La nueva Constitución.
Gerardo Unzueta.
30 de septiembre de 2006.
Uno de los más importantes resultados que paso a paso -mediante la contribución de miles de participantes en las asambleas previas- ha proyectado la Convención Nacional Democrática es el que fue mencionado en tercer lugar por Rafael Hernández Estrada, al hacer la relatoría de los debates que precedieron a la Asamblea Plenaria en municipios, entidades, organizaciones sociales o, simplemente, en reuniones en que cada uno, entre millones de mexicanos, deseaba dar su punto de vista. Se trata de la decisión de "convocar a un Congreso Constituyente para refundar la República".
No es esta una cuestión menor ni una ocurrencia. Un Congreso Constituyente se realiza para hacer reformas decisivas al documento fundamental de una sociedad, o bien elabora una nueva Constitución. Esa conclusión no puede ser adoptada de manera superficial, sin considerar la conveniencia de un nuevo marco jurídico-político, de sus implicaciones y los antecedentes que han formado conciencia de ello en la sociedad. Sin que ello fuera explicitado, el hecho de que se haya decidido anteceder al Congreso Constituyente de un plebiscito y de que la comisión que se encargará de organizar el Congreso tenga esa primera tarea, muestra la magnitud del objetivo: la convención "como asamblea soberana que celebrará reuniones periódicas", se propone realizar una gigantesca tarea de consulta sobre la normatividad básica del país, directamente entre el pueblo.
Lo que resulta evidente es que la Convención Nacional Democrática en concreto y el movimiento social que se forma en torno de Andrés Manuel López Obrador, decidieron emprender una tarea que hace tiempo se han planteado las fuerzas democráticas más amplias. Por ejemplo, entre las propuestas más precisas en cuanto al contenido de las reformas a la Carta Magna se encuentra la que el maestro constitucionalista Emilio Krieger presentó el 6 de diciembre de 1994 en San Cristóbal de las Casas, en el marco de la Convención Nacional Democrática convocada por el EZLN.
El documento divide el tema en dos partes; primera: los grandes agravios en contra de nuestra Constitución (con los capítulos I. Incumplimientos, II. Mutilaciones, III. Obsolescencias y limitaciones) y, segunda: soluciones (con tres parágrafos: I. Revisión de los textos constitucionales, II. Proposición de un Congreso Constituyente, III. Integración del Congreso Constituyente).
El mismo día participé presentando un texto titulado "La renovación democrática exige una nueva Constitución", también capitulado: I. Por qué una nueva Constitución, II. Soberanía popular aherrojada, III. Necesidad de un nuevo cuerpo constitucional, IV. El papel de la Convención en la elaboración de la Carta. El texto señala que el cuerpo constitucional propuesto "debe estar regido por una concepción democrática, cuyo contenido esencial sea el que expresa el Capítulo I del Título Segundo de la actual Constitución, es decir, la soberanía popular como fundamento de todas las relaciones sociales y políticas en el país".
Por razones de espacio, me es imposible presentar siquiera una visión general de los documentos. Sin embargo haré síntesis de ambos, en particular del escrito presentado por el querido maestro Emilio Krieger para ofrecerlas en mi próxima entrega; pienso que a la comisión para la organización del plebiscito y el constituyente nombrada por la convención, le será muy útil el capítulo que aquél dedicó a la "integración del Congreso Constituyente".
Para terminar esta entrega, pediría a mis lectores me permitieran insertar un conmovido adiós al querido camarada Jaime Perches, ejemplo de abnegación, persistencia y valor revolucionarios, asesinado el pasado miércoles 27.
Analista político, miembro del PRD
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sábado, septiembre 30, 2006
LO DE LA NUEVA CONSTITUCIÓN VA EN SERIO.
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 12:18 p.m.
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