,le pago la operacion de corazon a la que se sometio hace varios años,con cargo al erario (y si fue al bolsillo de salinas,no hay la menor diferencia,Salinas tenia al erario en su bolsillo) cosa que Germancito siempre ha negado con toda la "hombria que le caracteriza".

Germán Dehesa ValdésLo vi por primera vez hace como quince o poco más años en un programa de tv llamado La almohada y allí mentaba a unos monitos que él denominaba “quitapesares”; me pareció mamón.

Luego, allá por el 94, le escuché una conferencia en el paraninfo de la Universidad Autónoma de Chuihuahua, y me pareció otra vez mamón.

Años después le leí algunas columnas de Reforma, y de nuevo me pareció mamón.

El año pasado lo vi presentar a Vargas Llosa en una sala abarrotada de la Feria Internacional del Libro, en Guadalajara, y volvió a parecerme mamón.

Ahora, con la oportunidad de leer su columna en un periódico ajeno a mi comarca, Germán Dehesa me inspira el mismo parecer: es un mamón, el ocurrenciólogo que toda gordinflona burguesía necesita para sentir que ejerce el sano ejercicio de la lectura y de la crítica.

Instalado en una serenidad de modales teatralmente refinaditos y en un gran saber enciclopédico (Salvat), Germán Dehesa es, según es fama, una empresa en sí mismo.

Todo él es una marca registrada, pues tiene seguidores en el país entero y es de los pocos que en México han hecho caca el mito del intelectual jodido.

Cómo no. Su columna, sus libros, sus presentaciones públicas son todo un acontecimiento, y se cuentan por miles las señoras que lo veneran más que las quinceañeras a Luis Miguel o que los académicos a Habermas.

No tiene pierde: el humor de Dehesa es un humor para señoras, a menos que los hombres con los que converso se apenen en confesar ese gusto como se apenan siempre al afirmar que ven telenovelas.

De los treinta elogios que le han hecho frente a mí, treinta provienen de ese grupo social conformado por amables damas que se sienten frente Dehesa como Paty Chapoy frente a Pedrito Sola: en plena confianza, junto al amigo y confidente.

El columnista sabe de esa química y la explota, por eso sus entregas son una especie de chismorreo personal salpicado de agudas ironías contra el sistema político mexicano y contra todo el mécsican güey of life.

Leerlo es asistir a la pirotecnia de la banalidad, como veo en las columnas que tengo aquí a la mano: “Hoy desayuné, lo juro, un tazoncito de melón, ¡seis almendras! y café al gusto (no sé al gusto de quién, pero así dice). Dehesa sufre, aunque confieso que estoy pagando una deuda que comencé a acumular la Navidad pasada y que hoy me tiene con una silueta de perfil que parece o de Hitchcock, o de alguien que se hubiera tragado un Volkswagen. Pero ahora sí, nada ni nadie me detendrá hasta que quede como Agustín Lara. Insisto: Dehesa sufre”.

No lo cito mal ni hay mala leche en la elección del párrafo, pues todos andan en ese mismo mamón tenor que hasta se da el lujo de habilitar la tercera persona para referirse a sí mismo, como Hugo Sánchez: “Dehesa sufre”, nos lloriquea Dehesa, risueñamente.

Además, con su moda de poner apodos, su grado de malditez complace con delectación al público que lo encuentra fascinante; así, a Enrique Peña Nieto, el góber precioso del Estado de México, le dice Jimmy Neutrón (jajaja, ríen muchas señoras); al actual consejero presidente del IFE lo apoda Pericles Adams Ugalde (jajaja, ríen muchas señoras) y al Peje le dice Cayo Calígula AMLO (jajaja, siguen riendo las mismas muchísimas señoras).

No sé cómo puede llegar a ser famoso y opulento, en la medida en la que puede serlo quien aporrea teclados, un tipo como Germán Dehesa, alias el Loco Valdés del periodismo mexicano. Para mí, declarar admiración por este sujeto equivaldría a difamarme.

Así que perdón, pero yo lo aborrezco.

posted by Ruta Norte Laguna.

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