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martes, octubre 31, 2006

HABLANDO DE SÁTRAPAS PANISTAS.

EDITORIAL

Parque Zamora.

Oaxaca concita la atención de México y los mexicanos aquí y doquiera --nuestra diáspora en Estados Unidos, por ejemplo, se nutre con el arribo anual de medio millón de connacionales huyendo de la pobreza causada por la plutocracia neoliberal, pero todos sabemos las causales de la insurrección oaxaqueña.

Y esas causales son, por un lado, la insensibilidad de nuestros gobernantes. Por otro, la aberrante distorsión que esos gobernantes tienen del ejercicio del poder otorgado, mediante el voto, por la ciudadanía. Esta distorsión los lleva a tomar decisiones contrarias al interés del pueblo.

Caso en punto es la ciudad portuaria de Veracruz, cabecera del municipio del mismo nombre, cuyo ayuntamiento es presidido por cierto (el panista) Julen Rementería, un aristócrata criollo que piensa, como dice la escritora veracruzana Oralia Méndez Pérez, que "debemos seguir pagando los males de la Conquista".

Pues bien, héte aquí que el alcalde Rementería ha tenido la brillante idea de destruir el mayor pulmón del Centro Histórico de la ciudad portuaria, el parque y jardín Manuel Gutiérrez Zamora, para construir, en su lugar, un estacionamiento de vehículos. La idea ha concitado oposición popular.

En el parque --embellecido por un alcalde emérito, Víctor Gardoqui Zurita, quien gobernó de mayo a diciembre de 1991-- existen árboles centenarios, los cuales el alcalde Rementería pretende destruir, a fin de dar paso a su monstruosa obsesión, no obstante que la ciudadanía, consultada en 2005, no aprobó la propuesta.

¿Cuál es la razón que esgrime el alcalde? La de que quienes quieren acceder al Centro Histórico dejen sus vehículos en ese estacionamiento y se desplacen en taxi u otro transporte --o caminando-- por esa zona de edificios que pese a estar cargados de historia sufren abandono. El parque es por ley monumento histórico.

Empero, la racionalidad del alcalde es espuria. La población --que se opone a la destrucción del parque para erigir allí el estacionamiento-- sospecha, no sin malicia, que la razón vera de ese monstruoso empeño es el de hacer un gran negocio personal de don Julen y de sus socios, amigos y, por ende, cómplices.

Ese peculiar reacomodo de prioridades del Presidente Municipal (panista)para beneficiar su hacienda personal y la de sus cofrades es una expresión de insensibilidad y venalidad que ha irritado a los veracruzanos, quienes, encabezados por Edwin Corona y Cepeda, libran una batalla contra el aludido alcalde.

La batalla es mediática, pero con las limitaciones propias que los medios de difusión imponen: si difundir un asunto no les representa ganancia o mayor rating, no lo hacen. Así, el señor Corona y Cepeda intensifica sus afanes organizativos de la movilización social en defensa del parque Zamora.

Esa movilización parece crecer no sólo cuantitivamente, sino también en lo cualitativo. Los empeños de don Edwin se traducen en un engrosamiento de la oposición y resistencia a los propósitos del Presidente Municipal (panista) de destruir ese parque que es, por añadidura, centro recreativo y cultural.

La actitud de alcaldes como el de Veracruz parece ser la regla y la norma y no la excepción. En todo el país, gobernadores, alcaldes y ediles exhiben tal insensibilidad que ofenden a los gobernados, pues privilegian el interés personal --propio o de socios y amigos y compinches-- y desprivilegian el interés social.

En Veracruz se registra precisamente ese caso, magnificado por la obcecación del Presidente Municipal de realizar su negocio, el cual supondríase pingüe y acrecentador de su tesauro particular. Obsérvase obvio que lo que es importante para el alcalde no lo es para el pueblo veracruzano.

Esa comprensión de las diferencias esenciales entre prioridades particulares y las prioridades sociales que adviértese en el alcalde Rementería tienen, desde luego, orígenes de clase social, de formación personal y profesional y de filosofía de la vida.

Los veracruzanos han descubierto que la persona a la que confiaron las riendas municipales no los representa verdaderamente. Ese alcalde (panista) no entiende que el pueblo se divierte en parques y jardines públicos y no en estacionamientos de vehículos.

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