¿Cuál caída de los precios del petróleo?
Desde hace tiempo, varios funcionarios de la Secretaría de Hacienda han hablado del "desplome" de los precios del petróleo. Sobre la base de esta afirmación, envían al Con-greso un supuesto del precio promedio de las exportaciones mexicanas, para 2007, de 42.50 dólares por barril. Y en la Comisión de Hacienda a la Cámara de Diputados se hacen los muy correctores, y hablan de agregar a esta cifra entre medio dólar y un dólar. Vamos a ver cuáles son las tendencias reales del precio del petróleo crudo.
Empezaremos por el promedio de los crudos de referencia WTI y Brent, dado que el último promedio mensual publicado por Pemex del precio mexicano de exportación es el de octubre. Pues resulta que fue precisamente en octubre cuando los precios del crudo fueron más bajos, y en noviembre y lo que va de diciembre estos precios han aumentado. El mencionado costo promedio en octubre fue de 58.29 dólares por barril y pasó a 59.37 y a 62.78 en noviembre y en la primera quincena de diciembre, respectivamente. Del primer mes mencionado al segundo, el aumento fue de más de un dólar por barril, y de noviembre a la parte transcurrida de este mes fue de más de 3 dólares. ¿Cuál desplome?
Veamos tendencias de mayor plazo, con los promedios anuales, entendiendo que el de 2006 es hasta el 15 de diciembre. Redondeando, en 2003 eran poco menos de 30 dólares; en 2004, 40 dólares, con 10 dólares de aumento anual. Ya en 2005, fueron más de 55 dólares, un aumento de más de 15 dólares anuales, y en 2006, casi 66 dólares, con aumento anual de más de 10 dólares. ¿Cuál desplome?
Los precios de exportación de Pemex, también redondeando, fueron poco menos de 25 dólares por barril en 2003; en 2004, 31 dólares, con seis dólares de aumento anual. En 2005, poco menos de 43 dólares, con casi 12 dólares de aumento; y en 2006, el promedio publicado hasta octubre es de 53.87 dólares y, suponiendo una tendencia similar a la de los precios internacionales para los dos meses finales, el promedio anual sería de poco más de 53 dólares por barril, con un aumento anual de 10 dólares. ¿Cuál desplome?
Ni el "pronóstico" de la Secretaría de Hacienda para 2007, ni el minirregateo de la mencionada Comisión de Hacienda, tienen que ver con la realidad, pues ambos suponen un desplome de más de 10 dólares frente al promedio del año en curso. Es más, el 14 de diciembre la OPEP acordó un nuevo recorte en su producción de este hidrocarburo, que se sumará al aplicado desde el primero de noviembre pasado.
En los años anteriores Hacienda ha hecho lo mismo, decretar fuertes rebajas de precios del crudo, desmentidas una y otra vez con fuertes alzas en la realidad. Su propósito es generar excedentes, de los cuales sólo una parte minoritaria se distribuye conforme a criterios que han variado de un año a otro, pero siempre la mayor parte del excedente le queda a Hacienda para hacer con él lo que se le dé la gana, sin ningún control del Congreso de la Unión.
Entre otras cosas, esto ha representado una insuficiente inversión de Pemex, la cual se traduce en aumento de las importaciones de refinados, petroquímicos y gas natural, y en un mal estado financiero de Pemex mismo. El peligro de una baja en la producción no es resultado simplemente de la declinación natural, sino de la insuficiente inversión en exploración de nuevas y viejas regiones petroleras, y la consiguiente dificultad de aumentar la producción en zonas que no están declinando. Para acabarla de amolar, en su afán de entregar el petróleo a empresas extranjeras, canalizan la poca inversión en exploración a zonas de menor productividad, dejando a medias los trabajos en zonas más productivas, alegando que en las improductivas no sería costeable que Pemex explorara directamente, cuando que a la larga se paga más a las empresas extranjeras. Como se disfraza ese mayor costo con los llamados Pidiregas, que son una forma, cara además, de endeudamiento, se profundiza cada año un círculo vicioso.
Los legisladores que discuten la Ley de Ingresos y el Presupuesto, no deben caer en esa trampa, avalando todo ese saqueo con un supuesto desplome de precios que no existe por ningún lado. Deben basarse, por lo menos, en los precios actuales reales, aunque la tendencia de largo plazo es, como vimos, al alza. Tampoco esperamos que los precios sigan aumentando 10 dólares por año, la tendencia de largo plazo no es lineal sino oscilante, y, en condiciones normales, esperaríamos un aumento de cinco o seis dólares por barril. Un elemento que podría tener un efecto a la baja, como es el fin de la guerra de Irak, se ha descartado para 2007 por el gobierno estadunidense, y se discute si el retiro de las fuerzas de ocupación se iniciaría en 2008 o no. Los otros elementos de los que se ha hablado son de plazos más cortos y se traducirían, en todo caso, en fluctuaciones que incidirían marginalmente en el promedio anual. Si se diera una recesión, ésta no abarcaría al mundo sino a una región, y el crecimiento de países como China e India no se ve amenazado. Más bien hay una competencia entre estos dos países y los occidentales, en la que principalmente China va asegurando cada vez más su abastecimiento mediante contratos de largo plazo (incluso del orden de 20 años) con países con yacimientos importantes en Asia, y los montos de crudo involucrados ya quedan fuera del mercado mundial.
Los tecnócratas que repiten la historia del desplome petrolero una y otra vez confían en la afirmación de Goebbels en el sentido de que si se repite una mentira un suficiente número de veces, se le convertirá en la verdad a los ojos de los demás.
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