Salinas, al consolidar el neoliberalismo, fue el papá de Zedillo, Fox y Calderón
1. El expresidente Carlos Salinas reaparece retando, con ganas de polemizar, con un nuevo libro: La “década perdida”. 1995-2006. Neoliberalismo y populismo en México. Señala que los gobiernos de Zedillo y Fox, pero también el de López Obrador en la capital de la República, llevaron al traste al país en lo económico, en lo político y en lo social; dejaron una población sumida en la miseria y en la desesperanza, en el egoísmo y en la soledad. López Obrador (dice) es el máximo exponente del populismo autoritario, que no es otra cosa que la restauración del viejo PRI. Es el populismo de los programas clientelares, para quien el pueblo es una masa disponible, sin capacidad para conducir organizadamente su destino; el populismo de las obras de relumbrón sin sustento financiero transparente, sin rendición de cuentas, que debilita a las instituciones y al estado de derecho y que pretende perpetuarse en el poder. (Ver Proceso)
2. No olvidar que el neoliberalismo se impuso en México y en el mundo al iniciarse la década de los 80 con la fuerza económica y militar de los gobiernos de Reagan y la Thatcher. En México fue el presidente De la Madrid quien puso en marcha el neoliberalismo en 1982 y el personaje más importante de su gobierno fue Salinas de Gortari. Aunque Bartlett y Silva Hérzog eran presidenciables, Salinas era el que dominaba al presidente, como más tarde se demostró al eliminar a sus competidores. Daba la impresión (hubo muchas muestras) que ante el carácter débil del presidente y la siniestra habilidad de Salinas, éste funcionaba algo así como “el poder tras el trono”. Así que desde 1982, en el proceso privatizador de las empresas paraestatales y en su venta masiva a empresarios privados, intervino abiertamente el Secretario de Programación y Presupuesto que buscaba manejar también la secretaría de Hacienda.
3. El gobierno de Salinas (1988/94) consolidó el neoliberalismo en México y su política privatizadora se convirtió en la base de los programas de los siguientes gobiernos de Zedillo, Fox y Calderón. Salinas, al lanzar en su reciente libro acusaciones contra las presidencias de Zedillo y Fox, así como contra López Obrador, parece (como dicen en México) “el burro hablando de orejas”, es decir, acusa a Zedillo y Fox como neoliberales cuando fue él mismo el que consolidó ese modelo en el país y hace lo mismo contra el “populismo” de AMLO cuando el mismo (Salinas) quiso engañar al pueblo con un demagógico programa de solidaridad (Pronasol) exclusivamente político y manipulador. Salinas se muerte la cola, por eso no podrá engañar a nadie con ese libro con el que quiere limpiar su imagen. Quiere como el argentino Ménem y el peruano Fujimori (traidores de sus pueblos), regresar con bombo y platillo a la escena política.
4. Lo que no se puede negar es que este personaje (Salinas) sigue teniendo fuerza política. Ninguna entre la población trabajadora, aunque sí mucha entre los políticos del PRI y del PAN que aún siguen ocupando altos cargos. ¿Puede acaso el PAN olvidar que después del apoyo que le brindó a Salinas para asumir la presidencia, gracias a él obtuvo las primeras gubernaturas, los millonarios financiamientos, así como el “cumplimiento de su viejo programa” privatizador de tierras, relaciones con el Vaticano, apertura del petróleo a la inversión privada, etcétera? Salinas está disgustado con Zedillo por aquello del encarcelamiento del hermano “incómodo” que saqueo riquezas del país y expuso a la vista del mundo la gran corrupción imperante de su sexenio; pero no podrá desligarse del neoliberalismo que le puso como apellido “social” para desviar las críticas. La realidad es que el cinismo de los juicios del autor del libro no tiene límites.
5. Como si no fuera el papá del neoliberalismo en México Salinas escribe y describe bien, pero con un cinismo que da ganas de arrojar un vómito en su cara. Dice: “La esencia del neoliberalismo está en su fundamentalismo de mercado… Los gobiernos neoliberales convirtieron en doctrina el llamado Consenso de Washington. Todo en el marco de un país (México) postrado social y económicamente, pues en unos cuantos años entregaron el sistema de pagos, duplicaron la deuda pública y lo contaminaron de la enfermedad holandesa. Entre los neoliberales el mercado representó la realidad absoluta, el crecimiento económico fue una meta privada. En lo social promovieron el asistencialismo: el apoyo individualizado, focalizador, impuesto desde la autoridad para debilitar la organización popular… El resultado final fue el egoísmo y la soledad”. Sin duda Salinas tiene razón en la descripción que hace del neoliberalismo, pero se muerde la lengua.
