LOS 76 DÍAS DEL ESPURIO.

La realidad en 76 días

viernes, 23 de febrero de 2007

Juan José Morales Escrutinio Uno de los principales lemas publicitarios que manejó Felipe Calderón durante su campaña electoral, fue que él sería "el presidente del empleo". Esto es, que durante su gobierno se daría trabajo a los muchos millones de mexicanos que carecen de él. Uno de los principales lemas publicitarios que manejó Felipe Calderón durante su campaña electoral, fue que él sería "el presidente del empleo". Esto es, que durante su gobierno se daría trabajo a los muchos millones de mexicanos que carecen de él. También, como parte de la guerra sucia contra López Obrador, en la propaganda calderonista se le acusó una y otra vez de haber endeudado al gobierno del Distrito Federal. Aunque esta acusación fue desmentida y se probó que no había tal incremento de la deuda, siguió repitiéndose hasta -al estilo hitleriano- lograr que la gente la creyera cierta. Y, por contraste, Calderón se presentaba como un hombre cuidadoso y mesurado en materia de finanzas públicas. Pues bien, han transcurrido sólo dos meses y medio desde que Calderón subió al poder, y ya estamos viendo la realidad en esos dos terrenos, el del empleo y el de la deuda pública. Según noticias publicadas este jueves, en enero el desempleo se disparó hasta niveles sin precedente en mucho tiempo, y en sólo 76 días de gobierno calderonista, la deuda interna -aparte la externa- aumentó 8.21%, lo cual en términos absolutos significa un incremento de más de 134 mil millones de pesos. Así llegó a una cifra jamás vista en la historia de México: un billón 769 mil 425 millones de pesos. Ese millón de millones, más 769 mil 425 millones, es, sencillamente, una cifra alucinante, algo que va más allá de las posibilidades reales de comprensión de quienes tenemos que vivir con unos miles o -ya en el mejor de los casos- con 20 ó 30 mil pesos al mes. Las cifras sobre desempleo y deuda interna las revelaron dos organismos gubernamentales: el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) y el Banco de México. Según los registros del INEGI, durante enero la tasa de desocupación abierta en el país fue de 3.9%, o sea la más alta para el primer mes del año desde 2001 y 12.2% mayor que en enero del año pasado. Y cabe destacar que esa cifra se refiere a la desocupación abierta. No se toma en cuenta a los subempleados, a quienes desempeñan trabajos ocasionales ni a aquellos que, ante la imposibilidad de encontrar empleo, se aventuraron -siguiendo el consejo foxiano- a poner un changarrito para competir con las grandes empresas transnacionales. Esos, oficialmente, no son desempleados. Incluso se les considera "empresarios". En lo que se refiere al creciente endeudamiento, el informe del Banco de México indica que entre el 1º de diciembre -fecha de la casi subrepticia toma de posesión de Calderón- y el 16 de febrero, la deuda interna se incrementó en más de 134 mil millones de pesos. Esto es, en ese lapso creció al vertiginoso ritmo de casi 1,800 millones de pesos entre el amanecer de cada día y el del siguiente. Mantiene así Calderón la misma política de creciente endeudamiento que su antecesor Fox. Porque -y también según cifras del Banco de México- entre diciembre de 2005 y fines del mismo mes en 2006 -o sea en el tramo final del gobierno foxista- la deuda interna creció... agárrese usted... nada menos que 43.5%. Por supuesto, deuda significa pago de intereses. Y pago de intereses significa ganancias y más ganancias para los banqueros. Durante 2006, según datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el gobierno federal pagó por concepto de intereses sobre la deuda interna más de 130 mil millones de pesos. Es dinero que podría utilizarse para mejorar los cada vez más deficientes servicios de salud, o para construir escuelas, hospitales, guarderías, carreteras y viviendas de interés social. Pero va a engrosar las ganancias de los bancos extranjeros -españoles, ingleses y norteamericanos- que dominan el sistema bancario nacional y que en México obtienen ganancias incomparablemente superiores a las de sus países de origen. Así pues, en sólo dos meses y medio ya vimos la realidad de las promesas de Calderón, y ya vimos a quiénes beneficia su gobierno.