Una de las cosas que más admiré del pasado 15 de septiembre fue el esplendor y la fortaleza que la resistencia civil pacífica mantiene. En la ciudad el ambiente estaba un poco tranquilo después de las vacaciones de verano, pero en menos de una semana las redes y los renegados comenzaron a organizarse para sacar adelante el festejo patrio. Nos volvimos a congregar en la plaza Emiliana de Zubeldía, con ideas frescas, muchas carencias (gracias en gran medida a la falta de apoyo del partido) y ánimos renovados. Unas compañeras se comprometieron a poner comida: chicharrones en salsa, chilaquiles, barbacoa, totopos, frijoles, guacamole. Otras compañeras propusieron ideas para decorar la plaza con los tres colores de la bandera. Por un lado un renegado sugería personalidades que pudieran dar el Grito. Se pensó en la elaboración de un cartel y desde hacía varios días se transmitía un anuncio en la radio. Faltaban algunos detalles como la tarima o el aparato de sonido, sin embargo, las cosas comenzaron a cuajar poco a poco.
El 15 por la tarde llegamos a decorar la plaza. Como es costumbre, el clima no nos favorecía y ni modo, el deber llamaba. La Liz preparaba varias fotografías ampliadas de AMLO y de otras personalidades para ponerlas en exhibición. Alejandra confeccionaba una línea de globos tricolores entre dos robustas palmeras. El Ordóñez ajustaba la línea de globos a una altura apropiada, mientras que los demás compañeros resolvían detalles importantes. Carlos Aparicio iniciaba la transmisión del Grito en el Zócalo. Yo estaba tenso por el éxito de la celebración en la plaza y preocupado por las noticias del Zócalo que transmitía RadioAMLO; todo pintaba mal, como si se estuviera montando el escenario para una represión. Me trasladé a la Bemba para acompañar a Carlos en la conducción. El Grito de Doña Rosario nos erizó los cabellos. Potente, decidida, sin miedo. “Muera el mal gobierno” exclamó contundente. Luego llegó la consulta del “¿nos vamos o nos quedamos?” de Jesusa. La propuesta me tomó por sorpresa y sinceramente yo juré que la gente se quedaría; pero no fue así. Desde el primer momento Carlos afirmó que se había negociado la retirada; yo guardé silencio, no sabía qué pensar. Me hubiera gustado que la gente se quedara; era el escenario ideal para manifestar nuestro repudio al usurpador.
De la Bemba fui por mi morra y de regreso a la plaza. Ya eran como las diez. La Gallina Pinta, una banda de ska muy divertida, tocaba a toda máquina y tenía bailando a chicos y a grandes. Para entonces yo andaba hambreado, deshidratado y desarrollando una pulmonía por entrar a la cabina helada de la estación después de haber sudado como loco. Las compañeras servían plato tras plato de taquitos de barbacoa y chicharrones. Yo le entré a un cus cus de lentejas delicioso. Las banderas de la CND ondeaban por lo alto. La decoración quedó de primera. Por un lado se proyectaba la memoria fotográfica que armé en Powerpoint sobre la resistencia. Todos conversaban, saltaban y sonreían a pesar de la caótica conducción del evento. Creo que todos nos sentíamos bien al volver a vernos. Lo mejor fue que estaban presentes muchos rostros que no había visto antes.
El Grito fue algo accidentado pero sumamente emotivo. Viva las muertas de Juárez, los presos políticos, el gobierno legítimo... Fue un sencilla pero contundente victoria. AMLO celebraba en Oaxaca, Ebrard y la resistencia en el DF, así que no nos sentíamos solos. Los panistas ni su huella: el Pelele rodeado de vallas y soldados.
Video
http://www.youtube.com/watch?v=4glsS-X-_Y4
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jueves, septiembre 20, 2007
CRÓNICA DEL GRITO EN HERMOSILLO
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Publicadas por Anónimo a la/s 12:24 p.m.
Etiquetas: 15 de septiembre, grito de los libres, hermosillo, resistencia civil pacífica, sonora
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