LOS ENEMIGOS DE MEXICO SIGUEN SIENDO LOS MISMOS.

Benedicto Ruiz Vargas, escribe:

¿El PAN es igual al PRI?.

Benedicto Ruiz Vargas.

Aunque parezca extraño y sorprendente, en la actual campaña electoral estamos viendo una vieja y repetida película de las resistencias al cambio en la historia reciente del país. En algunos casos los actores son distintos, pero en otros son exactamente los mismos, con sus mismas fobias y prejuicios, las mismas prácticas políticas y su misma falta de ética para contrarrestar a los adversarios.

Antes los protagonistas principales estaban en el PRI o apoyaban a ese partido; ahora están en el PAN o éste es el instrumento que utilizan para defender y proteger sus propios intereses.Un material de primera importancia que nos permite descubrir estas sorprendentes semejanzas entre las campañas de hace unos años con la de ahora, es el libro que escribió Adolfo Aguilar Zínser (¡Vamos a ganar!, Océano, 1995), para analizar y describir la campaña electoral de Cuauhtémoc Cárdenas en 1994, la visión predominante que éste tenía de la lucha política y las formidables resistencias que encontró en el gobierno del PRI y entre los grupos económicos y políticos más poderosos del país.

Hoy estos mismos grupos están del lado del PAN, pero tienen las mismas ideas e impulsan la misma campaña sucia que antes hicieron para evitar que Cárdenas ganara la presidencia.Hoy Adolfo Aguilar ya no está entre nosotros, pero dejó este doloroso testimonio que trascribo en largos párrafos en provecho de los lectores y los nuevos votantes.

Con respecto a los medios de comunicación y su papel en la campaña, Aguilar Zínser anotó lo siguiente: “Televisa se transformó definitivamente en el gran medio informador y uniformador de percepciones políticas, de valores y motivaciones colectivas. Se apoderó, en buena medida, de las conciencias de la gran masa de la población mexicana”.“Televisa apostó a la nulificación de Cuauhtémoc y a la destrucción de su capacidad de convocatoria; quiso, de esa manera, conjurar la posibilidad de que el más importante líder de oposición de izquierda llegara al poder. Se empeñó en ello para servir al régimen, pero también para servirse a sí misma”. A través de la televisión, “Cárdenas apareció invariablemente vinculado con imágenes de violencia, agresividad, corrupción, amenaza, desorden...Sus opiniones, sus iniciativas se estereotiparon, ridiculizaron, distorsionaron, simplificaron, descontextualizaron y, de esa manera, se divulgaron profusamente”.

Con respecto a las cúpulas empresariales el autor escribió: “Empresarios como Emilio Azcárraga, dueño de Televisa, Roberto Hernández, dueño de Banamex, o Vicente Gutiérrez Camposeco, ex presidente de la Canacintra, querían impedir una derrota del PRI y evitar, a como diera lugar, un triunfo de Cárdenas. Las cúpulas empresariales trabajaron en 94, como nunca, al servicio del PRI...haciendo tareas de proselitismo en sus fábricas y empresas, o en sus estaciones de televisión y radio concesionadas”.

“Si por obra de la malevolencia o por un castigo divino, Cárdenas llegara a la presidencia, los empresarios, los banqueros, los inversionistas extranjeros, los concesionarios de los medios de comunicación electrónica, los altos jerarcas de la iglesia católica, tenían ya perfectamente claro lo que ocurriría en México. Su profecía estaba en las sagradas escrituras: vendría el apocalipsis”.

En cuanto a su programa económico, “se atribuía a Cuauhtémoc una hostilidad ideológica hacia la economía de mercado y una proclividad innata a la estatización de las actividades económicas. Se hablaba con insistencia de que Cárdenas habría de reexpropiar las empresas que fueron del Estado; de gastar, por sus inclinaciones populistas, mucho más de lo que el fisco recauda y que así desencadenaría la inflación y llevaría las finanzas públicas a la ruina...

En síntesis, se daba por hecho que el programa económico de Cárdenas sería una vuelta al pasado, a la política de expropiaciones de su padre, al populismo de Echeverría y al dispendio de López Portillo”.

En relación al gobierno de Salinas de Gortari el autor apunta: “El gobierno consiguió, en efecto, crear durante el sexenio grandes expectativas de prosperidad y progreso en muchos sectores de la población. Esto se logró gracias a la glorificación, vía propaganda, de la modernización económica y sus aparentes logros, como el control de la inflación, las privatizaciones, la apertura a las inversiones extranjeras, la firma del TLC y el interés de los inversionistas nacionales y extranjeros para hacer negocios en México. La imagen de éxito y realizaciones concretas, convencieron a muchos mexicanos de que el futuro inmediato era muy promisorio...No obstante, las condiciones económicas de las familias no mejoraron”.

A 12 años de distancia de aquella campaña, estamos observando sorprendentemente lo mismo para evitar que Andrés Manuel López Obrador pueda ganar la presidencia. El primer plano en esta ofensiva lo ocupa ahora el PAN y el gobierno foxista, repitiendo las mismas prácticas del viejo régimen, aduciendo los mismos prejuicios y las mismas fobias, las mismas mentiras como vía para retener el poder.

Las cúpulas empresariales y otros poderes fácticos como el de la televisión recurren a los mismos engaños, no para impulsar una alternativa sino para oponerse a lo que consideran su principal enemigo. ¿Puede haber alguna duda de dónde está trabado el cambio en México y de las similitudes entre el PAN y el PRI?

Correo electrónico: benedicto@tij.uia.mxEl autor es analista político e investigador de la UIA Tijuana.

Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.