6. En cuanto al petróleo, asunto que ha iniciado su discusión en México para evitar su privatización por el gobierno de Calderón, Salinas escribe: “Al término de la década neoliberal (1995/2006), PEMEX resultó una empresa prácticamente quebrada. Al final de 2005 Pemex tenía activos por un valor de 84 mil millones de dólares (MMD) pero pasivos (deudas más exigencias laborales) por 81 mil millones. Para 2006, la deuda reconocida de PEMEX ascendió a 614 mil millones de pesos (el doble que en 2001), cifra a la que había que incluir los Pedigueras acumulados por 42 MMD. El valor contable de PEMEX se volvió negativo durante el neoliberalismo. Los recursos derivados de aumentos temporales del precio del petróleo no se invirtieron en un fondo de contingencia. El neoliberalismo hizo un uso inadecuado del ingreso por los altos precios del petróleo que no se canalizaron para nuevas exploraciones de PEMEX”.
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2. No olvidar que el neoliberalismo se impuso en México y en el mundo al iniciarse la década de los 80 con la fuerza económica y militar de los gobiernos de Reagan y la Thatcher. En México fue el presidente De la Madrid quien puso en marcha el neoliberalismo en 1982 y el personaje más importante de su gobierno fue Salinas de Gortari. Aunque Bartlett y Silva Hérzog eran presidenciables, Salinas era el que dominaba al presidente, como más tarde se demostró al eliminar a sus competidores. Daba la impresión (hubo muchas muestras) que ante el carácter débil del presidente y la siniestra habilidad de Salinas, éste funcionaba algo así como “el poder tras el trono”. Así que desde 1982, en el proceso privatizador de las empresas paraestatales y en su venta masiva a empresarios privados, intervino abiertamente el Secretario de Programación y Presupuesto que buscaba manejar también la secretaría de Hacienda.
3. El gobierno de Salinas (1988/94) consolidó el neoliberalismo en México y su política privatizadora se convirtió en la base de los programas de los siguientes gobiernos de Zedillo, Fox y Calderón. Salinas, al lanzar en su reciente libro acusaciones contra las presidencias de Zedillo y Fox, así como contra López Obrador, parece (como dicen en México) “el burro hablando de orejas”, es decir, acusa a Zedillo y Fox como neoliberales cuando fue él mismo el que consolidó ese modelo en el país y hace lo mismo contra el “populismo” de AMLO cuando el mismo (Salinas) quiso engañar al pueblo con un demagógico programa de solidaridad (Pronasol) exclusivamente político y manipulador. Salinas se muerte la cola, por eso no podrá engañar a nadie con ese libro con el que quiere limpiar su imagen. Quiere como el argentino Ménem y el peruano Fujimori (traidores de sus pueblos), regresar con bombo y platillo a la escena política.
4. Lo que no se puede negar es que este personaje (Salinas) sigue teniendo fuerza política. Ninguna entre la población trabajadora, aunque sí mucha entre los políticos del PRI y del PAN que aún siguen ocupando altos cargos. ¿Puede acaso el PAN olvidar que después del apoyo que le brindó a Salinas para asumir la presidencia, gracias a él obtuvo las primeras gubernaturas, los millonarios financiamientos, así como el “cumplimiento de su viejo programa” privatizador de tierras, relaciones con el Vaticano, apertura del petróleo a la inversión privada, etcétera? Salinas está disgustado con Zedillo por aquello del encarcelamiento del hermano “incómodo” que saqueo riquezas del país y expuso a la vista del mundo la gran corrupción imperante de su sexenio; pero no podrá desligarse del neoliberalismo que le puso como apellido “social” para desviar las críticas. La realidad es que el cinismo de los juicios del autor del libro no tiene límites.
5. Como si no fuera el papá del neoliberalismo en México Salinas escribe y describe bien, pero con un cinismo que da ganas de arrojar un vómito en su cara. Dice: “La esencia del neoliberalismo está en su fundamentalismo de mercado… Los gobiernos neoliberales convirtieron en doctrina el llamado Consenso de Washington. Todo en el marco de un país (México) postrado social y económicamente, pues en unos cuantos años entregaron el sistema de pagos, duplicaron la deuda pública y lo contaminaron de la enfermedad holandesa. Entre los neoliberales el mercado representó la realidad absoluta, el crecimiento económico fue una meta privada. En lo social promovieron el asistencialismo: el apoyo individualizado, focalizador, impuesto desde la autoridad para debilitar la organización popular… El resultado final fue el egoísmo y la soledad”. Sin duda Salinas tiene razón en la descripción que hace del neoliberalismo, pero se muerde la lengua.
6. En cuanto al petróleo, asunto que ha iniciado su discusión en México para evitar su privatización por el gobierno de Calderón, Salinas escribe: “Al término de la década neoliberal (1995/2006), PEMEX resultó una empresa prácticamente quebrada. Al final de 2005 Pemex tenía activos por un valor de 84 mil millones de dólares (MMD) pero pasivos (deudas más exigencias laborales) por 81 mil millones. Para 2006, la deuda reconocida de PEMEX ascendió a 614 mil millones de pesos (el doble que en 2001), cifra a la que había que incluir los Pedigueras acumulados por 42 MMD. El valor contable de PEMEX se volvió negativo durante el neoliberalismo. Los recursos derivados de aumentos temporales del precio del petróleo no se invirtieron en un fondo de contingencia. El neoliberalismo hizo un uso inadecuado del ingreso por los altos precios del petróleo que no se canalizaron para nuevas exploraciones de PEMEX”.
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