De Rubén Alonso, exconductor del programa Cosa Pública de Radio Metrópoli y ahora, funcionario en los programas de transparencia del gobierno del Estado de Jalisco:
DEMOCRACIA COSTOSA
El próximo 25 de abril comenzarán las Jornadas Ciudadanas de Reflexión y Análisis para la Modernización y Reformas Electorales, convocadas por el Instituto Federal Electoral (IFE), en colaboración del PNUD, la Unión Europea y el Centro de Asesoría y Promoción Electoral del Instituto Interamericano de Derechos Humanos. Serán en tres momentos, con seis ejes temáticos que concluirán el 22 de junio, y sus resultados se entregarán al Congreso de la Unión (información en www.ife.org.mx).
Para hacer oír su voz, diversas organizaciones ciudadanas, así como ciudadanos sin grupo, reflexionan y ponen sobre la mesa lo analizado, durante años y diversos procesos electorales. En particular, pesa el proceso electoral 2005-2006, donde lo más valioso, la confiabilidad, quedó en entredicho.
Un tema no marcado explícitamente para las jornadas es el proceso e integración del Consejo General del IFE. Se trata de un tema, que por salud democrática debe abordarse sin tapujos, pues es ahí donde el “pecado original” ha pervertido la naturaleza de los órganos electorales (así como otros) que son integrados en la Cámara de Diputados, y a escala local en las respectivas Legislaturas.
Mientras los jugadores (partidos políticos) sigan repartiéndose a modo y por cuotas a los árbitros (consejeros), los juegos (elecciones) estarán viciados y comprometidos de inicio a fin.
Otro tema, escalofriante, y que saldrá a la luz en la segunda jornada, tendrá que ver con “campañas, condiciones de equidad y medios de comunicación”. Los costos ofensivos en un país de millones de pobres muy pobres, y pocos-poquísimos ricos, muy ricos, y la mediocracia combinada con una partidocracia que se ha impuesto en los recientes procesos electorales, tendrán que ponerse sobre la mesa.
En 2007, el IFE y partidos tienen un presupuesto de 7,434 millones de pesos; en siete entidades que concentran el 47 por ciento del padrón electoral nacional (Veracruz, México, DF, Jalisco, Guanajuato y Chihuahua), sus respectivos órganos electorales y partidos tendrán 2,080 millones de pesos. Es decir, estructuras y presupuestos dobles para el mismo fin.
Sumados esos presupuestos dan 9,514 millones de pesos, que representan un gasto promedio de 301.72 pesos por segundo, en asuntos partidista-electorales que no han mejorado la calidad de vida de los mexicanos.
Con razón están tan tranquilos los partidos de oposición en Jalisco, para ellos se vale hacer de todo, hasta ser más panistas y pusilánimes que los del mismo PAN, con tal de seguir dentro del presupuesto, este hecho es particularmente visible con el PRI, el PRD y las demás franquicias políticas.
RUBÉN MARTÍN:
LA CRISIS DEL CAPITALISMO EN JALISCO
Entre los decenios de 1970 a 1980 se presentó en esta región del mundo moderno que llamamos Jalisco la manifestación de una crisis del modelo de desarrollo impulsado hasta ese entonces (desarrollismo industrial), pero también se manifestó una crisis medioambiental, una crisis en las formas de legitimación y control político que llevó a la crisis del viejo régimen y a la necesidad de impulsar la alternancia política o electoral, los organismos electorales presuntamente autónomos, las comisiones de derechos humanos y el intento de legitimación de los partidos.
Se presentó además de una crisis de los modelos explicativos que llevaron al cambio en la organización de la producción científica. Los viejos esquemas interpretativos se mostraron incapaces de contar, entender y comprender la complejidad de la reorganización social en curso (de ahí crisis de las divisiones disciplinares y de la organización del trabajo académico). Todas estas manifestaciones de la crisis de un modo de organización social (que son la manifestación regional de la crisis del moderno sistema mundial capitalista) se intentaron resolver de un modo particular:
La crisis económica con el nuevo modelo neoliberal, que cedió el mando de la economía que antes tenían agencias económicas locales y nacionales, a la iniciativa privada, especialmente a las agencias económicas transnacionales.
En el ámbito de la crisis medioambiental se crearon primero la Comisión Estatal de Ecología y luego la Secretaría de Medio Ambiente. Se creó en 1992 la Comisión Estatal de Derechos Humanos para intentar detener abusos de autoridades en contra de ciudadanos, pero esencialmente para buscar legitimación en un contexto en que el gobierno federal pretendía asociarse comercialmente con Estados Unidos y Canadá.
