El Sendero de México

Hace años cuando Victor me invitó a escribir en el Sendero nunca me imágine el impacto que tendrían las opiniones de nosotros los ciudadanos de a pie.
Los motivos para seguir provocando que la úlcera retrograda e intolerante de nuestros opositores sangre copiosamente son pocos y se puede resumir en uno sólo: convicción.
Este término romántico es el motor que nos mueve y prueba de ello es que a lo largo de todos estos años no he recibido un sólo centavo por colaborar, y nunca, y repito nunca, he recibido línea de nadie interno o externo.
Y este es uno de los problemas de los medios que nos quieren sacar de línea.
Las libertades se deben explorar desde todos los extremos el Sendero ha ido más allá de reproducir opiniones, el Sendero ha sido capaz de cambiar la forma en cómo nosotros los ciudadanos nos expresamos libremente gracias a la maravilla tecnologíca que es Internet. Internet hace que mis opiniones sean tán válidas como el más perfumado y petulante lector de noticias de horario estelar y ese es el otro problema de los medios: temen a una competencia incorpórea que les cuestiona y señala con todas las bases morales. Para ellos la noticia es un negocio, para nosotros la realidad son la noticia. La critica es además una obligación moral ante la situación nacional. En un país con más de 50,000,000 de pobres algo no debe andar bien y es obligación de los demás señalar esas deficiencias, es obligación mientras la situación no cambie. ¿Acaso se espera una religiosa resignación a los designios de chaparro en turno?. Ni Madres.

Federico Arreola menciona, con su característica elegancia, nuestro florido lenguaje y en lo personal acepto de buena gana la crítica al respecto pero Federico, ¿Que sería de nosotros si no podemos mentarle la madre a tal o cual diputado, presidente o artículista en nombre de millones que no tienen la voz ni la oportunidad? y respondo: seríamos como los demás, moldeados por los golpes del dinero, calladitos cual puta a la que se le paga para cerrar la boca.
Es gracias a esto que el Sendero es ya referencia nacional. Somos una utopía realizada y temida por los de siempre, los de allá arriba que con sus monóculos, sirvientes y modales amanerados nos observan crecer como la amenaza que representamos a sus controles de opinión. Aquí no pueden corrernos a nadie, no pueden poner el bozal como a sus esposas o empleados, aquí se la pelan. Y además escribir en el Sendero es divertido, no creerían desde donde escribo estas líneas en este momento, seguramente si me llagaran a descubrir me enviarían a Almoloya o San Juan de Ulúa para ocultar sus ineptitudes.

Ayer eramos sólo tres, hoy somos cientos, miles, quizá millones quienes hacemos el Sendero. Muchos han encontrado la inspiración necesaria para actuar; muchas mujeres y hombres valientes se han enfrentado a los poderes de su localidad y enfrentado sus temores y sufrido el acoso y persecución posterior a la protesta.
Sólo por leer el Sendero.

Debo reconocer que parte del éxito del Sendero se debe a los mismos medios. He compartido la fortuna de ser entrevistado por diarios nacionales y extranjeros quienes buscan una explicación para la fenómenal proyección del Sendero, mi respuesta siempre ha sido la misma: Hablar como el pueblo habla, reclamar lo que al pueblo pertenece y nunca someterse más que a la ley.
Lo curioso es que luego de terminadas de esas entrevistas tan pomposas corro a la tienda por la leche antes de que cierren pues no tengo priority pass en ningún lado, ni influencias con diputados, ni con el señor de la tienda; no dejo de ser un ciudadano común.

En fin, creo que esa úlcera intolerante se gangrenará algún día y no habrá poder ejecutivo que decrete una enfermedad diferente y será entonces que tal vez el Sendero sea sólo un recuerdo cuando el País era regido por el facismo, el asesinato político, el hambre y la pobreza, la corrupción, el fraude y el latrocinio.

Tranquilos diputados, lo anterior no es una amenaza ni una difamación; es una promesa.

Morfo Fuera.

PD: Saludos a los amigos del Foro del Sendero