EL TEMOR DE LOS PLUTÓCRARAS.

Los hombres del dinero tienen miedo.

Sergio Gómez Montero.

¿Qué tipo de democracia fue la que finalmente, luego del 2 de julio de este año, quedó asentada en el País? ¿No fue acaso aquélla que hoy se denomina “democracia inerte” y que considera que cualquier problema de la sociedad puede ser resuelto mediante una combinación de gobierno electo y economía de mercado (casi individualmente gobernada)?

¿Y no es cierto acaso que en las democracias inertes la riqueza se concentra de manera incesante en manos de unos pocos y el oligopolio reina en la mayoría de las industrias principales, de forma que el mercado abierto muere?

Instalados allí, pronto, la mayoría de la población aprende (y aprende más rápido luego de un fraude electoral) que se puede hacer lo que antes parecía imposible: Contemplar los lentes que todos llevamos puestos y elegir, conscientemente, otros que sean más útiles y objetivos, iniciándose así la “democracia activa”, que le abre paso a la revolución de la dignidad humana, en la que los ciudadanos arriesgan sus vidas para despojar a los gobiernos del poder de la riqueza e infundir el poder de los valores democráticos -inclusión, responsabilidad mutua e integridad- en el sistema económico y más allá, porque la “democracia activa” impulsa el desarrollo de capacidades como la imparcialidad, la cooperación y el “poder”, entendiendo a éste como la capacidad de crear (léase a Frances Moore Lappé).

Hoy, en ese momento, en el de la “democracia activa”, se encuentra una buena parte del País (piénsese en Oaxaca; pero no sólo allí, sino en lo que está por venir en Guerrero, en Tabasco, en Michoacán, en el Estado de México, en Chiapas, en Hidalgo, aquí, en la frontera Norte, cuando se agudicen los problemas migratorios, de la misma manera que en España, Francia o Alemania) y por eso también se hace sensible y evidente el miedo que atraviesa a los hombres del dinero (comenzando por los de las televisoras), quienes ni tardos ni perezosos están ejecutando una serie de acciones para --piensan ellos, tembeleques hoy por el miedo-- cortar de tajo lo que pensaron que desde el Ejecutivo y el Legislativo les iba a ser fácil ejecutar.

El Ejecutivo no ha podido hacer su tarea no sólo por incapacidad, sino sobre todo por el desgaste que para él implicó operar y ser el principal ejecutor del fraude electoral; ahorita, por eso, ya no quiere queso, sino salir de la ratonera.

El Legislativo, porque vergonzosamente aliados PRI y PAN (la cara de vergüenza que hoy cubre a los segundos, como dice Javier Corral, ningún verdadero panista la aguanta) tanto la Cámara de senadores como la de diputados se han convertido en arenas de lucha en donde predomina la ingobernabilidad y en donde salen a relucir de continuo las “bellezas” que adornan a tipos de la calaña de Emilio Gamboa Patrón, amigo íntimo, del alma, del panista Héctor Osuna Jaime.

Desesperados, pues, los hombres del dinero abiertamente han lanzado sus perros de presa –a los locutores de radio y televisión-- para que inciten a la represión en Oaxaca, llenando las pantallas de TV de spots promotores del odio y del miedo y distorsionando sin tapujos la realidad, para que ello sirva de justificación cuando Ejército y Policía actúen con el monopolio de la violencia.

Otra cosa es Tijuana, en donde acá los hombres del dinero también están exigiendo, también al Estado, que utilice al Ejército para detener la narcoviolencia, sin querer entender (o a lo mejor entendiéndolo demasiado bien) que el narcotráfico es un asunto complejo desde el punto de vista social, en donde los intereses del ‘narco’ se entrecruzan abiertamente con los del Gobierno, la Policía, el Ejército, los verdaderos capos de la droga y los bancos, que viven en muchos sentidos de lavar dinero.

Linda familia esa, la mera verdad.Mas, mientras son peras o son manzanas, los hombres del dinero sienten que el País se les está yendo de las manos y que su mina de oro está corriendo peligro… Y, créanlo, sí es cierto.

Correo: gomeboka@yahoo.com.mx