Por Manuel Mejido Los Grandes Días del 2007 * A las mujeres les es negado decidir sobre su cuerpo * Del aborto no existen cifras reales, sólo suposiciones * Cada legrado costaría al gobierno nacional 2 mil pesos Una tercera parte de los 106 millones de mexicanos han crecido en familias desintegradas o de madres solteras. Por décadas, los medios de comunicación han hablado y vendido la idea de “la gran familia mexicana”, a pesar de que en el país viven 4 millones 500 mil mujeres, que son madres solteras y solas educan, crían y protegen a sus hijos. Empero, millones de adolescentes y adultas deciden abortar el producto de una violación, de un abuso sexual o, incluso, de un descuido en el acto sexual. El decidir entre continuar el embarazo o interrumpirlo, sin duda, no es fácil. Deben enfrentar a una sociedad prejuiciosa y a una Iglesia oscurantista que ni siquiera les permite exigirle al hombre el uso del condón. En caso de violación, las leyes permiten la práctica del aborto en cualquier clínica del sector salud público. Pero, primero, deberán enfrentar un proceso engorroso ante los tribunales. Baste recordar lo ocurrido en el año 2000 con Paloma, una niña de 13 años, a quien el gobierno panista de Baja California le impidió interrumpir la gestación, a pesar de que se comprobó que había sido violada por su padrastro. Hablar de una cifra exacta de abortos en México es imposible. No se pueden asegurar, por la simple razón de tratarse de un acto ilegal, la mayoría de ellos practicados en lugares insalubres. Según las estimaciones del Consejo Nacional de Población, dependiente de la Secretaría de Gobernación, en el país se realizan anualmente 110 mil abortos. Ese padrón data de 1997 y hasta la fecha no ha sido actualizado. Organismos no oficiales, elevan las cifras hasta dos millones. Pero todas son aproximaciones. Ante el intenso debate sobre la despenalización del aborto, que podría aprobarse en el Distrito Federal y también la reforma enviada por el PRD a las comisiones de Salud en la Cámara de Diputados, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) presentará en los próximos días un minucioso estudio realizado por investigadores de diferentes ramas del saber. El documento, del cual Los Grandes Días tiene una copia, estima que al año se practican clandestinamente aproximadamente un millón 500 mil abortos, una cifra elevada y que pone en peligro la vida de las mujeres de clase baja y media, porque “las niñas bien“ cuentan con clínicas especializadas. Según el estudio de la UNAM, si los médicos del sector salud público trabajan 220 días al año y en ese mismo periodo se realizan millón y medio de abortos, con la despenalización se practicarían 6 mil 818 abortos diarios en todo el país. Los investigadores estimaron que el tiempo aproximado para interrumpir la gestación en un quirófano, lleva 30 minutos. Es decir, en una jornada laboral de ocho horas, cada médico podría realizar 16 abortos. Estas cifras parecen muy crudas, pero debemos considerar que el aborto es la tercera causa de muerte en las mujeres, sólo después del cáncer cervicouterino y la diabetes. Aunque las cifras oficiales de la Secretaría de Salud, ni siquiera lo tome en cuenta. En cambio, el INEGI, ubica al aborto como la cuarta causa de mortandad materna, con el 6.7 por ciento; después de la hemorragia del embarazo (27.4%); toxemia del embarazo (24.1%); y complicaciones del puerperio (10.4%). Interrumpir la gestación clandestinamente, cuesta entre tres mil y seis mil pesos, dependiendo del método, el lugar, la persona que lo va a realizar o, incluso, mediante una combinación de inyecciones. En cambio, en caso de despenalizar el aborto, el gobierno federal gastaría sólo 2 mil 287 pesos por cada uno. Nada si se compara el número de vidas que se pueden salvar y la garantía de salud que representaría a un millón y medio de mujeres que se exponen en legrados clandestinos. Cuando los procesos electorales más importantes a nivel nacional, no están próximos, es el momento justo del debate, porque ningún partido está dispuesto a perder su capital político al legislar en un asunto tan delicado y controvertido, como la despenalización del aborto en todo el país. Los asambleístas, diputados y senadores deben abrir bien los ojos y los oídos para ver y escuchar a los mandantes, quienes exigen a los gobernantes ofrecer garantías de salud pública. En el caso de una posible despenalización, no se estaría promoviendo el aborto, sino que se acabaría con el negocio de miles de personas que lo realizan sin los recursos médicos necesarios. Además sería el reconocimiento a la libertad femenina para decidir sobre la procreación. El aborto en México es una realidad, practicado en la clandestinidad. Además ¿quién ha ido a la cárcel por promover, realizar o practicarse un legrado? Hasta hoy, nadie. Pero sí han muerto millones de mujeres que decidieron sobre su cuerpo, aunque el gobierno y la Iglesia les niegue ese derecho universal. Hoy este diario publica una carta de la señora Blanca N. Ortiz Merino, de Puebla, quien me exige una disculpa pública por la colaboración del pasado martes. La molestia de la señora Ortiz se debe al párrafo donde escribo: “Las madres solteras, cáncer de México, disminuirían”. Por ello, reciba una disculpa pública, pero nadie puede negar que un universo de 4 millones 500 mil mujeres hacen de las madres solteras un “asunto” delicado, tanto que el gobierno del Distrito Federal destina 127 millones de pesos como ayuda a 16 mil 666 niños sin padres y ahora se planea la asistencia en toda la República. Tampoco puede ocultarse que México ocupa el lugar número 16 a nivel mundial, de madres solteras, aún por encima de Argentina, Chile y Colombia. También es un problema porque a las 4 millones 500 mil mujeres les fue negado el derecho de decidir si concebían o no. |
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