Astillero
Sambenito
Breve desliz juarista
Gobierno Pro Curas
Campanas y Te Deum
Cinco días le duró al gobierno calderonista el extraño barniz de juarismo que se había dado para conmemorar el natalicio del héroe de Guelatao, reiteradamente descalificado por la derecha mexicana. Casi masónico, rozando el grado 33, el funcionario que como candidato privilegió la figura de José María Morelos y Pavón, y que en algún Grito panista había vitoreado a Agustín de Iturbide, ahora aseguraba en Palacio Nacional que "Juárez es el gran constructor de la Nación, es el defensor de la República, gracias a él y a una extraordinaria generación de liberales, se colocaron los cimientos del Estado mexicano y de sus instituciones". El Gran Maestro blanquiazul sentenciaba, triangular y arquitectónico, que "en su momento hubo mucha incomprensión a su proyecto de Nación, pero el tiempo ha demostrado que tenía la razón y que aquellas reformas que encabezó eran las necesarias"; reformas como las leyes que, "entre otras cosas, separaron los ámbitos del Estado y de la Iglesia".
San Felipe rápidamente se quitó el sambenito de ocasión: ayer, con una gran audacia, uno de los subsecretarios de Gobernación, Florencio Salazar, hizo saber que declaraciones como las emitidas este sábado reciente por el representante de un gobierno extranjero (el cardenal Alfonso López Trujillo, titular de una cartera del gabinete del presidente Ratzinger) y por ministros católicos, no estarían "violando la ley". Las credenciales jurídicas del subsecretario no son deslumbrantes, pues cursó de una manera veloz y poco común sus estudios de derecho, de 1999 a 2000, según su biografía oficial, en la Universidad Abierta de San Luis Potosí (una institución distante por entero de su ámbito natural de acción, localizado en Guerrero y la ciudad de México) en la que presentó su examen profesional el 29 de noviembre de 2000, apenas a tiempo para tomar posesión el primero de diciembre de ese año como secretario de la Reforma Agraria del gobierno de Vicente Fox, otro político titulado al vapor, éste en la muy amable Universidad Iberoamericana.
Según el vaporoso abogado Salazar (que está en Bucareli no por ser un jalisquillo amigo de O-Paco, sino como representante directo del felipismo, pues formó parte del equipo de campaña de Calderón, y su nombre fue considerado para ocupar una secretaría de Estado) las voces alteradas de la jerarquía eclesiástica (Norberto ha anunciado "violencia" entre médicos, enfermeras y ciudadanos en cuanto se practiquen los primeros abortos conforme a las modificaciones legales en vías de ser aprobadas) forman parte de "un sistema democrático" cuyo "eje fundamental es la tolerancia". Y, abogado por correspondencia, o a la distancia, o telepáticamente, don Florencio supone que la reforma salinista al artículo 130 constitucional, al reconocer personalidad jurídica a las asociaciones religiosas permite a sus miembros con sotana intervenir en asuntos políticos, sin recordar que ese artículo prohibe a los ministros "realizar proselitismo a favor o en contra de candidato, partido o asociación política alguna" (y los jefes católicos enderezan sus baterías antiabortistas contra el PRD) ni podrán "en reunión pública, en actos de culto o de propaganda religiosa, ni en publicaciones de carácter religioso, oponerse a las leyes del país o a sus instituciones". Pero tan necesarias son esas voces, dijo el funcionario de Gobernación, que sería "muy lamentable" que fueran excluidas "opiniones que no convergen con otras".
El vocero jurídico del gobierno que sólo retuvo cinco días la tintura juarista retuerce la ley y olvida o relega lo esencial: el rechazo a la participación de los jefes religiosos en asuntos de gobierno civil proviene de una amplia y contundente experiencia histórica y política en la que los directivos de la Iglesia católica mexicana han cargado su influencia espiritual en favor de apuestas por monarquías, invasiones, fueros e injusticias. Ese es el punto básico. Amén.
Astillas:
Desde el este de Los Angeles un euskomex cuyo sobrenombre es Gorritxo (rojillo) escribe: "Los campanazos de la Catedral de México me avivan la historia de México, cuando de la catedral de Puebla quisieron dar la bienvenida al ejército invasor gringo liderado por Winfield Scott y Robert E. Lee. ¡Cuando fueron a repicar las campanas, los monaguillos patriotas se habían robado las reatas!, así es que los traidores se conformaron con una misa especial". A propósito, José Antonio Crespo escribió en El Universal, en junio de 2003, que "en Puebla, el obispo Pablo Vázquez, que había negado fondos para organizar la defensa del país, negoció con el general Winfield Scott rendir la plaza a cambio de que no se afectasen los bienes eclesiásticos. Maniobró para remover al gobernador que quería ofrecer resistencia al invasor y recibió a los distinguidos 'visitantes' norteamericanos con un Te Deum en la catedral. Mucho después, concluida la batalla del 5 de mayo a favor del Ejército mexicano, el arzobispo de Puebla, monseñor Labastida, sumamente contrariado y decepcionado por la derrota de los franceses, ordenó al clero que se negaran los servicios religiosos a los liberales. El propio Maximiliano, devoto católico, envió en diciembre de 1865 una carta al Episcopado Mexicano en la que les reprochaba: 'Admitan, honorables prelados, que la Iglesia mexicana, por un triste juego del destino, se ha involucrado demasiado en la política y en los enredos mundanos, y que por ello descuida la instrucción católica de su rebaño'"... ¡Oh, no, ahora sí el despistado tecleador no entiende nada! (¿nada más "ahora"?, pregunta socarronamente un bien informado coro de lectores). ¿Para qué suspender las operaciones de Líneas Aéreas Azteca si no es necesario debilitar al dueño de una empresa para que acabe vendiendo un canal 28 de televisión abierta a algún amigo Vázquez Raña de la Presidencia, como sucedió un año atrás con Aerocalifornia? ¿Sólo para quitarle competencia en el aeropuerto capitalino a Mexicana de Aviación, la línea "prácticamente regalada por Vicente Fox" a Gastón Azcárraga, según asegura López Obrador? ¿O para ayudar a las líneas de bajo costo que funcionan en Toluca y en las que son accionistas personajes con los apellidos Alemán, Azcárraga y Slim, entre otros? ¡oh, que la verdad sea dicha, aunque sea de madrugada!...
La Reforma |
martes, 27 de marzo de 2007 | |
Por Juan R. Menéndez Rodríguez Con el paso de los años, la participación del Prócer Estadista mexicano en el proceso de Reforma se ha simplificado de manera tal que, para muchos, sólo persiste la referencia de que fue él quien separó la Iglesia del Estado, despojándola de sus riquezas y prebendas. De hecho, en ocasiones se utiliza el nombre de Juárez como sinónimo de enemigo de la Iglesia. |
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