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lunes, junio 19, 2006

EL QUE ES PENDEJO NI DE DIOS GOZA.

Jacinto Rodriguez Munguía, escribe em Emeequis:

Errores de inteligencia.

EL FRACASO
EN EL WAR ROOM
DE CALDERÓN.

Si Felipe Calderón pierde la Presidencia de la República, tendrá mucho tiempo para arrepentirse de haber olvidado que la guerra la gana quien posee y controla la mejor de las armas: la información.

A diez días de que Andrés Manuel López Obrador pusiera una bomba del más alto nivel de inteligencia mediática, es muy claro que a Felipe Calderón nunca le importó el papel que, en este tipo de batallas, juegan la inteligencia y la contrainteligencia así como la información como base de toda decisión y acción.

La pieza que Andrés Manuel movió la noche del martes, donde comenzaba la larga noche de Calderón, tiene el sello del que sabe que quien tiene y administra la información, tiene ganada la batalla y, posiblemente, la guerra.

Bien habría hecho el círculo cercano de estrategas (pomposamente llamado war room, cuarto de guerra) de Felipe Calderón en revisar los manuales que en materia de inteligencia se conocen de aparatos tan importantes como El Mossad israelí o, cuando menos, los que en su tiempo sirvieron para el trabajo sucio de los aparatos represivos de México, como la Dirección Federal de Seguridad.

Uno de sus directores, el torturador Miguel Nazar Haro, presumía hace poco: “La Federal de Seguridad tenía una gran ventaja. Dos días antes de que sucediera algo, ya lo sabía”.

Por cierto, entre las filas de Acción Nacional está Florencio Salazar Adame, quien formó parte del equipo de agentes de la desaparecida Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales (DIPS), prima hermana de la DFS.

Él conoció estos manuales, él operó con ellos.Ahora es claro que el papel de la inteligencia no fue nunca una prioridad para Felipe Calderón. Y eso sí es un peligro para México. Adelante explicaré esta afirmación.

Nos cuenta uno de sus principales colaboradores, hombre muy cercano al candidato, que el problema de la crisis por el cuñado incómodo estuvo en cómo se reaccionó. No. Se vuelven a engañar. El problema estuvo en cómo se investigó. La fórmula es sencilla: si no tienes información, por supuesto que la reacción será un fracaso. No es en el efecto donde se deben buscar los errores, sino en el origen, en los vacíos.

Una de la piezas básicas de la inteligencia es el juego de escenarios. Ningún candidato, mucho menos a la Presidencia de la República, sea del país que sea, puede aspirar a serlo si no controla a detalle “toda” la información posible, máxime la relacionada con el primer círculo de colaboradores y familiares.

Hagamos un ejercicio mínimo del trabajo de inteligencia que no hicieron sus estrategas (algunos de los que conforman el war room son Germán Martínez Cazares, Ignacio Zavala, Max Cortázar, Juan Molinar Horcasitas, Josefina Vázquez Mota, Juan Camilo Mouriño, Jordi Herrera, Manuel Minjares y la esposa del candidato, Margarita Zavala.) y el mismo Felipe Calderón.

Cualquier buen asesor, cualquiera que hubiera leído cuando menos alguno de los libros de Gordon Thomas, debió trabajar en dos niveles básicos de inteligencia: a) la recopilación formal de datos personales de cada uno de los miembros de la familia del candidato y de sus colaboradores y b) una investigación no “formal” de los mismos grupos.

A partir de esas dos fuentes de información, un grupo de inteligencia se debió dar a la tarea de la construcción de los llamados escenarios: normales, de riesgo y de alto, muy alto riesgo. El de Diego Hildebrando Zavala, sin duda, entraba en este último rango.En esta puesta en escena de hipótesis, Felipe Calderón debió, antes de tomar la decisión de buscar la candidatura, reunirse con toda la familia.

En esa reunión debió haber preguntado, con mucho tacto, sobre sus negocios, parte de sus historiales, en fin, que la ayudaran a prever situaciones difíciles que pusieran en riesgo sus aspiraciones y, de paso, metieran en crisis a la familia.

