Un lector nos envía esta crítica que, me parece, le da al clavo con lo de las playas artificiales:
Desde que se hizo el anuncio de las playas artificiales promovidas por el gobierno de Marcelo Ebrard, han sido sujetas a descalificaciones y reconocimientos por un amplio sector de la sociedad, no sólo de los habitantes de la metrópoli, ha llegado a la crítica desde afuera. Para muchos se les hace una medida populista por parte del jefe de gobierno y para otros se les hace una buena medida, para amortiguar un poco la carencia de miles de familias que carecen de los suficientes recursos para darse un periodo vacacional en alguna playa cercana a la capital.
Medios escrito y medios electrónicos han vertido sus puntos de opinión acerca de este tema, unos se aventuran decir que es publicidad para el 2012, otros dicen que es mero populismo y otros más que son sólo un conjunto de albercas, con una cuanta arena de mar puesta a su alrededor de dichos estanques. Sin embargo, otro grupo se dice a favor de estas medidas que han beneficiado a familias enteras con escasos recursos, para poder viajar a algún centro turístico o alguna playa.
Lo curioso de todo esto, hay gente que empezó a dimensionar el tema haciendo comparaciones aventuradas sin antes analizar el proyecto de Marcelo Ebrard. Es cierto que carecen de una infraestructura, como lo son otras playas artificiales situadas en diferentes capitales del mundo (como Francia o Japón). Pero también es bien cierto que la medida del jefe de gobierno fue puesta para dar una salida emergente a la necesidad que se visoró la falta de centros recreativos en la capital, así como darle salida a que colonias populares hicieran uso del vital líquido como sucedió en años anteriores, desperdiciando grandes cantidades de dicho líquido y con ello ocasionando un problema mucho más grabe.
Es aplaudible la medida implementada por el gobierno del Distrito Federal, siempre y cuando, se siga una cultura de mejora continua, y que para el verano, haya una inversión sería en la construcción de una playa artificial, como la que se merece la capital del país. Si no sucede esto, entonces no sobra decir que señor Marcelo, abriría una serie de descalificativos justos, tanto por la sociedad capitalina como de los medios publicitarios, éstos mucho más severos.
En verano se verá realmente si las playas fueron hechas como medios publicitarios populistas arcaicos ó en verdad el Jefe de Gobierno está transitando por el progresismo que los tiempos ameritan.
Hemos insistido en esto hasta el cansancio: el hecho en si de llevar arena y unos chapoteaderos a algunas albercas del DF no es el problema ni lo que le criticamos a Marcelo Ebrard. Lo que le criticamos es que se haya presentado esto de las playas artificiales como algo que NO ES y que se haya usado ese bombo y ese platillo para fines publicitarios SIN que se haya de verdad hecho un esfuerzo por hacer una verdadera playa artificial que le de servicio a la gente de bajos recursos del DF.
Desde mi punto de vista Marcelo le dió gato por liebre a la gente con lo de las playas artificiales, aunque estoy plenamente conciente de que debido a la situación económica de mucha gente, el gato en vez de la liebre es una bendición.
Una razón más para apoyar al peje en el 2007.
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