Se reformó el sistema electoral varias veces y el viejo PRI empezó a reconocer triunfos de la oposición para dotar de legitimidad al sistema político de cara al nuevo ciclo económico
En 20 años la población de esta región del sistema-mundo ha tratado de ser llevada a un nuevo modelo de desarrollo económico, con pretendidas nuevas reglas de legitimación política y con supuestos contrapesos a los abusos de la autoridad, con instrumentos para la defensa de los derechos humanos, del medio ambiente, del derecho al voto, con nueva forma de organización del conocimiento científico (reforma a la UdeG), con organismos procuradores de la transparencia (Itei) y de la rendición de cuentas (ASEJ).
Todo ha resultado un fracaso. Ahora todos esos intentos de salida a la crisis manifestada en la década de 1970 se encuentran erosionados y deslegitimados. El capitalismo en Jalisco se encuentra en crisis.
El modelo económico no da suficientes empleos y los que existen son mal pagados y con precarias condiciones de trabajo; los servicios prestados por el estado van a la baja; hay una crisis de la autoridad, y el sector formal del sistema (vale decir las formas de trabajo asalariado, de control del pago de impuestos, de participación política bajo el monopolio de los partidos y el respeto a las leyes que no son impunemente violadas por los de arriba) es insuficiente y está erosionado y agotado. No tiene un proyecto nuevo, ni más eficaz ni atractivo. Sus fórmulas están agotadas, como muestran las ofertas de gobierno de Felipe Calderón o de Emilio González Márquez.
De ahí la vitalidad que se manifiesta en el sector “informal” del sistema: las menuderías en las mañanas, las fondas por las tardes y las cenadurías y puestos de tacos en las noches; los mercados barriales como los de Santa Tere, colonia del Fresno y San Andrés; los tianguis como el Baratillo o Polanquito; los puestos y talleres callejeros de cualquier cosa; el poderío de la delincuencia; las resistencias a la dominación, las comunidades que se organizan de manera autónoma, la evasión fiscal, el abstencionismo, el hartazgo y el desprecio hacia la política profesional y sus formas corruptas de actuación, las incipientes formas de organización política autónoma…
Ante el evidente agotamiento del repertorio de ofertas de salida a la crisis que ofrecen los sectores dominantes, en Jalisco, como en otras partes de América Latina, las alternativas vendrán sin duda de las comunidades, barrios y organizaciones populares que en la práctica están produciendo vínculos de socialización alternativos a los del capitalismo y de sus grupos dirigentes.
rmartin@publico.com.mx
No hay que olvidar, que Jalisco es el tercer estado que más mexicanos expulsa al exterior, con todo y sus corredores industriales, destinos turísticos y demás. La realidad cotidiana del estado y del país efectivamente demuestran el alcance del fracaso neoliberal.
DEMOCRACIA COSTOSA
El próximo 25 de abril comenzarán las Jornadas Ciudadanas de Reflexión y Análisis para la Modernización y Reformas Electorales, convocadas por el Instituto Federal Electoral (IFE), en colaboración del PNUD, la Unión Europea y el Centro de Asesoría y Promoción Electoral del Instituto Interamericano de Derechos Humanos. Serán en tres momentos, con seis ejes temáticos que concluirán el 22 de junio, y sus resultados se entregarán al Congreso de la Unión (información en www.ife.org.mx).
Para hacer oír su voz, diversas organizaciones ciudadanas, así como ciudadanos sin grupo, reflexionan y ponen sobre la mesa lo analizado, durante años y diversos procesos electorales. En particular, pesa el proceso electoral 2005-2006, donde lo más valioso, la confiabilidad, quedó en entredicho.
Un tema no marcado explícitamente para las jornadas es el proceso e integración del Consejo General del IFE. Se trata de un tema, que por salud democrática debe abordarse sin tapujos, pues es ahí donde el “pecado original” ha pervertido la naturaleza de los órganos electorales (así como otros) que son integrados en la Cámara de Diputados, y a escala local en las respectivas Legislaturas.
Mientras los jugadores (partidos políticos) sigan repartiéndose a modo y por cuotas a los árbitros (consejeros), los juegos (elecciones) estarán viciados y comprometidos de inicio a fin.
Otro tema, escalofriante, y que saldrá a la luz en la segunda jornada, tendrá que ver con “campañas, condiciones de equidad y medios de comunicación”. Los costos ofensivos en un país de millones de pobres muy pobres, y pocos-poquísimos ricos, muy ricos, y la mediocracia combinada con una partidocracia que se ha impuesto en los recientes procesos electorales, tendrán que ponerse sobre la mesa.
En 2007, el IFE y partidos tienen un presupuesto de 7,434 millones de pesos; en siete entidades que concentran el 47 por ciento del padrón electoral nacional (Veracruz, México, DF, Jalisco, Guanajuato y Chihuahua), sus respectivos órganos electorales y partidos tendrán 2,080 millones de pesos. Es decir, estructuras y presupuestos dobles para el mismo fin.
