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lunes, junio 26, 2006

LAS PROFECÍAS DE HUCHIM.

Eduardo R. Huchim escribe en el Reforma:


AMLO.

Hace 10 años, en 1996, imaginé en Las Conjuras (novela publicada por Grijalbo en 1997, hoy agotada) tres hechos:
a) En 1999 era elegido presidente de la Suprema Corte de Justicia el ministro Genaro David Góngora Pimentel (citado por su nombre exacto, igual que los otros personajes).
b) En 2000 era elegido presidente de la República un candidato del PAN llamado Vicente Fox Quesada.
c) En 2006 era elegido presidente un candidato del PRD, de nombre Andrés Manuel López Obrador.
Dos de esos hechos ya han ocurrido. En unos días más sabremos si el último entra también en la historia o se queda en ficción.

Pero lo que no pude imaginar fue la vasta operación de Estado que encabezó Vicente Fox y que fue diseñada y ejecutada para evitar que López Obrador llegara a la Presidencia.Vicente Fox, primer actor de la alternancia presidencial, pronto le quitó la inocencia a nuestra democracia-niña.

Comenzó a hacerlo cuando era candidato, aunque ya pocos lo recuerdan y a pocos les importa. Porque Fox llegó al poder en una votación democrática, sí, pero violando la ley con los grandes caudales que llevaron a su campaña los Amigos de Fox.

He hablado de operación de Estado y no es hipérbole. En su primera etapa -el desafuero de López Obrador- confluyeron los tres poderes y los dos partidos más antiguos y más votados: el PRI, cuyo candidato hoy viste de lana su piel de lobo, y el PAN.

Fue tan siniestra la maniobra, que provocó la movilización de porciones masivas de una sociedad que pudo ver, ideologías al margen, lo antidemocrático y peligroso que resultaba para todos, incluso para sus irresponsables promotores, la inhabilitación de un aspirante a la Presidencia.

Posteriormente, la operación cambió de forma, y en ella participaron también algunas empresas y el Consejo Coordinador Empresarial. Si no se pudo inhabilitar al adversario, entonces había que derrotarlo.

Vencer a López Obrador en las urnas era y es una meta correcta, un derecho de quienes no piensan como él. Pero no le correspondía hacerlo al presidente Fox. Por eso, cuando éste lanzó en contra de aquél toda la fuerza mediática y política del gobierno, se pervirtió la lid electoral y se desvirtuó la figura del Presidente.

No es posible probarlo ahora, pero cuando se documenten las cuentas del sexenio, se verá que a ese intento probablemente se destinaron más recursos que los que el IFE autorizó a cada partido para la campaña presidencial.

Vicente Fox no se detuvo ahí. Recorrió el país manifestándose un día sí y otro también en contra del populismo y en favor de cambiar al jinete, pero conservar al caballo, en una clara descalificación a López Obrador. Lo dejó de hacer un breve lapso porque las encuestas favorecían a su candidato, pero volvió a hacerlo, pese al acuerdo de neutralidad del IFE, cuando la situación cambió.

Sin embargo, aun sabiéndose blanco de una vasta operación de Estado, si la voz de las urnas no favorece a López Obrador, su deber -deber de patria- será admitir la derrota, lo que también resulta exigible a los demás candidatos. Y si gana, su deber será no actuar como el mesías o el Júpiter tonante que se ha querido ver en él, sino como aquel personaje bíblico que, tras de ser vendido como esclavo por sus hermanos, se vuelve rico y poderoso, renuncia a la venganza, colma de generosidad a aquellos y restaña así las heridas que, de otro modo, lo hubieran envenenado.

Omnia.
Alfonso Zárate Flores (Grupo Consultor Interdisciplinario) difundió en Radio Monitor su decálogo del voto, que aquí resumo:

1. Voto duro: el del elector que sufraga por un partido más allá de quién sea el candidato.
2. Voto de castigo: el que cobra las malas cuentas del gobierno y/o de un partido.
3. Voto en defensa propia: reacción ante la amenaza que se ve en un candidato o partido.
4. Voto de conveniencia: el del empresario que vota por quien cree más funcional para sus negocios.
5. Voto por afinidad: el clic del elector con el candidato.
6. Voto útil: el que se da al contendiente con más posibilidades de derrotar al candidato que más rechaza el votante.
7. Voto ético: sufragio por el proyecto más cercano a los valores del votante, aunque sepa que su candidato no ganará.
8. Voto informado: el que se basa en los temas trascendentes del candidato.
9. Voto del miedo: como el que se expresó en 1994, el annus horribilis.
10. Voto chingue a su madre: el que se da a cualquiera, porque ningún candidato convence al votante.Este último originó una llamada de atención de la Secretaría de Gobernación a Alfonso Zárate y éste, complaciendo a monseñor Abascal, ahora lo denomina Voto ¡que sea lo que Dios quiera!.

Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.

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