Desaparecidos.
josé gil olmos México, D.F., 19 de septiembre (apro).-
Hace cuatro meses Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, militantes del Ejército Popular Revolucionario (EPR), fueron capturados en Oaxaca y, hasta la fecha, no se sabe de ellos. Son los primeros desaparecidos políticos del gobierno de Felipe Calderón, el que al parecer está dispuesto a reeditar los instrumentos de la guerra sucia de los años setenta.
En un sistema presidencialista como el de México, es muy difícil creer que el jefe del Ejecutivo desconozca el paradero de los dos activistas del EPR, sobre todo después que dicho grupo ha concretado dos series de sabotajes a ductos de Pemex, con costos millonarios.
Por eso suenan a burla las declaraciones del gobierno federal, del Ejército, aunadas a la comparsa del ombudsman nacional, en el sentido de que no tienen idea de dónde estarán los dos milicianos del EPR desaparecidos desde el 25 de mayo en Oaxaca, y de que no están ni han estado en cárceles militares, como si en éstas se llevara un registro público de los detenidos.
También suenan a burla las declaraciones del secretario de Marina, almirante Mariano Francisco Sáynez, así como las del procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, de que todo se reduce a un ajuste de cuentas entre la guerrilla.
Es verdad que entre los grupos insurgentes ha habido estos ajustes internos, y que en algunos casos éstos han derivado en asesinatos. Pero siempre han sido en sigilo, para no llamar la atención, y en esta situación en particular, todo indica que se trata de una operación del gobierno federal.
Hay muchas versiones de cómo se dio la captura. La primera fue que policías de Oaxaca los detuvieron fortuitamente en un hotel de la capital llamado “El Arbol” y, cuando descubrieron quiénes eran los activistas, los entregaron a los militares, los que los torturaron varios días, a tal grado que los sacaron en camilla para transportarlos a las instalaciones de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en la Ciudad de México.
Felipe Edgardo Canseco, exguerrillero, abogado e integrante de la organización política Izquierda Democrática Popular, reveló a Proceso esta semana (edición 1611) que el 9 de agosto, poco después del mediodía, un militar de uniforme, que se identificó con credencial del Ejército, acudió a sus oficinas para decirles que había visto a los dos miembros del EPR ingresar a las instalaciones del Campo Militar Número 1, un hecho que el gobierno de Calderón y la propia Sedena han negado en varias ocasiones.Leer más...
GERMÁN MENTIRAS O EL SÍNDROME DE LA CHIMOLTRUFIA.
“Fox tiene las manos limpias”, asumía Germán Martínez hace un año.
Álvaro delgado México, D.F., 19 de septiembre (apro).-
Vicente Fox y su gobierno, el primero del Partido Acción Nacional (PAN), fueron completamente honestos, aseguró Germán Martínez Cázares poco antes de asumir la Secretaría de la Función Pública (SFP), la dependencia encargada de combatir la corrupción en el sexenio de Felipe Calderón.
“¡Metería las manos al fuego por Vicente Fox!”, afirmó Martínez Cázares, en entrevista con este reportero en octubre del 2006, aunque aclaró que no lo hacía en el caso de Marta Sahagún ni los hijastros del expresidente, quien --insistió-- “tiene las manos limpias”.
--¿El de Fox fue un gobierno honesto?
--Sí --respondió Martínez.
--¿No hay ningún acto de corrupción que pueda ser sancionado por el gobierno de Calderón?
--¡Metería las manos al fuego por Vicente Fox!
--¿Y por su mujer?
--Yo sólo meto las manos al fuego por la honestidad de Vicente Fox Quesada.Leer más...
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