Hoy escribe Rosario Ibarra de Piedra algo que es tremendamente actual:
Las tremendas "comillas".
"Vaya usted -dicen que le dijo el cura pueblerino a la pecadora-, vaya usted a desplumar una gallina, suba al campanario y arroje al viento todas las plumas; después baje y recójalas hasta que no quede ninguna por allí regada... entonces vuelva aquí y podré perdonarle su pecado". El pecado era la mentira que se dispersaría como aquellas plumas al viento, que sería imposible recoger, atajar o sepultar, y todavía en los años de aquel suceso, era duramente criticado y de igual manera castigado.
En la niñez de aquellos años, mentir era lo más terrible que pudiéramos hacer, y solíamos escuchar de algunos maestros frases que llenaban de temor nuestras almas párvulas: "Hay que reprimir severamente la mentira en los niños", y la verdad era que los niños no mentíamos... pero escuchábamos muy seguido la mendacidad de los adultos y pensábamos, no sin cierta lógica, que debería haber una edad para mentir.
Puedo decir de mí que tuve la suerte y la dicha de vivir en un hogar en el que no se mentía.
Mis amados padres solían decir la verdad, y a veces tenían que agregar aquello de "aunque te duela", porque la verdad, la refulgente verdad, como un rayo intenso de luz o como el tañer de una gigantesca campana, lastima a quien la escucha, a quien la ve o a quien la palpa, cuando la enfrentan a su mentira.
Aprendí a no mentir y desde hace más de 30 años, la verdad de lo que he visto y escuchado me ha estragado el alma de tanto dolor, y el ver crecer la mentira como plaga, la simulación, la hipocresía, la falsedad, el engaño oficial, he reforzado aquel aprendizaje de mi niñez, y digo la verdad "aunque les duela". Y es preciso decirla, recalcarla, machacar con ella, golpear con su contundencia a la mentira oficial, a la mentira que se ha vuelto común y cotidiana, casi el "pan de cada día", el pan amargo de los pobres, el pan amasado con hiel que nos quieren dar a las madres de los desaparecidos...
Por si esto fuera poco, hay que enfrentar también la práctica mendaz de algunos medios; la tergiversación de las expresiones dichas con sinceridad; la mentira teñida de amarillo que atrae a las mentes perversas o morbosas; el odio de quienes mienten desde sus sitiales inexpugnables, hacia quienes decimos la verdad con nombre y apellido.
Desde hace más de 30 años, cuando empecé a luchar por que se hiciera justicia en mi pobre patria, tropecé con la cerrazón de quienes no querían o no sabían escribir la verdad que les decía casi a gritos. Afortunadamente, no fueron los más, sino "los unos cuantos" los que jamás entenderán lo que significan la injusticia, la perversidad y la contumaz conducta ilícita del poder al cual "se perecen por servir". Perdí mucho tiempo enviando "desmentidos" o cartas aclaratorias que nunca cumplieron su cometido... ¡porque jamás fueron publicadas!... Opté por no hacerlo más, porque quienes me conocen saben cómo pienso y qué puedo decir, y qué puedo hacer, y además saben de mi lealtad a la causa que me mueve, que no es poca cosa, porque se trata de la vida y la libertad de los desaparecidos, que es sagrada para mis compañeros, para mi familia y para mí, además de la profunda convicción que me mueve a luchar siempre con "los de abajo", como lo hacían mi hijo y sus compañeros, y los viejos y los nuevos revolucionarios de este país...
Por eso opté por hacer caso omiso de quienes tuercen, tergiversan y cambian frases y párrafos enteros a su antojo, haciendo uso indebido y abuso de esos diminutos apóstrofos: las tremendas comillas.
Hay te hablan Milenio, hay te hablan Reforma, etc. etc.
Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.



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martes, junio 06, 2006
MI RECONOCIMIENTO A DOÑA ROSARIO.
Publicadas por
Armando Garcia Medina
a la/s
5:30 p.m.
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