Sumados esos presupuestos dan 9,514 millones de pesos, que representan un gasto promedio de 301.72 pesos por segundo, en asuntos partidista-electorales que no han mejorado la calidad de vida de los mexicanos.
Con razón están tan tranquilos los partidos de oposición en Jalisco, para ellos se vale hacer de todo, hasta ser más panistas y pusilánimes que los del mismo PAN, con tal de seguir dentro del presupuesto, este hecho es particularmente visible con el PRI, el PRD y las demás franquicias políticas.
RUBÉN MARTÍN:
LA CRISIS DEL CAPITALISMO EN JALISCO
Entre los decenios de 1970 a 1980 se presentó en esta región del mundo moderno que llamamos Jalisco la manifestación de una crisis del modelo de desarrollo impulsado hasta ese entonces (desarrollismo industrial), pero también se manifestó una crisis medioambiental, una crisis en las formas de legitimación y control político que llevó a la crisis del viejo régimen y a la necesidad de impulsar la alternancia política o electoral, los organismos electorales presuntamente autónomos, las comisiones de derechos humanos y el intento de legitimación de los partidos.
Se presentó además de una crisis de los modelos explicativos que llevaron al cambio en la organización de la producción científica. Los viejos esquemas interpretativos se mostraron incapaces de contar, entender y comprender la complejidad de la reorganización social en curso (de ahí crisis de las divisiones disciplinares y de la organización del trabajo académico). Todas estas manifestaciones de la crisis de un modo de organización social (que son la manifestación regional de la crisis del moderno sistema mundial capitalista) se intentaron resolver de un modo particular:
La crisis económica con el nuevo modelo neoliberal, que cedió el mando de la economía que antes tenían agencias económicas locales y nacionales, a la iniciativa privada, especialmente a las agencias económicas transnacionales.
En el ámbito de la crisis medioambiental se crearon primero la Comisión Estatal de Ecología y luego la Secretaría de Medio Ambiente. Se creó en 1992 la Comisión Estatal de Derechos Humanos para intentar detener abusos de autoridades en contra de ciudadanos, pero esencialmente para buscar legitimación en un contexto en que el gobierno federal pretendía asociarse comercialmente con Estados Unidos y Canadá.
Se reformó el sistema electoral varias veces y el viejo PRI empezó a reconocer triunfos de la oposición para dotar de legitimidad al sistema político de cara al nuevo ciclo económico
En 20 años la población de esta región del sistema-mundo ha tratado de ser llevada a un nuevo modelo de desarrollo económico, con pretendidas nuevas reglas de legitimación política y con supuestos contrapesos a los abusos de la autoridad, con instrumentos para la defensa de los derechos humanos, del medio ambiente, del derecho al voto, con nueva forma de organización del conocimiento científico (reforma a la UdeG), con organismos procuradores de la transparencia (Itei) y de la rendición de cuentas (ASEJ).
Todo ha resultado un fracaso. Ahora todos esos intentos de salida a la crisis manifestada en la década de 1970 se encuentran erosionados y deslegitimados. El capitalismo en Jalisco se encuentra en crisis.
El modelo económico no da suficientes empleos y los que existen son mal pagados y con precarias condiciones de trabajo; los servicios prestados por el estado van a la baja; hay una crisis de la autoridad, y el sector formal del sistema (vale decir las formas de trabajo asalariado, de control del pago de impuestos, de participación política bajo el monopolio de los partidos y el respeto a las leyes que no son impunemente violadas por los de arriba) es insuficiente y está erosionado y agotado. No tiene un proyecto nuevo, ni más eficaz ni atractivo. Sus fórmulas están agotadas, como muestran las ofertas de gobierno de Felipe Calderón o de Emilio González Márquez.
De ahí la vitalidad que se manifiesta en el sector “informal” del sistema: las menuderías en las mañanas, las fondas por las tardes y las cenadurías y puestos de tacos en las noches; los mercados barriales como los de Santa Tere, colonia del Fresno y San Andrés; los tianguis como el Baratillo o Polanquito; los puestos y talleres callejeros de cualquier cosa; el poderío de la delincuencia; las resistencias a la dominación, las comunidades que se organizan de manera autónoma, la evasión fiscal, el abstencionismo, el hartazgo y el desprecio hacia la política profesional y sus formas corruptas de actuación, las incipientes formas de organización política autónoma…
Ante el evidente agotamiento del repertorio de ofertas de salida a la crisis que ofrecen los sectores dominantes, en Jalisco, como en otras partes de América Latina, las alternativas vendrán sin duda de las comunidades, barrios y organizaciones populares que en la práctica están produciendo vínculos de socialización alternativos a los del capitalismo y de sus grupos dirigentes.
rmartin@publico.com.mx
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