ES LA HORA DEL RECUENTO Y DE LA MARCHA UNIDA.

George W. Bush: resguardo a un asesino

domingo, 11 de marzo de 2007

Por Dr. Delfín Quezada Domínguez No es el título de alguna película de homicidas, pero yo soy uno más en el mundo que protesta por la llegada de un asesino a nuestro país, a Nuestra América. Posiblemente muchos se preguntarán por qué hacemos esto, ya que ese sujeto (Bush) no leerá este documento, ni él ni sus perros guardianes. La única intención y pretensión de estas líneas es para que nuestros coterráneos tengan una idea más amplia de quién es ese individuo tan odiado en el mundo y cuáles son sus intenciones en México. ¿Por qué Yucatán? ¿Será que vendrá a observar el futuro espacio petrolero, el cual pronto caerá y estará en sus sucias manos a los pasos que vamos? Pero veamos quién es esa "blanca" persona que tan celosamente resguardan y cuidan con nuestros impuestos aquí en México, como si se tratará de un hombre que riega el bien por el mundo. Conocemos de ese sujeto porque su forma de vivir es ver cómo sufre su pueblo, cómo mueren los hijos de su patria, cómo asesinan sus hombres, cómo contaminan el medio ambiente, cómo se burla de la gente. ¿Su nombre? George W. Bush. Un ser inhumano que vino a este mundo a seguir los pasos asesinos de su padre. Un ser fundamentalista que se ha autoerigido gobernante de la tierra, el hacedor de la democracia, el anti-mesías; el personaje que explota, esclaviza y denigra a todos los humanos, pero principalmente a los de su pueblo. En la historia de la humanidad solamente Hitler puede comparársele con los genocidios cometidos en pro de la "democracia" mundial, como si no supiéramos cómo viven en el país, su país el de mayor consumo de drogas entre los niños, jóvenes, adultos y ancianos; hablamos de los Estados Unidos, su nación, su pueblo. ¿Todo por qué, por qué esa depresión del pueblo de los Estados Unidos? La respuesta es sencilla, no está muy lejos adivinarla; por la tensión que viven sus habitantes día con día a las amenazas de muerte que gratuitamente ha comprado para ellos "su presidente" a través de los países árabes, y todo ello con el único afán de arrebatarles su riqueza: el oro negro. Ese país (EE.UU.) que ha mostrado las garras de un salvajismo sangriento en todo su esplendor en la historia contemporánea. Ese país que ha preferido invertir millones y millones de dólares en la carrera armamentista sin importarle en lo mínimo lo que sufren los jóvenes mutilados y las familias que han perdido a sus seres queridos en su propio país; niños, mujeres, ancianos, jóvenes que han sido despiadadamente asesinados de manera errónea o intencionalmente; niños huérfanos, con hambre y heridas múltiples, contaminación del medio ambiente, etc., etc. Sería tedioso seguir enumerando los datos estadísticos de todo lo mega-negativo que ha traído el período de G. Bush a nuestras sociedades contemporáneas, pero lo peor del caso es de aquellos seguidores que le hacen reverencia, que le siguen, que lo idolatran, aquellos que les besan los pies. Desafortunadamente, los dos últimos representantes de nuestro país, el digno Estado Mexicano, son indignamente parte de esa mafia bushiana. Seguimos con este personaje que se basa en el discurso de imponer y vigilar la democracia en el mundo, de ordenar eliminar las armas nucleares de los países y otras linduras. Curiosa o burlonamente, es él quien viola todas las disposiciones de la Organización de las Naciones Unidas (sistemáticamente pasa por alto todos los acuerdos internacionales sobre la carrera armamentista), es él quien basa su poder en un estado militarista, ese régimen que "combatió" con fiereza en Suramérica en los años 70s y 80s; es él quien cuida que los países no trafiquen con las drogas, cuando todos sabemos que en las entrañas de su país está el mayor mercado y los mayores consumidores. Esa es la persona que cuidan las autoridades con tanto ahínco, esa es la persona que defiende a uno de los mayores terroristas de Latinoamérica: Carriles Posadas, quien ha sido denunciado ante la comunidad internacional tanto por el Diario de la Dignidad, Identidad y Soberanía POR ESTO!, como por el Comandante Fidel Castro. Sin embargo, es él quien dice "luchar" contra el terrorismo mundial. Es por esa persona que se ha trastocado la normalidad de nuestra vida, que por él los sabuesos han insultado, humillado y golpeado a la comunidad civil; se han cerrado las calles, han puesto en riesgo las vidas humanas por su estancia en Nuestra América; en Nuestra Mérida. Estados Unidos de América nunca será una gran nación, ni será recordada como tal en la historia, ya que la fuerza de las grandes naciones está en el nivel de civilización que han alcanzado, más que en el quijotismo belicoso de sus tribunos y caudillos; y como las naciones necesitan el estado de paz para civilizarse, debemos luchar juntos contra los pronunciamientos y acuerdos de asesinos y las guerras que a ello conllevan. El pueblo de los Estados Unidos de América debe de ser una administración civil y no un cacicazgo militar. Finalizamos estas líneas con una ideal de uno de los más grandes pensadores de América; el prócer cubano José Martí: "Ya no podemos ser el pueblo de hojas que vive en el aire con la copa cargada de flor, restallando o zumbando, según la acaricie el capricho de la luz o la tundan y la calen las tempestades; ¡los árboles se han de poner en fila para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes".