Alvaro Delgado sintetiza en Proceso un puntilloso análisis:
No hay más: Liberales y conservadores.
Álvaro delgado/ apro.
México, D.F., 1 de mayo (apro).- El primer debate entre cuatro de los cinco candidatos presidenciales, además de servir de escaparate transitorio de sus miserias, tuvo como principal mérito esclarecer aún más lo que está en juego en esta coyuntura histórica y ratificó la unción de Felipe Calderón como la alternativa del conservadurismo en todos los órdenes.
La noche del martes 25 de abril, apoyado por la cacique magisterial Elba Ester Gordillo mediante Roberto Campa y ante el impresentable Roberto Madrazo, Calderón ganó ese torneo de mediocridades, y es ya la alternativa ante la que representa Andrés Manuel López Obrador, quien muestra un inocultable pasmo, inadmisible en quien tiene una responsabilidad histórica frente a millones de mexicanos.
Lo ocurrido esa noche, en el primero de los dos debates, fue la culminación de un exitoso plan de la extrema derecha, que por supuesto rebasa al PAN e involucra a los poderes que pretenden dar continuidad a la misma política económica excluyente que ha tenido vigencia durante más de dos décadas y para perpetuar todos los fueros.
Más allá de descalificaciones de mayor o menor intensidad, superficiales todas, ninguno de los cuatro formuló un esbozo sobre la no sólo necesaria sino urgente transformación de México mediante la reactivación eficaz de la economía y un decidido combate a la pobreza que atormenta a más de la mitad de los habitantes del país.
No hubo ni una sola palabra sobre la monumental deuda interna que por más de un millón de millones de pesos tiene México ni el impacto que tienen para el presupuesto los ¡60 mil millones de pesos! que, cada año, se destinan al pago del rescate bancario que, el 12 de diciembre de 1998, convalidó la diputación del PAN presidido por Calderón Hinojosa, coludido con Ernesto Zedillo, cuyo último secretario de Gobernación, Diódoro Carrasco, hoy está en sus filas.
Tampoco dijeron nada sobre el descomunal aumento de la deuda interna mediante los Proyectos de Inversión con Impacto Diferido en el gasto público (Pidiregas), que del 2000 al 2005 pasó de 151 mil 500 millones de pesos a 460 mil 800 millones, según cifras del Banco de México (Banxico), y que implica, como el Fobaproa-IPAB, un hipoteca para las futuras generaciones.
El embate de la extrema derecha sobre el endeudamiento del Distrito Federal se desinfla si se compara con los anteriores y otros ejemplos, particularmente con gobiernos panistas: en Jalisco, el gobernador que “destapó” a Calderón y que implicó su renuncia a la Secretaría de Energía, Francisco Ramírez, casi duplicó la deuda estatal, al pasar de 2 mil 748 millones de pesos a 4 mil 140 millones.
Y lo mismo hizo en Guadalajara el exalcalde y actual candidato al gobierno del estado, Emilio González Márquez, cuya deuda pasó de 752 millones de pesos a casi mil 200 millones de pesos, cifras escandalosas en proporción con la economía y población de Distrito Federal con Jalisco y su capital.
Tal irresponsabilidad de los panistas es encubierta con la aplastante campaña de radio y televisión de Calderón y Vicente Fox, pero evidencia la hipocresía con la que actúan, una de las credenciales que siempre ha exhibido la derecha, en particular desde el siglo XIX, cuando los liberales la derrotaron y debió solicitar del auxilio de los extranjeros, de los que siempre han sido súbditos y esbirros.
Por eso, tras el debate, ya está más que claro: Calderón, con todos los recursos legales e ilegales, morales e inmorales, con Fox como impúdico coordinador de su campaña, exhibe el rostro sin mácula del conservadurismo que no tiene color partidista, y prueba de ello es la acelerada incorporación de priistas que amanecen panistas, una conducta análoga a la del PRD.
Esta conversión en el PAN no es nueva ni coyuntural, aunque actualmente se expresa de manera más nítida por la concreción de la circunstancia histórica.
Los matices partidistas que se presentan en este punto de quiebre de México --la izquierda chic de Alternativa y la finta del Partido Alianza Social de Gordillo-- sólo confirman su papel decorativo, en el mejor de los casos, y de descaradas comparsas.
El priismo de derecha es tan antiguo como el partidazo mismo, y ahí está el origen de quienes han asaltado al PAN, los mafiosos de la Organización Nacional del Yunque, que aborrecían a Manuel Gómez Morín y aplaudían, por ejemplo, a Gustavo Díaz Ordaz.
O Calderón que, en los noventa, se escandalizaba con Emilio Azcárraga Milmo por su confesa pertenencia a las escuadras bélicas del PRI y los amagos de Roberto Hernández de que, en caso de triunfo de la oposición toda, la economía de México padecería el colapso.
Hoy, sucumbió al dinero y ya fue investido como el candidato del conservadurismo que su padre abominó, cuyas palabras, tras renunciar a ese partido que contribuyó a fundar, vale la pana recordar. “El PAN era un partido de clases, no de clase. Ahora se pretende convertirlo en un partido de una sola clase: la empresarial. Allí quieren llevarlo”, decía Calderón Vega en 1984, justo cuando su hijo solicitó su ingreso a ese partido, de plano entregado ya al proyecto que su padre repudió y al que se enfrentan los mexicanos.
Apuntes.
Por eso, más allá de partidos, la opción es ya inequívoca: liberales o conservadores. Más allá de pruritos y de hipocresías, de las intolerancias de López Obrador y los algodones de Calderón, los proyectos están definidos, y vale la pena evocar a Benito Juárez en su lucha contra Maximiliano: “Mi fe no vacila nunca. A veces, cuando me rodeaba la defección en consecuencias de aplastantes reveses, mi espíritu se sentía profundamente abatido. Pero inmediatamente reaccionaba. Recordando aquel verso inmortal del más grande de los poetas, ‘ninguno ha caído si uno solo permanece en pie’…”
Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.
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martes, mayo 02, 2006
HOY COMO HACE 150 AÑOS:LIBERALES VS.CONSERVADORES
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 5:12 p.m.
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