Por la trascendencia del análisis que ya aquí hemos comentado acerca de la responsabilidad que tienen tanto el IFE como el presidente Fox para que el resultado de la elección sea transparente, quiero insertar el artículo que hoy publica la revista Proceso de José Gil Olmos.
Los árbitros. josé gil olmos
México, D.F., 1 de marzo (apro).- Las funciones de árbitro político del presidente Vicente Fox, y árbitro electoral, del IFE, están en riesgo, pues ambas instituciones están siendo cuestionadas en su imparcialidad. Si en un juego la figura del árbitro es puesta en duda, lo más seguro es que el resultado final sea, por lo menos, cuestionado y eso, en el caso de las próximas elecciones, es un riesgo porque de lo que hablamos es de ingobernabilidad.Desde hace tiempo se han venido escuchando voces de alerta de posibles actos de violencia en esta elección. Lo mismo hemos oído de atentados y de provocaciones, que de intentos de fraude. Pero es hasta ahora que comenzamos a vislumbrar el riesgo que existe de una elección inestable; pero por la actuación del presidente Fox y del Instituto Federal Electoral.Del papel del presidente Fox se ha cuestionado el uso de los programas sociales de su gobierno en beneficio del candidato presidencial del PAN, Felipe Calderón. Pero si esto no se ha podido comprobar, en los hechos existen posibilidades, ya que, curiosamente, la coordinadora general de la campaña calderonista es Josefina Vázquez Mota, exsecretaria de Desarrollo Social, quien tiene toda la información de las necesidades en todas las regiones del país y las podría usar eso en beneficio de las propuestas del candidato albiazul.Otro de los puntos es que Vicente Fox, de manera hasta inocente, viene usando en sus promocionales de gobierno difundidos en todos los canales de televisión y de radio frases de la campaña de Calderón. Tal es el caso del slogan "Si seguimos por este camino, mañana México será mejor que ayer".Lo paradójico es que durante los gobiernos priistas la acusación que se hacía en tiempos electorales --el propio Fox en el 2000 a Ernesto Zedillo-- era que estaban haciendo uso de los recursos públicos y la difusión de programas sociales en favor de sus candidatos presidenciales. Lo cual era una verdad. Pero hoy vemos exactamente la misma crítica pero hacia los panistas.La neutralidad del presidente Fox como árbitro político de una contienda de por si complicada no está siendo asumida por el jefe del Ejecutivo, quien muestra de esta manera expresa una ignorancia preocupante del rol político que debe de jugar en una elección. La ley de por sí establece que no puede, desde el gobierno, favorecer a ningún candidato; además está su responsabilidad de gobernante para que el desarrollo de la competencia entre los partidos y sus candidatos se de en las mejores condiciones de equidad y neutralidad, no al contrario.El otro árbitro de esta elección que no está cumpliendo con sus facultades previstas en la ley, ni con el papel político que le corresponde es el IFE, sobre todo de algunos de sus consejeros y funcionarios, como es el caso del presidente del instituto, Luis Carlos Ugalde.Hace dos años, cuando se conformó la nueva integración del IFE, los partidos PAN, PRI y PRD, negociaron la entrada de los nuevos consejeros. Germán Martínez, Elba Esther Gordillo y Pablo Gómez, fueron los principales negociadores.Luego de varias discusiones, por una impericia del diputado perredista Pablo Gómez, el PRD se quedó al margen de las propuestas de los consejeros y al final la decisión fue tomada por la entonces coordinadora de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados, Elba Esther Godillo, y su homólogo del PAN, Germán Martínez.De acuerdo con varias versiones recogidas sobre las negociaciones para ver quién se quedaría en la presidencia del IFE, ante el rechazo a varios de los propuestos, al final quedó Luis Carlos Ugalde, entonces dedicado a la investigación y a la academia. La maestra Gordillo fue quien lo habría propuesto.El IFE quedó integrado por nuevos consejeros con una inexperiencia manifiesta en las contiendas político-electorales. Ninguno de ellos había participado en la resolución de conflictos políticos y, mucho menos, había mostrado una preparación para ello. Antes de llegar al IFE, Ugalde era escasamente conocido entre la ciudadanía.Al margen de todo esto, en los hechos la actuación del IFE ha dejado mucho qué desear. Débiles en la intromisión política del expresidente José María Aznar, endebles a la hora de analizar el papel del presidente Fox, incapaces en organizar el voto de los mexicanos en el extranjero, el papel de este instituto está en riesgo de ser rebasado por las circunstancias cada vez más difíciles de este proceso electoral. En las manos del IFE estará la calificación de una de las elecciones más difíciles e importantes de la historia moderna de México y si no es capaz de hacer valer su autoridad, el vacío que dejarán seguramente será aprovechado por los actores de esta contienda, quienes, ante la falta de un árbitro fuerte, intentarán hacer su propia voluntad. Las consecuencias de esto será la inestabilidad y tanto el IFE como el presidente Fox tendrán que rendir cuentas por su irresponsabilidad.
Es importante para que el resultado de la elección sea incuestionable, que nos deprendamos de la apatía y la modorra y que el 2 de julio salgamos todos a votar por AMLO. Solo con un margen abultado de diferencia en los votos a favos de AMLO no se atreverán los árbitros a hacer una marranada.
Una poderosa razón para salir a votar por AMLO y la mayoría perredista en el Congreso.
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