En la Otratele, el gran discurso de Doña Rosario Ibarra viuda de Piedra. Esta señora dignifica al Congreso de la Unión que de no ser por ella y otras honrosas excepciones está para la basura. Quien no se conmueva con su discurso es que tiene atole en las venas. Señora Rosario, muchas gracias por rescatar mi orgullo de ser mexicano. Ojalá que Echeverría haya tenido oportunidad de saber que la señora Ibarra es Senadora, y también que haya tenido oportunidad de ver la fiesta en Chile, España y otras partes del mundo por la muerte de Pinochet; esa fiesta será también lo que a este desgraciado junto con el infierno le esperan pasada la hora de su muerte. Que el saber eso sea su castigo en vida.
P.D.: No olviden leer su columna de hoy en El Universal







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