Imaginemos que, efectivamente, le contaron todo o casi todo. Por ejemplo, que Diego Hildebrando Zavala tenía algunos contratos con organismos del gobierno y que, al menos uno, coincidió con el periodo en que Calderón fue secretario de Energía. Esa información, por mínima que fuera, debió ser un detonante para que Calderón abriera una investigación que, sin molestar al cuñado, le aportara la información suficiente para aspirar, sin contratiempos graves, a la Presidencia de la República.

La pregunta en este caso es: ¿sus familiares, su esposa, su mismo cuñado le dijeron todo y no hizo nada?

Error.En el otro lado está el escenario que no salva a Felipe Calderón. Que ni su esposa ni sus cuñados se le hayan dicho todo. Y si, además, al candidato y a sus hombres de inteligencia se les olvidó investigar, de plano no tienen perdón. La respuesta de Felipe Calderón a la bomba que le puso López Obrador casi al final del debate, fue la de un hombre que no tenía información y la de las horas siguientes, las de un gris personaje al que no le habían dicho todo. Al que le habían escondido información. Al que habían engañado.

En otros países esta falla le hubiera costado, por principio, el puesto a los operadores estratégicos y, en el peor de los casos, a quien estaba a la cabeza. Watergate es el mejor de los ejemplos de lo que se paga por descuidar la tarea de inteligencia. En este caso, el peor costo será que por este golpe, Calderón pierda la Presidencia de la República.

Ahora podrán argumentar lo que quieran: que si les jugaron sucio, que si la filtración salió del Gobierno del Distrito Federal, que si fueron sus mismos aliados, que ellos sí son honestos. Lo que quieran. Pero siendo rigurosos, lo cierto es que a Calderón le fallaron los aparatos de inteligencia y falló él mismo al minimizar esta labor.

Este descuido –que han tratado de controlar, muy mal y de manera desordenada e incoherente, por cierto–, visto en perspectiva, tiene implicaciones más graves. Al principio señalé que si Felipe Calderón pierde, tendrá tiempo para reprocharse el haber menospreciado la labor de inteligencia. Pero si gana, ojalá haya aprendido la lección, porque las decisiones que como jefe de Estado tendrá que tomar estarán condenadas al fracaso si no se toman a partir de la información, herramienta básica de la inteligencia.

Y por lo menos una de las primeras medidas inteligentes que deberá tomar, gane o pierda, será depurar su selecto círculo de colaboradores que no hicieron bien su trabajo o le escondieron información. ¿O será que siempre supo y prefirió salvar a la familia, antes que ser consecuente con su lema de manos limpias?Ya veremos el 2 de julio cuánto le costará este error.

Yo nomás digo que Fecal estaba al tanto de todos los trastupijes de su cuñado incómodo desde el mismísimo principio, es más digo que el mismo Fecal utilizó sus pocas o muchas relaciones políticas para traficar influencias en favor de su familia. Y digo que Fecal y su familia han medrado siempre del presupuesto, en su vida han trabajado en algo honesto y decoroso, siempre enchufados en la ubre de la política partidista, cuando no diputado o diputada, senador o senadora, o cargo en el partido, siempre enchufados. Y por lo mismo, no tienen la mas mínima idea de lo que es ganarse un quinto honradamente. Y también por eso mismo creen a pie juntillas que lo que hacen está bien, que es correcto, que es legal. Que ellos están bien, que los que estamos mal somos el resto del pueblo que vivimos del sudor de nuestra frente.

Y como ellos así son, así piensan. Y como desde hace lustros, en este país miles de políticos así han vivido, medrando, carcomiendo, el erario público y nunca nadie les ha hecho nada, nunca nadie los ha llamado a cuentas, Fecal y su gente en la cúspide de su pedantería y soberbia, minimizaron la capacidad de respuesta del pueblo de México. En otras palabras esos imbéciles piensan que ellos son muy listos y el resto de nosotros somos poco menos que idiotas y pendejos. Y en ese pedestal se creyeron y no consideraron absolutamente que la justicia, a veces tarda pero llega.

Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.

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