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viernes, marzo 23, 2007

BUSH, BIEN PELAO.

Jorge Camil

Bush, ¡de caricatura!

El porcentaje de aprobación ciudadana de George W. Bush va en caída libre: ¡28 por ciento! Se ha convertido, como dijo recientemente Hugo Chávez, en un cadáver político. El cartón de Mike Luckovich, en The New York Times, el domingo pasado resulta ilustrativo: Karl Rove, el siniestro asesor del presidente, entra a la oficina oval para darle a su jefe "buenas noticias": "¡Gracias a Dios por el escándalo de los fiscales federales!, porque con eso eclipsamos la debacle de Scooter Libby, que a su vez nubló las revelaciones sobre el deplorable estado del hospital militar Walter Reed..." Uno tras otro.

A medida que se termina su mandato van surgiendo, como en cascada, problemas, violaciones y abusos de poder de una administración que se caracteriza por su desprecio a la ley; a todas las leyes: nacionales e internacionales. La lista es interminable: la invasión de Irak, en flagrante violación del derecho internacional público y de los acuerdos del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas; la patraña de las armas de destrucción masiva, urdida con ayuda de Tony Blair, otro cadáver político; las violaciones a la Convención de Ginebra en la abominable prisión de Abu Ghraib, y los secuestros ilegales de sospechosos, quienes posteriormente fueron transportados en aviones rentados por la CIA para ser torturados en prisiones clandestinas de países "amigos".

¿Y qué decir de la llamada ley patriota, que permite al gobierno intervenir conversaciones telefónicas, comunicaciones electrónicas y cuentas bancarias de sus propios ciudadanos para buscar "terroristas"? Está también el caso de Guantánamo, donde cientos de prisioneros clasificados con el elusivo título de "combatientes enemigos" se pudren, detenidos sin representación legal y sin que haya esperanza de aclarar su situación.

El escándalo más reciente, en un gobierno que va de mal en peor, involucra al procurador general, un lacayo que ha solapado o "vestido" jurídicamente la conducta ilegal de Bush. En el más reciente episodio, Alberto Gonzales despidió a los 93 fiscales federales designados con la aprobación del Senado para servir en los distritos judiciales del país, a fin de sustituirlos por republicanos incondicionales, dispuestos a cubrirles las espaldas y continuar persiguiendo, más allá del mandato de Bush, las supuestas violaciones a leyes probablemente inconstitucionales.

El affair Scooter Libby, ex secretario particular de Dick Cheney, incluye la filtración ilegal a los medios de comunicación el nombre de Valerie Plame, agente encubierta de la CIA, mientras se encontraba en misión secreta en Irán. La filtración fue la venganza ordenada por Cheney contra el embajador Joseph Wilson, esposo de Plame, por el artículo que éste publicó en The New York Times, en el que revelaba que Saddam Hussein jamás había comprado uranio en Africa.

Uno tras otro, los escándalos y violaciones van sucediendo sin que lleguemos aún al meollo del problema, la "guerra" de Irak: una invasión que desató la devastadora guerra que ha costado la vida a más de 100 mil civiles. Todo para derrocar a Hussein y darle a Halliburton, la antigua empresa de Cheney, el control de las segundas reservas petroleras del mundo. (Además del petróleo, Halliburton ha tenido ingresos por más de 100 mil millones de dólares como proveedor de todos los insumos de las fuerzas armadas en Irak: desde camas y servicios de Internet, hasta renta de películas.)

Ahora, en un acto de supremo cinismo, Halliburton, temiendo las repercusiones de una administración demócrata, ha anunciado que cambia su sede a Dubai, donde estará al abrigo de investigaciones, demandas y problemas fiscales del gobierno estadunidense. Por eso, en el cuarto aniversario de la invasión, marcharon millones de ciudadanos estadunidenses y europeos para exigir el fin de la masacre.

Por eso Bush, cada día más cerca del desafuero, inició una desesperada gira por América Latina, en la que no hubo logros específicos, pero que en opinión de Tony Snow, vocero de la Casa Blanca (La Jornada 16/03/07), se obtuvieron "relaciones cercanas y cálidas con líderes centro y sudamericanos, los cuales comparten nuestras metas de democracia y libre mercado, y aprecian el papel de Estados Unidos en la región". Yo contestaría a Snow con el cartón de Magú (La Jornada, 14/03/07), que dibuja al Air Force One despegando de América Latina rumbo a Estados Unidos, seguido de una estela de mentadas de madre de los países visitados.

Bush, impotente, se asoma por una de las ventanillas de la aeronave para gritar a voz en cuello: "¡Botellita de jerez, amigous!" Su "mensaje de aliento" fue que Estados Unidos es un "país compasivo"; no solidario, ni amigo, ni aliado. Simplemente, "compasivo": le damos lástima. ¿Para eso gastó la Casa Blanca millones de dólares transportando soldados, francotiradores, agentes del servicio secreto y automóviles blindados para cuidar al gobernante más detestado del planeta? ¿Este es el país que desaforó (aunque sin confirmación del Senado) a Bill Clinton por una simple indiscreción matrimonial?

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