APENAS PUDE ENTRAR.

Opinión México
Fox amenaza al TRIFE con la Policía Federal Preventiva.
Por: Julio Pomar .
(especial para ARGENPRESS.info) .
(Fecha publicación:16/08/2006)

La torva acción represiva violenta que el lunes 14 desarrollaron elementos de la Policía Federal Preventiva (PFP) contra diputados y senadores del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en las afueras del Palacio Legislativo de San Lázaro, sede de la Cámara de Diputados, y que fue coordinada por elementos de los guardias presidenciales, tiene todos los visos de una advertencia lúgubre: Habrá represión contra quienes se oponen a los designios de la derecha, ya que el foxismo no se detendrá ante nada con tal de imponer a Felipe Calderón en la Presidencia de la República.

Ello ocurrió, como se sabe, cuando los legisladores perredistas intentaron establecer otro campamento de protesta contra el fraude electoral, y los uniformados llegaron a desbaratar con lujo de violencia y gases lacrimógenos las carpas instaladas.

Aquella es la lectura más obvia y clara de la acción represora de la PFP, frente a lamentos y jeremiadas de algunos sedicentes comentaristas de radio y prensa que “deploran” los niveles de violencia y “encontronazo” a que está llegando la crisis poselectoral, y que no atinan a definir -por la “prudencia” de no ofender al gobierno foxista- quiénes son y han sido los instigadores de la polarización política actual, y que sin duda son Fox, Calderón, su Yunque de ultraderecha, el IFE, el duopolio televisivo, el oligopolio de la radio, los periódicos-negocio y los cúpulos empresariales que sólo se representan a sí mismos (Consejo Coordinador Empresarial, o CCE, y Confederación Patronal de la República Mexicana, o Coparmex), ya que en los hechos hace años está demostrado que el grueso del empresariado no le tiene ningún respeto a esos organismos, ni mucho menos se siente representado por ellos.

Y la acción violenta de la PFP, de contenidos sumamente peligrosos, porta un mensaje que tiene varios destinatarios. Primero y más importante, le avisa al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF, o Trife), que se deje de andar lucubrando sobre irregularidades en las casillas y ya se incline, sin más, a darle el triunfo a Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa, el candidato del derechista Partido Acción Nacional (PAN).

No en balde la “operación San Lázaro” tuvo como telón de fondo estas palabras, dichas el mismo lunes 14 por Vicente Fox, en Tuxpan, Veracruz, en eclosión de auto confianza calderonista: “”Nos vamos a asegurar que el próximo presidente del país se instale en la silla presidencial el primero de diciembre y arranque con toda la fibra del mundo, porque hay mucho más que hacer en este país, sin duda”. Palabras que habían sido antecedidas por su propia arenga de que sobre las protestas “habrán de prevalecer siempre nuestras instituciones, nuestras celebraciones y nuestra vida cotidiana”, en obvia alusión al conflicto poselectoral, a las próximas fiestas patrias de septiembre en el Zócalo tomado por los obradoristas y a la interrupción de las vialidades de Paseo de la Reforma y otras calles del centro histórico capitalino.

Palabras coreadas por Calderón en otro acto, el mismo lunes 14: “No me preocupa ser un presidente sitiado. Estoy listo para ejercer el poder y enfrentar adversidades”. Y ya se ve que uno de los medios será la represión.

Resulta evidente que la represión en el Palacio Legislativo de San Lázaro va dirigida a intimidar a los magistrados del Tribunal Electoral. “No le jueguen al independiente -les está diciendo- o se atendrán a las consecuencias”.

O sea, es una amenaza no tan velada, sino bastante abierta, que los magistrados “tienen” que tomar en cuenta en sus análisis y sentencias electorales en curso. Pero la acción violenta de la PFP, acompañada de las declaraciones de Fox y Calderón, también muestra la otra cara del estado de ánimo de la derecha encaramada por hoy en el poder.

Esto es, la desesperación y el pánico de que se les desbarata en las manos la maniobra mediática del “triunfo” de Calderón armada por el IFE, pues ven que se incrementa la resistencia civil pacífica por parte de crecientes núcleos de la población que demandan el recuento “voto por voto y casilla por casilla” exigido por el obradorismo.

Otros destinatarios de la acción violenta de la PFP son los sedicentes dirigentes empresariales que han levantado un pequeño pero significativo clamor mediático contra el “secuestro” de la ciudad de México por los obradoristas de la resistencia civil. Va en la línea de estimular a aquellos a seguir en esa línea de reacción contra los que protesten, así como para captar núcleos timoratos de las clases medias.

Lo hace el foxismo a través del cuerpo policiaco federal porque está muy claro, hasta hoy, que el Ejército no se dejará usar para reprimir a grupos del pueblo, según se ha barruntado y confirmado desde hace ya varios años, ante diversas “órdenes” foxianas nunca atendidas por los mandos militares ni siquiera para sólo salir a las calles a hacer presencia en diversos conflictos sociales, como ocurrió en el caso más comentado de Sicartsa en el puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán, donde la PFP, en conjunto con la policía estatal, logró la “gloriosa” hazaña de inmolar a dos trabajadores, sin que ello hubiera traído el fin de la huelga, que hoy sigue totalmente en pie.

El último destinatario, pero no el menos importante, es el conjunto de grupos populares que en todo el país asume crecientemente la resistencia civil pacífica contra el fraude electoral. Lo cual indica que el grupo foxista está jugando con un fuego muy peligroso: el provocar a las masas encolerizadas de gente pobre que han dicho “ya basta” a las transas del poder en contra de ellas y de la nación.