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domingo, marzo 11, 2007

EL FASCISMO EN ACCIÓN.

El Partido Popular "basa su estrategia en mentiras y propaganda", acusa Madrid

Cientos de miles exigen la dimisión del presidente José Luis Rodríguez Zapatero

El líder derechista Mariano Rajoy llama a "aniquilar" a Batasuna y cambiar el gobierno

ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL

Españoles agitan banderas franquistas y de su país en la manifestación contra "la rendición de Rodríguez Zapatero ante el terrorismo"
Españoles agitan banderas franquistas y de su país en la manifestación contra "la rendición de Rodríguez Zapatero ante el terrorismo" Foto: Reuters

Madrid, 10 de marzo. Cientos de miles de simpatizantes y militantes del derechista Partido Popular (PP) se manifestaron este sábado en Madrid para exigir la dimisión del presidente del gobierno, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, al que acusaron de "traidor" y "cobarde" por ceder "ante el chantaje y el terrorismo" de la organización armada vasca ETA.

Bajo un mar de banderas españolas -centenares de ellas utilizadas durante la dictadura franquista-, el líder del PP, Mariano Rajoy, instó a sus seguidores a aniquilar a la coalición de la izquierda separatista vasca, la ilegalizada Batasuna, y a cambiar el gobierno del país en las próximas elecciones generales.

El centro de Madrid se llenó de personas indignadas por la medida adoptada recientemente por el gobierno de Rodríguez Zapatero, a quien acusan de "rendición" ante ETA por su decisión de conceder "prisión atenuada" al preso Iñaki de Juana Chaos, ante el riesgo de sufrir la muerte o un coma irreversible por los estragos de una huelga de hambre de 115 días.

Por primera vez en la historia de la joven democracia española, el principal partido de oposición, el conservador PP, convocó a una manifestación para protestar por la política antiterrorista del gobierno, que hasta ahora era una "cuestión de Estado" que se eximía de la batalla electoral.

A la concentración, la primera que convoca directamente la oposición en contra de las políticas del gobierno, se sumaron otros grupos, como la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), el Foro de Ermúa y la Fundación Miguel Angel Blanco.

Según la Comunidad de Madrid, en manos del PP, la convocatoria reunió a más de 2 millones de personas. Sin embargo, para el gobierno español la respuesta estuvo "por debajo de las expectativas planteadas desde el principio". La policía estimó en 350 mil la cantidad de asistentes.

Bajo el lema "España por la libertad. No más cesiones a los terroristas", inscrita en una pancarta que sostenían Rajoy y miembros de la AVT, los manifestantes corearon consignas contra el gobierno, entre ellas "ZP al paredón" o "Zapatero, al hoyo con tu abuelo", en alusión al fusilamiento del abuelo del mandatario en la guerra civil.

A lo largo de la manifestación, también plagada de banderas oficiales del PP, se escuchaba constantemente el himno de España y la canción habitual del partido en sus actos electorales. Otro de los gritos más coreados fue "Aquí estamos, Zapatero jódete", y "Zapatero, dimisión".

Al grito de "¡presidente, presidente!" tomó la palabra Mariano Rajoy, el único orador de la protesta, quien pronunció un discurso crítico con el gobierno en que aludió constantemente al terrorismo.

El líder de la derecha agradeció la presencia de los "españoles de bien", y luego explicó las razones de la convocatoria: "España es responsabilidad de todos. Nos ha movilizado la actuación de un gobierno que se ha dejado coaccionar por un asesino, un terrorista que no pide perdón, que nos desprecia y se ríe de nosotros con sus parodias de hospital", en alusión a la huelga de hambre de 115 días de De Juana Chaos.

El punto nodal del discurso de Rajoy fue para arremeter contra las políticas del gobierno en materia penitenciaria y de lucha contra el terrorismo: "Nos ha traído aquí la falta de gallardía de un gobierno que se ha excusado en la aplicación de políticas inteligentes y razones humanitarias. Hemos venido a decir 'no' a esa burla de la ambulancia y a todo lo que se oculta tras esa claudicación".

En relación al traslado de De Juana Chaos a un hospital del País Vasco, donde anunció el final de la huelga de hambre, el líder del PP añadió que "este gesto ha desenmascarado todos los disimulos: ya no es posible ocultar lo que resulta evidente. Ahora sabemos por qué se nos humilla ante los terroristas, por qué Batasuna, que es ilegal, recibe mejor trato que quienes cumplimos las leyes. Ahora sabemos por qué había que retorcer las normas para satisfacer a un terrorista insaciable. Es el peaje que paga el gobierno para poder negociar".

El dirigente también lanzó una advertencia a la izquierda abertzale: "Queremos recuperar la España que no se rendía ante los terroristas, que no se rendía ante los asesinos, que no menospreciaba a las víctimas. Esa España que consiguió que ETA no matara porque no podía matar. Esa España que acabó con el terrorismo callejero. Queremos que Batasuna desaparezca de nuestras calles, de nuestros telediarios y que ni sueñe con volver a los ayuntamientos".

En medio de una multitud enfebrecida y furiosa contra el gobierno español, Rajoy lanzó su grito final: "¡Viva España!"

Ante la estrategia del PP de cercar al gobierno por el caso De Juana Chaos, la vicepresidenta primera del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, señaló que "el PP se ha convertido en el principal partido de la agitación, que basa su estrategia en mentiras y propagandas, por lo que está rompiendo las líneas rojas del juego democrático para recuperar el poder".

EL ANÁLISIS:

Marcos Roitman Rosenmann

La manifestación: Franco anida en los populares

La "prisión atenuada" para Iñaki de Juana Chaos levanta pasiones. Como de costumbre el problema tiene una vertiente política. La decisión judicial, inapelable con el código penal bajo el brazo, ha sido instrumentalizada por el Partido Popular (PP) para atacar al gobierno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Ningún otro partido del espectro parlamentario sigue en su actitud de insubordinación al Poder Judicial. Pero los populares convocan a una manifestación y abren un frente contra todo aquel que piense contra ellos. Contratan 670 autobuses para el acarreo de gentes desde toda España. Se citan sus miembros del Parlamento, de la Comunidad de Madrid y del ayuntamiento, no faltan famosos de medio pelo. Asisten miles de personas. Lo soez, cuestión habitual en el lenguaje de la derecha española, es lo más aplaudido por los dirigentes del PP. Dan su beneplácito, pero no repiten el cántico. La presión se tiñe de banderas constitucionales y también nacionales, a la par que se grita "¡gobierno dimisión!", se insulta a ministros y todo cuanto huele a demócratas. Si miras mal o rechazas propaganda, eres un infiltrado. Recordemos todo un día antes de la masacre del 11 de marzo de 2004 en la estación de Atocha que costó 199 víctimas y más de 2 mil heridos. Ellos no reciben subvención de la Comunidad de Madrid como Asociación de Víctimas del Terrorismo y tienen que abandonar la capital, establecerse en otro lugar. Esperanza Aguirre los desahucia, solamente busca desestabilizar al gobierno central.

La manifestación recuerda las maniobras arteras de la derecha chilena contra la Unidad Popular: se apelaba a la lógica de la sedición y el llamado al golpismo. En este caso se pide la dimisión de un gobierno. Los argumentos del PP responden a los esgrimidos por Franco en momentos de crisis. Fueron de gran utilidad para la movilización social de la población. Bastaba con tildar a quienes luchaban por la democracia o la libertad como traidores a la patria para producir la catarsis. A los gritos de "¡Franco, Franco, Franco!", le seguían los de "unidad", para concluir con el ya clásico "España: Una, España Grande, España: Libre". Este franquismo sociológico anida en los corazones de los populares de manera indeleble, cohesionando buena parte de su militancia, de sus 10 millones de votantes y sirve para mantener su propuesta política de unidad de España fundada en el pacto constitucional de 1978 y sus autonomías regionales. Cuando dicho proyecto se ve amenazado vuelven a sus orígenes. Se transforman en las fuerzas vivas del movimiento. España la sitúan al borde de la balcanización y sin futuro, señala Acebes. Desde su atalaya, defenderán la nación española, el Estado unitario, encabezando la lucha contra el separatismo. El mal no es ETA, lo representa el gobierno de Rodríguez Zapatero, los partidos parlamentarios, la reforma de la Constitución, los estatutos de autonomía, repensar el país, además de la lucha antiterrorista. Ceder ante las exigencias de ETA es el último eslabón de errores. Para el PP, valedores de la integridad de España, todos han claudicado. Por ello, convocar a la manifestación es una obligación moral y todos los españoles de bien deben acudir. Rajoy representa la España responsable, quienes eluden su compromiso son traidores. La manifestación no es partidista. Eso le permite llamar a todo español bien nacido a mostrar su descontento en España o en las embajadas sea en Buenos Aires, París, Roma, etcétera. No manifestarse es situarse bajo la canalla, ser marionetas de ETA o estar seducidos por las mentiras del gobierno.

Así, mientras no recuperen el poder, el PP habla de traición a España y del pacto antiterrorista. Su discurso señala la política de diálogo y negociación con ETA acordada por los grupos parlamentarios en 2005, menos ellos, como el comienzo de la ruptura de España. Y frente a tal desaguisado, han emprendido la cruzada. Rodríguez Zapatero es amigo de ETA, su gobierno es débil y mancilla el honor de los españoles. Los ciudadanos se merecen retomar la senda de Aznar. Este no cedió y es ejemplo de gallardía. Cantinela aderezada con una campaña por demostrar la actual ilegitimidad del gobierno. Muchos en la manifestación corearon la dimisión de Rodríguez Zapatero. Su triunfo, el 14 de marzo de 2004, viene siendo cuestionado por el PP, bajo la teoría de la conspiración para derrocar al gobierno del Partido Popular y ganar las elecciones. El atentado de Atocha del 11 de marzo de 2004, tras el cual el PSOE ganó las elecciones, forma parte de una trama de ETA y el islamismo radical de la cual el PSOE se beneficia indirectamente. De no haberse producido, Rajoy hubiese ganado. El atentado terrorista cambió el rumbo de España, dirán los dirigentes del PP, amén demuestra vínculos entre ETA y el radicalismo islámico. Vínculos que no han querido ser investigados por las nuevas autoridades impidiendo saber toda la verdad, cuestión que demostraría cierta connivencia de los dirigentes del PSOE con ETA y la trama que facilita su triunfo el 14 de marzo de 2004. En esta lógica se han establecido Aznar, Rajoy, Acebes, Zaplana, Esperanza Aguirre y otros. Hoy en la manifestación Gallardón se quita la careta y participa en primera línea de fuego. Se acabaron los centristas. No importa que el atentado fuese reivindicado por las células de la red Al Qaeda en Madrid, que la comisión parlamentaria, tras meses de trabajos, que los peritos, y ahora el juicio, estén una y otra vez dejando constancia de su falsedad; siguen intoxicando a la ciudadanía. Así lo hicieron con las armas de destrucción masiva. No aceptan la derrota electoral.

Sin embargo, el problema es otro. El caso de De Juana Chaos es coyuntura. Lo que está en juego no es la política antiterrorista. La agenda está marcada por una propuesta diferente de Estado, de reincorporación de la izquierda abertzale, de eliminación de la ley de partidos políticos . En esta lógica, el PP está fuera de juego. Las preguntas apuntan en otras direcciones. ¿Cuáles son las perspectivas de un nuevo estatuto de autonomía en el País Vasco? ¿Cómo y de qué manera se pensará una concepción federal y de soberanía? La idea de España y la concepción del Estado-nación se debe reformar.

La declaración del presidente de gobierno en el Senado señalando que todos han cedido ante el chantaje -"No es la primera vez que el gobierno ha cedido al chantaje de ETA, es la primera vez que un partido político responsable se atreve a decir que un gobierno ha cedido al chantaje de ETA. Estamos ante un debate plagado de hipocresía y cinismo"-, muestra que la manifestación es la consolidación franquista de la idea de España. El debate es otro.



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