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lunes, junio 19, 2006

UN ATISBO DE ATEMPERAMIENTO POLÍTICO.

Roberto Zamarripa escribe en el Reforma:


Atemperar.

La escena puede ser premonitoria de un futuro de convergencia o bien una última estación de encuentro. Esta mañana en Palacio Nacional coincidirán los titulares de los tres poderes y el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Alejandro Encinas. Priistas, panistas y perredistas participarán en un encuentro que dará arranque a los festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana.En el centro del ágape, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, quien reaparece en la escena pública ya no más como candidato a la Presidencia de la República (lo fue tres veces en 12 años) sino como responsable de la comisión de festejos centenarios.

Participarán los presidentes del Senado, Enrique Jackson, y de la Cámara de Diputados, Heliodoro Díaz, ambos priistas; también el titular de la Suprema Corte, Mariano Azuela; el perredista Alejandro Encinas y el presidente Vicente Fox, de filiación panista.

El ingeniero Cárdenas debuta con la encomienda presidencial sin un posicionamiento claro sobre la circunstancia política del país, distante de sus acostumbradas críticas al presidente Fox y dispuesto a golpear apenas le provocan a su propio partido.Es interesante cómo antes aquellos que denostaban a Cárdenas ahora le elogian como el político responsable y quienes lo enaltecían ahora le aborrecen. Qué rápido quedaron en el olvido aquellas arengas contra Cárdenas por su jefatura de la violencia política. De igual forma, qué rápido se ha disipado en el perredismo su autoridad política y la llamada autoridad moral, ante el distanciamiento que ha tenido de la campaña de López Obrador.

De ahí que la nueva encomienda de Cárdenas tenga que entenderse en esa extraña ubicación. Tan cerca de Fox y tan lejos de López Obrador.Para algunos, éste es el último eslabón de la cadena de agravios del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas a la campaña presidencial perredista. Asumir una encomienda del presidente Vicente Fox, a quien regularmente consideraba un hombre incompetente, y quien ha encabezado los ataques contra el candidato tabasqueño es visto desde el perredismo radical como poco menos que incongruente.

En esa misma tesitura, aunque desde el flanco panista, hay quienes consideran que el gobierno de Vicente Fox tuvo un acierto al darle foro a Cárdenas ya que con ello reduce las posibilidades electorales de López Obrador. Ahora, el ingeniero Cárdenas podría tener un papel relevante para desacreditar una estrategia poselectoral que pudiera ejercer el perredista tabasqueño en caso de perder cerradamente la elección de julio próximo.

Otros, en cambio, consideran que el nombramiento de Cárdenas como organizador de las fiestas del centenario es una fase del relevo anticipado. Que al nombrar a Cárdenas, el presidente Fox hace un reconocimiento tácito del cambio en curso y simbólicamente admite que solamente un perredista puede encabezar las ceremonias centenarias que tendrán su esplendor el próximo sexenio bajo un gobierno encabezado por López Obrador.

Son las interpretaciones de la crispación y la incertidumbre. Para algunos es una traición, para otros es la cooptación y para otras élites significa un maduro paso de reconciliación.Su nombramiento fue producto de distintas negociaciones entre gobernadores y funcionarios que convencieron al presidente Fox para posibilitar el nombramiento. Mucho tuvieron que ver los gobernadores perredistas en ese impulso.Es significativo que sea Cuauhtémoc Cárdenas el personaje emblemático de la conmemoración.

La Revolución era en el pasado una institución monopartidista. En su nombre se erigieron distintas instituciones y programas de beneficio social, pero también una tremenda cauda de abusos.El priismo era el depositario de la ideología revolucionaria, del legado, de la marca, del discurso y de las estatuas.

Ahora la estafeta ha sido entregada al perredista Cárdenas. Habrá que ver si ello garantiza una revisión crítica del pasado o sólo una reedición de las visiones autoritarias que derivaron de aquel proceso.Si Cárdenas es ahora el reivindicador del legado de 1910, sin una cuota de cuestionamiento de lo que aquello significó para el país, podrá pasar inadvertido como una pieza de la efeméride.

Ninguno de los candidatos asume en primera instancia su influencia de aquella gesta. López Obrador es juarista y compara la actual batalla política con la disputa entre liberales y conservadores de la segunda mitad del siglo XIX. Felipe Calderón ni por asomo reivindica ideales revolucionarios y Roberto Madrazo también los tiene olvidados.Habrá que ver en esta ceremonia, más allá del anquilosamiento de los personajes y la nostalgia propia de estos encuentros, un atisbo de atemperamiento político.

Aunque Cuauhtémoc Cárdenas haya preferido terminar su carrera política como cabeza de una efeméride, el simbolismo de la ceremonia no deja de marcar una tímida voz de aliento, por los puentes abiertos y por la concordia política.

Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.

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