Estas editoriales fueron publicadas en los últimos días en Público Milenio de Guadalajara. Hay que resaltar que el director de Público Milenio en Guadalajara, Diego Petersen Farah, al contrario de lo que han hecho Carlos Marín y Ciro en México DF, a pesar de ser más bien de derecha y hermano del futuro alcalde de Guadalajara, como buen profesional, no ha tenido reparos en publicar columnas y reportajes que demuestran la corrupción panista, aún cuando se denuncien a personajes relativamente cercanos a Alfonso Petersen, de los que más adelante les tendremos -muy graves- noticias, y aún cuando columnistas de Guadalajara, como Juan María Naveja y Guillermo Valdés (de GEA) se han unido al gobierno de Calderón. Para demostrar que sí se puede dar voz en un solo diario a todas las corrientes, sin necesidad de ser arrastrados, traidores o insultar diariamente a los lectores como Carlos Marín o Gómez Leyva.
GABRIEL TORRES ESPINOZA: RAÚL ALEJANDRO, A TUS ZAPATOS
Dos décadas atrás, una práctica frecuente fue que los políticos intentaron ser empresarios. A través de las paraestatales, el gobierno mexicano improvisó políticos como gerentes de empresas gubernamentales. Era muy difícil pasar de la empresa al gobierno, pero bastante sencillo llegar a la empresa (paraestatal) desde el gobierno. Los números rojos imperaron en estas empresas públicas, que por ser administradas por políticos sin visión empresarial, se fueron a la quiebra y representaron fuertes erogaciones de recurso fiscal.
Ahora la moda es que los empresarios se encarguen de la política. Pasamos al otro extremo de las cosas. Las cámaras empresariales son uno de los principales lugares para el reclutamiento político de funcionarios. Por su propia historia, naturaleza e intereses económicos, fundamentalmente el PAN ha reclutado e incrustado en el gobierno a una cantidad considerable de empresarios; éstos son el sector social mejor representado o sobrerepresentado en la política nacional.
No tiene nada de extraño que algunos empresarios que entienden de política dejen sus negocios o los alternen con un cargo público. El aporte de algunos empresarios con vocación política es positivo para generar equilibrios en la toma de las decisiones, particularmente en áreas del gobierno donde su participación es muy positiva (lo económico). El problema surge cuando la excepción se vuelve regla, cuando los empresarios adinerados, sin vocación de servicio público, sin oficio político y entendimiento del poder, asumen por obra y gracia de los partidos cargos de gobierno (diputados proporcionales, por ejemplo).
La consecuencia es igualmente desastrosa: falta de entendimiento de los temas de Estado, subordinación de los intereses públicos a los privados, búsqueda excesiva de ganancias desde el gobierno y desprecio por los programas de asistencia social, negocios al amparo del poder, bonos y compensaciones que buscan igualar los salarios de los funcionarios con los de la iniciativa privada, indiferencia ante la pobreza y la marginación, y en no pocos casos, resistencia a financiar con recursos públicos la educación y la cultura.
Las recientes declaraciones de Raúl Alejandro Padilla Orozco, diputado panista de representación proporcional y ¡presidente de la comisión de Presupuesto!, “abre cartas” sobre la percepción de una ala radical del empresariado mexicano que tiene una visión retrógrada de la educación pública. Refleja el enorme desprecio, falta de entendimiento y conocimiento que el panismo de extracción empresarial tiene sobre todo aquello que no sea parte de los negocios y las ganancias. Para este tipo de empresarios poco versados en las letras y la cultura, todo lo que no sea negocio debiera desaparecer.
Tan absurdo fue que los políticos intentasen pasar a ser empresarios desde el gobierno, arruinando la empresa, como que los empresarios quieran hacerse cargo de la política y del gobierno, sin tener vocación, conocimientos y oficio para ello. No cabe duda que el principio de la división del trabajo es sabio: zapatero, a tus zapatos.
ROBERTO CASTELÁN RUEDA: LOS PERRITOS (SARCÁSTICA)
Qué les cuesta a las universidades públicas ser como el Tec de Monterrey? ¿Por qué se empeñan en seguir consumiendo el subsidio federal que con tantos esfuerzos aportan los hombres bien nacidos de este país?
Lo que México necesita es productividad y hombres y mujeres emprendedores y productivos, como el actual diputado federal jalisciense, presidente de la comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, exitoso hombre de empresa y orgulloso egresado del Tec, quien con hechos demuestra que los hombres de bien también están forjados para luchar por sus ideales en la arena política.
Alguien tenía que ponerle un alto a esos nidos de reprobados, de profesores mal pagados y de egresados que nadie contrata por incompetentes.
El país necesita hombres y mujeres preparados para el trabajo. Un país pobre como el nuestro no necesita mecatrónomos, geólogos, físicos, nanotecnólogos, bioqímicos y todas esas carreras extrañas que sólo producen desempleados y son una carga para quienes trabajan en serio.
Nuestro país necesita orden, con una policía y un Ejército bien preparados y bien pagados, dispuestos a garantizar la entrada por atrás de las banderas a nuestros futuros presidentes de la república.
Esos hombres de verde que día y noche trabajan en los nada anticonstitucionales retenes deteniendo a los automovilistas para asegurarse de que no son delincuentes, necesitan ganar más.
(Paréntesis alucinado a propósito de las fuerzas del orden: ¿por qué cuando el dictador venezolano envalentonado con su 60 por ciento de votos saca la fuerza pública a la calle para reprimir opositores sus acciones son la confirmación de la brutalidad con la que gobierna y cuando Manos Limpias con su 35 por ciento de votos saca a la policía y al Ejército para reprimir opositores se le agradece la firmeza de sus acciones? ¿Por qué cuando el mismo dictador venezolano reprime e intenta silenciar a la prensa sus actos son contrarios a la democracia y cuando Manos Limpias lo hace es para defender a las instituciones? Se cierra el paréntesis irracional e irreflexivo).
Ahora, gracias a la acción decidida y firme de quienes nos gobiernan, los cuatro 1,500 millones de pesos recortados al presupuesto en educación, garantizan una policía y un Ejército mejor pagados. Justo lo que el país necesita.
Que se transfieran recursos de las universidades públicas a las privadas, que las públicas aumenten sus cuotas, que corran a los reprobados, que desaparezcan.
Qué bueno que con la llegada de la extrema derecha al poder el país se refresque con nuevas ideas y que existan hombres audaces capaces de llevarlas a cabo.
Se nos murió Pinochet. Pero quedan sus perritos…
JAIME PRECIADO CORONADO: GOBIERNO, SIGNOS OMINOSOS
Las primeras acciones del gobierno de Felipe Calderón en distintos ámbitos públicos están signadas por la improvisación, tanto como por su afanosa búsqueda de legitimidad inmediata; su falta de rumbos convincentes quiere compensarse con medidas de alto impacto mediático, que son dirigidas hacia las fibras más sensibles de la población general. En sus primeros quince días el gobierno ha centrado sus gestiones en el horizonte de la seguridad, desde una concepción que homologa el conflicto político y de gobernabilidad de Oaxaca, con la violencia del crimen organizado del narcotráfico en otro estado: Michoacán. Su apuesta geopolítica es que si controla dos focos regionales de inseguridad, tendrá potencialmente capacidad para controlar la violencia, informe fuente de amenazas contra la seguridad en todo el país. En la iniciativa presidencial sobre presupuesto para 2007, el otro frente de gestión calderonista, se muestran otros signos ominosos: una limitada concepción del papel que juega el sector, educación, ciencia y tecnología, en el desarrollo del país, así como la falta de brújula para un proyecto nacional, incluso en los términos de su programa de campaña electoral, que no vislumbra una reforma fiscal que aumente las finanzas públicas, ni un programa industrial que lo sustente.
Este gobierno, preocupantemente, simplifica los asuntos políticos al tema de seguridad y, además, reduce el combate contra el crimen organizado a estrategias policiacas y militares. El gabinete de Seguridad, conformado por los secretarios de Gobernación, Defensa, Armada, Seguridad Pública y por la Procuraduría General de la República, ha despojado al gobierno de toda operación política que implique diálogo y negociación, pues se desconoce cualquier capacidad de interlocución a movimientos sociales, aunque sean portadores de legítimas demandas. Se ha minimizado el rol del secretario de Gobernación al del litigante que criminaliza toda forma de protesta social y encauza hacia un estrecho concepto de legalidad el conflicto social. Oaxaca está en la agenda de la PGR. El programa Operación Conjunta Michoacán de combate al *** narco sigue las mismas pautas; se queda sólo en lo mediático y no va al fondo, la presencia de elementos del Ejército, la Armada, la PGR y la Agencia Federal de Investigación al lado de policías judiciales michoacanos, no se enmarca en una estrategia nacional, siquiera como lo intentó el programa foxista México Seguro, y al igual que ese antecesor, tampoco destacan labores de inteligencia y prevención que logren descabezar y desarticular al crimen organizado.
En el campo presupuestal, la propuesta del Ejecutivo federal de reducir 5.9 por ciento todo el renglón educativo, junto con la pifia del promotor de esa iniciativa, el diputado Raúl Alejandro Padilla Orozco, dejó ver el cobre de las concepciones calderonistas sobre este ramo. Aunque los ocho grupos parlamentarios en la Cámara de Diputados, incluida la fracción panista, rechazaron el recorte presupuestal, el sólo hecho de haberlo intentado muestra que las expectativas gubernamentales apuestan por amplificar la influencia privada de instituciones educativas –que no podrían llamarse universidades- meramente reproductoras de conocimientos útiles al mercado. Al minimizar la universidad pública, notoriamente la UNAM que tiene el mayor presupuesto, se busca desactivar la intelectualidad crítica y se desprecia su capacidad investigadora. El nombramiento de Juan Carlos Romero-Hicks, ex gobernador de Guanajuato, al frente del CONACYT trasmite esa ansiedad por premiar aliados políticos, antes que por ganar coherencia científica dando a los investigadores la dirección de sus instituciones. También la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas fue golpeada al reducir a menos de la mitad su presupuesto anterior. Orientación presupuestal que por un lado incentiva policías y Fuerzas Armadas, pero por otro castiga la producción del saber y la cultura. ¿Son las universidades fuentes de inseguridad bajo ese concepto despolitizador policiaco?
DANIEL GONZÁLEZ ROMERO: UN CUENTO DE NAVIDAD (OTRA SARCÁSTICA)
Los buenos deseos son una de las marcas de fábrica de los tiempos navideños y, naturalmente, uno no puede dejar de participar en esta forma de sentir social, de ese espíritu navideño, por más que se encuentre entre los que no ven salida a las incertidumbres que nos dejó el pasado 2 de julio. Así, entre una y otra situación, posadas y otros trajines que se viven en este tiempo, uno se llena de cuentos felices al estilo Foxilandia, que al fin y al cabo de lo que se trata es de fabricar lugares y experiencias felices para esperar, con pleno gozo, a Santa Claus o al Niño Dios, y recibir algún regalo que nos llene de ilusión.
De esta forma tan inspirada uno puede ser creativo y organizar su propio cuento para ser feliz. Comenzar con aquella famosa frase de: “Había una vez en un lugar del mundo un país de maravillas en donde todos cuidaban de todos y habían formado una gran hermandad, en la cual todos sus miembros gozaban de salud y cuidados que les proveían instituciones de calidad, sus instituciones educativas eran de excelencia y recibían los recursos necesarios para su buen desempeño, las familias de cualquier clase social estaban seguras de que sus hijos recibirían educación desde sus primeros años hasta la universidad, incluso si en todo caso resultaban con capacidad para dedicarse a la investigación científica o las actividades artísticas, recibirían apoyo irrestricto de parte del gobierno, cuyos dirigentes en todos sus niveles estaban convencidos de que ese era el mejor camino para todos, incluso el que se encontraba al frente de la Comisión de Hacienda, preocupado por su reducida capacidad para entender de esos asunto se había puesto a estudiar en una escuela nocturna, cursos intensivos.
No sólo eso hacía a esa comunidad feliz, lo mejor era que no existía el desempleo y nadie tenía que emigrar para buscar trabajo, las familias permanecían de esta manera unidas. Los parques públicos y los bosques se conservaban para el placer y disfrute de chicos y grandes, de deportistas que además contaban, éstos, con inmejorables instalaciones para su desarrollo en vías de obtener alguna medalla olímpica. La corrupción estaba erradicada y la transparencia se tenía como norma de comportamiento, incluso tampoco se daban ya bonos a diestra y siniestra, las mordidas ya no tenían lugar, el Congreso de la Unión todo era probidad y respeto a la Constitución, nada de andar con trámites oscuros, aprovechar información privilegiada para hacer negocios con los privados, nepotismo o favores a los cuates.
Los bancos decidieron cobrar lo justo por sus servicios y repartían ganancias no sólo con el Teletón para salir en la tele. Algo destacado se notaba en la tranquilidad de la vida cotidiana, libre ya la ciudadanía de los problemas de la violencia que durante años azotó a la nación. Es decir, casi el paraíso que alguna vez un gobierno del cambio prometió. La llegada de un nuevo gobernante pronosticaba sin embargo más de los mismo, y el cuento parecía repetir su historia”. No hay en esta sublimación del tiempo, más que esperar que los buenos deseos nos inunden por un rato, esperando que el cuento no nos depare como único obsequio más de lo mismo.
GABRIEL TORRES ESPINOZA: RAÚL ALEJANDRO, A TUS ZAPATOS
Dos décadas atrás, una práctica frecuente fue que los políticos intentaron ser empresarios. A través de las paraestatales, el gobierno mexicano improvisó políticos como gerentes de empresas gubernamentales. Era muy difícil pasar de la empresa al gobierno, pero bastante sencillo llegar a la empresa (paraestatal) desde el gobierno. Los números rojos imperaron en estas empresas públicas, que por ser administradas por políticos sin visión empresarial, se fueron a la quiebra y representaron fuertes erogaciones de recurso fiscal.
Ahora la moda es que los empresarios se encarguen de la política. Pasamos al otro extremo de las cosas. Las cámaras empresariales son uno de los principales lugares para el reclutamiento político de funcionarios. Por su propia historia, naturaleza e intereses económicos, fundamentalmente el PAN ha reclutado e incrustado en el gobierno a una cantidad considerable de empresarios; éstos son el sector social mejor representado o sobrerepresentado en la política nacional.
No tiene nada de extraño que algunos empresarios que entienden de política dejen sus negocios o los alternen con un cargo público. El aporte de algunos empresarios con vocación política es positivo para generar equilibrios en la toma de las decisiones, particularmente en áreas del gobierno donde su participación es muy positiva (lo económico). El problema surge cuando la excepción se vuelve regla, cuando los empresarios adinerados, sin vocación de servicio público, sin oficio político y entendimiento del poder, asumen por obra y gracia de los partidos cargos de gobierno (diputados proporcionales, por ejemplo).
La consecuencia es igualmente desastrosa: falta de entendimiento de los temas de Estado, subordinación de los intereses públicos a los privados, búsqueda excesiva de ganancias desde el gobierno y desprecio por los programas de asistencia social, negocios al amparo del poder, bonos y compensaciones que buscan igualar los salarios de los funcionarios con los de la iniciativa privada, indiferencia ante la pobreza y la marginación, y en no pocos casos, resistencia a financiar con recursos públicos la educación y la cultura.
Las recientes declaraciones de Raúl Alejandro Padilla Orozco, diputado panista de representación proporcional y ¡presidente de la comisión de Presupuesto!, “abre cartas” sobre la percepción de una ala radical del empresariado mexicano que tiene una visión retrógrada de la educación pública. Refleja el enorme desprecio, falta de entendimiento y conocimiento que el panismo de extracción empresarial tiene sobre todo aquello que no sea parte de los negocios y las ganancias. Para este tipo de empresarios poco versados en las letras y la cultura, todo lo que no sea negocio debiera desaparecer.
Tan absurdo fue que los políticos intentasen pasar a ser empresarios desde el gobierno, arruinando la empresa, como que los empresarios quieran hacerse cargo de la política y del gobierno, sin tener vocación, conocimientos y oficio para ello. No cabe duda que el principio de la división del trabajo es sabio: zapatero, a tus zapatos.
ROBERTO CASTELÁN RUEDA: LOS PERRITOS (SARCÁSTICA)
Qué les cuesta a las universidades públicas ser como el Tec de Monterrey? ¿Por qué se empeñan en seguir consumiendo el subsidio federal que con tantos esfuerzos aportan los hombres bien nacidos de este país?
Lo que México necesita es productividad y hombres y mujeres emprendedores y productivos, como el actual diputado federal jalisciense, presidente de la comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, exitoso hombre de empresa y orgulloso egresado del Tec, quien con hechos demuestra que los hombres de bien también están forjados para luchar por sus ideales en la arena política.
Alguien tenía que ponerle un alto a esos nidos de reprobados, de profesores mal pagados y de egresados que nadie contrata por incompetentes.
El país necesita hombres y mujeres preparados para el trabajo. Un país pobre como el nuestro no necesita mecatrónomos, geólogos, físicos, nanotecnólogos, bioqímicos y todas esas carreras extrañas que sólo producen desempleados y son una carga para quienes trabajan en serio.
Nuestro país necesita orden, con una policía y un Ejército bien preparados y bien pagados, dispuestos a garantizar la entrada por atrás de las banderas a nuestros futuros presidentes de la república.
Esos hombres de verde que día y noche trabajan en los nada anticonstitucionales retenes deteniendo a los automovilistas para asegurarse de que no son delincuentes, necesitan ganar más.
(Paréntesis alucinado a propósito de las fuerzas del orden: ¿por qué cuando el dictador venezolano envalentonado con su 60 por ciento de votos saca la fuerza pública a la calle para reprimir opositores sus acciones son la confirmación de la brutalidad con la que gobierna y cuando Manos Limpias con su 35 por ciento de votos saca a la policía y al Ejército para reprimir opositores se le agradece la firmeza de sus acciones? ¿Por qué cuando el mismo dictador venezolano reprime e intenta silenciar a la prensa sus actos son contrarios a la democracia y cuando Manos Limpias lo hace es para defender a las instituciones? Se cierra el paréntesis irracional e irreflexivo).
Ahora, gracias a la acción decidida y firme de quienes nos gobiernan, los cuatro 1,500 millones de pesos recortados al presupuesto en educación, garantizan una policía y un Ejército mejor pagados. Justo lo que el país necesita.
Que se transfieran recursos de las universidades públicas a las privadas, que las públicas aumenten sus cuotas, que corran a los reprobados, que desaparezcan.
Qué bueno que con la llegada de la extrema derecha al poder el país se refresque con nuevas ideas y que existan hombres audaces capaces de llevarlas a cabo.
Se nos murió Pinochet. Pero quedan sus perritos…
JAIME PRECIADO CORONADO: GOBIERNO, SIGNOS OMINOSOS
Las primeras acciones del gobierno de Felipe Calderón en distintos ámbitos públicos están signadas por la improvisación, tanto como por su afanosa búsqueda de legitimidad inmediata; su falta de rumbos convincentes quiere compensarse con medidas de alto impacto mediático, que son dirigidas hacia las fibras más sensibles de la población general. En sus primeros quince días el gobierno ha centrado sus gestiones en el horizonte de la seguridad, desde una concepción que homologa el conflicto político y de gobernabilidad de Oaxaca, con la violencia del crimen organizado del narcotráfico en otro estado: Michoacán. Su apuesta geopolítica es que si controla dos focos regionales de inseguridad, tendrá potencialmente capacidad para controlar la violencia, informe fuente de amenazas contra la seguridad en todo el país. En la iniciativa presidencial sobre presupuesto para 2007, el otro frente de gestión calderonista, se muestran otros signos ominosos: una limitada concepción del papel que juega el sector, educación, ciencia y tecnología, en el desarrollo del país, así como la falta de brújula para un proyecto nacional, incluso en los términos de su programa de campaña electoral, que no vislumbra una reforma fiscal que aumente las finanzas públicas, ni un programa industrial que lo sustente.
Este gobierno, preocupantemente, simplifica los asuntos políticos al tema de seguridad y, además, reduce el combate contra el crimen organizado a estrategias policiacas y militares. El gabinete de Seguridad, conformado por los secretarios de Gobernación, Defensa, Armada, Seguridad Pública y por la Procuraduría General de la República, ha despojado al gobierno de toda operación política que implique diálogo y negociación, pues se desconoce cualquier capacidad de interlocución a movimientos sociales, aunque sean portadores de legítimas demandas. Se ha minimizado el rol del secretario de Gobernación al del litigante que criminaliza toda forma de protesta social y encauza hacia un estrecho concepto de legalidad el conflicto social. Oaxaca está en la agenda de la PGR. El programa Operación Conjunta Michoacán de combate al *** narco sigue las mismas pautas; se queda sólo en lo mediático y no va al fondo, la presencia de elementos del Ejército, la Armada, la PGR y la Agencia Federal de Investigación al lado de policías judiciales michoacanos, no se enmarca en una estrategia nacional, siquiera como lo intentó el programa foxista México Seguro, y al igual que ese antecesor, tampoco destacan labores de inteligencia y prevención que logren descabezar y desarticular al crimen organizado.
En el campo presupuestal, la propuesta del Ejecutivo federal de reducir 5.9 por ciento todo el renglón educativo, junto con la pifia del promotor de esa iniciativa, el diputado Raúl Alejandro Padilla Orozco, dejó ver el cobre de las concepciones calderonistas sobre este ramo. Aunque los ocho grupos parlamentarios en la Cámara de Diputados, incluida la fracción panista, rechazaron el recorte presupuestal, el sólo hecho de haberlo intentado muestra que las expectativas gubernamentales apuestan por amplificar la influencia privada de instituciones educativas –que no podrían llamarse universidades- meramente reproductoras de conocimientos útiles al mercado. Al minimizar la universidad pública, notoriamente la UNAM que tiene el mayor presupuesto, se busca desactivar la intelectualidad crítica y se desprecia su capacidad investigadora. El nombramiento de Juan Carlos Romero-Hicks, ex gobernador de Guanajuato, al frente del CONACYT trasmite esa ansiedad por premiar aliados políticos, antes que por ganar coherencia científica dando a los investigadores la dirección de sus instituciones. También la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas fue golpeada al reducir a menos de la mitad su presupuesto anterior. Orientación presupuestal que por un lado incentiva policías y Fuerzas Armadas, pero por otro castiga la producción del saber y la cultura. ¿Son las universidades fuentes de inseguridad bajo ese concepto despolitizador policiaco?
DANIEL GONZÁLEZ ROMERO: UN CUENTO DE NAVIDAD (OTRA SARCÁSTICA)
Los buenos deseos son una de las marcas de fábrica de los tiempos navideños y, naturalmente, uno no puede dejar de participar en esta forma de sentir social, de ese espíritu navideño, por más que se encuentre entre los que no ven salida a las incertidumbres que nos dejó el pasado 2 de julio. Así, entre una y otra situación, posadas y otros trajines que se viven en este tiempo, uno se llena de cuentos felices al estilo Foxilandia, que al fin y al cabo de lo que se trata es de fabricar lugares y experiencias felices para esperar, con pleno gozo, a Santa Claus o al Niño Dios, y recibir algún regalo que nos llene de ilusión.
De esta forma tan inspirada uno puede ser creativo y organizar su propio cuento para ser feliz. Comenzar con aquella famosa frase de: “Había una vez en un lugar del mundo un país de maravillas en donde todos cuidaban de todos y habían formado una gran hermandad, en la cual todos sus miembros gozaban de salud y cuidados que les proveían instituciones de calidad, sus instituciones educativas eran de excelencia y recibían los recursos necesarios para su buen desempeño, las familias de cualquier clase social estaban seguras de que sus hijos recibirían educación desde sus primeros años hasta la universidad, incluso si en todo caso resultaban con capacidad para dedicarse a la investigación científica o las actividades artísticas, recibirían apoyo irrestricto de parte del gobierno, cuyos dirigentes en todos sus niveles estaban convencidos de que ese era el mejor camino para todos, incluso el que se encontraba al frente de la Comisión de Hacienda, preocupado por su reducida capacidad para entender de esos asunto se había puesto a estudiar en una escuela nocturna, cursos intensivos.
No sólo eso hacía a esa comunidad feliz, lo mejor era que no existía el desempleo y nadie tenía que emigrar para buscar trabajo, las familias permanecían de esta manera unidas. Los parques públicos y los bosques se conservaban para el placer y disfrute de chicos y grandes, de deportistas que además contaban, éstos, con inmejorables instalaciones para su desarrollo en vías de obtener alguna medalla olímpica. La corrupción estaba erradicada y la transparencia se tenía como norma de comportamiento, incluso tampoco se daban ya bonos a diestra y siniestra, las mordidas ya no tenían lugar, el Congreso de la Unión todo era probidad y respeto a la Constitución, nada de andar con trámites oscuros, aprovechar información privilegiada para hacer negocios con los privados, nepotismo o favores a los cuates.
Los bancos decidieron cobrar lo justo por sus servicios y repartían ganancias no sólo con el Teletón para salir en la tele. Algo destacado se notaba en la tranquilidad de la vida cotidiana, libre ya la ciudadanía de los problemas de la violencia que durante años azotó a la nación. Es decir, casi el paraíso que alguna vez un gobierno del cambio prometió. La llegada de un nuevo gobernante pronosticaba sin embargo más de los mismo, y el cuento parecía repetir su historia”. No hay en esta sublimación del tiempo, más que esperar que los buenos deseos nos inunden por un rato, esperando que el cuento no nos depare como único obsequio más de lo mismo.
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