Guadalupe Loaeza escribe en el Reforma:
¡¡¡Obrador!!!
Muy querido Andrés Manuel:
Acabo de llegar a mi casa. Sí, estuve en tu cierre de campaña en el Zócalo. ¡Cuánta gente, cuánto fervor y cuánta esperanza se percibía en aquel ambiente de fiesta! Aunque el cielo estaba cubierto por algunos nubarrones que tenían forma de dinosaurio, por allí se colaban varios rayos de luz de un color amarillo intensísimo.
De hecho la plancha estaba pintada toda del color del sol, por eso ni falta nos hizo. La Catedral Metropolitana como siempre, ¡imponente! Según los cálculos del gobierno del Distrito Federal, había más de 200 mil personas. Te he de decir que las calles aledañas como Pino Suárez, 20 de Noviembre e Isabel la Católica, se caían de tanta gente que caminaba. Por mi parte yo llegué al Zócalo por Madero. También allí un mundo de gente: "Adiós, Lupita. Qué bueno que nos apoya. Vamos a ganar", me decía mucha gente al pasar con una gran sonrisa.
Es cierto, nos veíamos felices. Eran cerca de las cinco de la tarde y yo estaba todavía a la altura de Sanborns por más que apretaba el paso, sentía que no avanzaba. Quién sabe cómo le hacía, pero sin empujar a nadie, me abría camino hasta que por fin llegué al Zócalo. A la primera persona que me encontré fue a Laura Esquivel. "Vente conmigo. Vamos al templete", le sugerí a la vez que la jalaba del brazo. Las dos caminábamos, en medio de multitudes, rápido, rápido, así como si estuviéramos hipnotizadas.
Finalmente llegamos por la parte de atrás del templete, enfrente de las puertas de Palacio. Mostré mi gafete, una señorita toda amarilla verificó la lista en donde había muchos nombres y me dijo: "Pase". Sin embargo, no querían dejar pasar a Laura. "Señorita, esto no es posible. Esta maravillosa escritora ha vendido 5 millones de libros en todo el mundo. Es la escritora mexicana más leída del planeta tierra", le decía casi a gritos. "Lo sentimos mucho. No está en la lista y no puede entrar".
No lo podía creer. Le pedí a Laura que no se preocupara, que iba a hacer todo lo posible por mandarle una edecán para que pasara. Ya arriba en el templete, me dijeron que era imposible. Estaba a punto de bajarme para ir a darle una explicación, cuando de pronto, apareció Laura. "Entré gracias a Jesusa Rodríguez. Ella me metió", me dijo mi amiga con su sonrisa tan característica.
Estábamos las dos rogándole a las nubes que no estallaran, cuando de repente, se acercaron tus tres hijos a saludarnos. Se veían felices, con sus jeans muy deslavados y su chamarra bicolor negra con amarillo. Nunca me imaginé que los tres fueran tan platicadores; todo el mundo los saludaba con mucho afecto, para en seguida ponerse a platicar como si se encontraran en una kermés.
También me vino a saludar de lo más amable Claudia Sheinbaum. Claro, aproveché el momento para felicitarla por todas sus más recientes intervenciones. De los pocos que advertía en la primera fila, reconocí a doña Rosario, Porfirio Muñoz Ledo, Julio Scherer hijo, Javier Quijano, Mariagna Prats y muchos amigos más. Rogelio Ramírez de la O era el único que llevaba traje y unos zapatos de gamuza café oscuro, muy bonitos.
Horacio Duarte fue con su hija como de tres años. No dejaba de besarla y de abrazarla. Por un momento tuve ganas de ir a saludarlo pero lo vi tan enternecido con su hijita, que no me atreví a interrumpirlo.Eran casi las seis de la tarde, cuando se escucharon muchísimos aplausos y porras. Claro, el candidato de la coalición "Por el Bien de Todos" había hecho su aparición en medio de miles y miles y miles y miles de simpatizantes.
¡Qué barbaridad, qué entusiasmo y alegría se desató en esos momentos! Afortunadamente hasta ese momento aún no llovía. Empezaste a hablar. Lo hacías vestido con tu traje oscuro y tu camisa muy blanca, con una actitud de un verdadero estadista. Tus palabras daban confianza. A leguas se sentía que tenías muy claro todo lo que ibas a hacer al llegar a la Presidencia. Te sentí seguro. Pero sobre todo percibí que creías en cada una de las palabras que pronunciabas.
"Él sí cree en lo que dice", le dije a Laura. "También yo le creo", me contestó. Me gustó que les mandaras un mensaje a todos los sectores. Me gustó tu tono conciliador. Y también me gustó que al finalizar tu discurso, rindieras un homenaje a luchadores sociales como Rosario Ibarra, Heberto Castillo, Demetrio Vallejo y Cuauhtémoc Cárdenas.
Sinceramente, Andrés Manuel, me pareciste muy generoso porque tampoco te olvidaste de agradecerle su apoyo a Elenita, a Fernando del Paso, a Sergio Pitol y a Carlos Monsiváis. Ah, cómo aplaudía la gente al escuchar cada uno de estos nombres. "Muchas, muchas gracias", dijiste refiriéndote a todos aquellos que fuimos a apoyarte al Zócalo después de 10 meses de una campaña y precampañas tan desgastantes.
No, Andrés Manuel, no tienes nada que agradecer. Somos nosotros los que te agradecemos por hacernos sonreír desde el fondo de nuestro corazón.Qué bueno que ya se acabó la campaña. Qué bueno que ya no veremos más los spots de tus adversarios que tanto coraje y rabia nos provocaban. Y qué bueno que ya no recibiré tantos correos electrónicos tan violentos.
Por cierto que ayer recibí uno que me llamó particularmente la atención. Te confieso que cuando lo leí me dio mucha tristeza porque, de ser verdad, me parece lamentable por parte del candidato del PAN. Te lo transcribo literalmente: "¡Qué torcida y chueca es la derecha!
"Personas allegadas al candidato del PAN Felipe Calderón me hicieron saber que la entrevista que dio éste a MVS llamada 'Ésta es su casa' fue hecha en una casa rentada especialmente para la entrevista para que se viera de condición más humilde."Eso se llama 'doble moral' pues engaña a la gente que lo sigue y apoya. Ya que su casa es otra."No así los otros candidatos que abrieron las puertas de sus casas a dicha entrevista. Gloria Virginia Manssur".
Ay, Andrés Manuel, no obstante estoy tan feliz, sigo preocupada por el 2 de julio. Me dio mucho miedo lo que se descubrió respecto a la vulnerabilidad de nuestro padrón electoral. Me dan mucho temor los spots tan violentos de algunas asociaciones empresariales. Y me da mucho miedo un posible fraude electoral por parte de tus adversarios. No obstante, te ofrezco seguir al pie de la letra lo que recomendaba una enorme manta que vi en el Zócalo: "Hazle caso al corazón, Vota Andrés Manuel López Obrador". Así lo haré.
Nos vemos el domingo en la noche, en el mismo lugar y con la misma gente. Ese día, te lo juro que cantaremos el Himno Nacional a todo pulmón y con una enorme sonrisa. Guadalupe.
P.D. ¿Sabes por qué van a votar por ti tantas mujeres? Porque vas a repartir muchas "máquinas de coger", como tú tabasqueño dirías a las de coser.
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jueves, junio 29, 2006
LAS MÁQUINAS DE COSER (dicho en tabasqueño).
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 3:20 p.m.
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