La censura y el PAN

Es absurdo que Fecal se queje de la censura, cuando funcionarios de extracción panista han usado su acceso al poder precisamente para censurar las expresiones que consideran obscenas o contrarias a la religión.
Estoy incluyendo un breve recuento de la censura panista en los 90, que se publicó en la revista Milenio y se puede ver en: www.milenio.com/semanal/148/cu1.htm. Es una selección solamente, pero bastante representativa. Como podrán ver, aparecen en ella personajes nefastos del panismo, como la exalcaldesa de Mérida, Ana Rosa Payán, que hoy es titular del DIF.
Me parece necesario solamente añadir que esa censura afectó también de manera importante los proyectos de educación y salud sexual, al grado de que por presiones de grupos cercanos al PAN, como Provida y la UNPF, en 92 se prohibieron los proyectos de educación sexual en San Luis y posteriormente se restringieron en Jalisco, y se llevaron a cabo campañas en Sonora, Michoacán y el estado de México con el mismo objetivo.
Ese mismo año de 1992, en Guanajuato las autoridades panistas prohibieron una conferencia sobre el aborto en la que iba a participar Patricia Mercado, en representación de un grupo feminista.
La escalada “moralista” que cuestionaba el estado laico se siguió desarrollando y ese tipo de casos florecían en los años 90, precisamente cuando Castillo Peraza, y luego Calderón Hinojosa, presidieron el PAN.
Los dirigentes panistas fueron muy complacientes con los alcaldes “moralistas”, y en su defensa alegaban que la prensa “exageraba”, que era “intolerante” con ellos, o que las críticas que se les hacían eran resultado de una campaña “difamatoria” contra el PAN.
Ahora resulta que Fecal, mentiroso y contradictorio, como suele ser, ahora quiere pasar por defensor de la libertad de expresión, cuyo valor su partido ha negado en la práctica durante largos años, como no sea para reivindicar la libertad del clero para hacer proselitismo político.


Cronología de la intolerancia

Medina Plascencia y la censura


Ozzy Osbourne, exvocalista de Black Sabbath.

León, 1 de octubre de 1989. Para conmemorar un aniversario más de la matanza de Tlatelolco varios grupos locales de rock realizaron un concierto en la Concha Acústica. Policías detuvieron y golpearon a varios de los asistentes por "alterar el orden público". Entre los detenidos estaban cuatro periodistas: Israel López Chiñas, Fernando Velio Ortega, Moisés Cervantes y Leopoldo Navarro quienes compartieron la cárcel con una veintena de jóvenes. Uno de ellos, pidió asilo político en Canadá. Carlos Medina Plascencia, entonces presidente municipal, futuro gobernador y asiduo peregrino del Cerro del Cubilete, ordenó la redada.

No fue la única batalla que enfrentó el rock en esos lares. El 19 de octubre de 1989, el diario La Jornada reportaba que los metaleros de Black Sabbath se presentarían el día 28, en un concierto organizado por la empresa Plustar, de los hermanos Luis y Ricardo Adame, quienes contaban con los permisos del ayuntamiento. Sin embargo, la asociación civil Gente como tú promovió que se hicieran llamadas telefónicas al alcalde leonés para que se cancelara la presentación de un grupo "satánico y sangriento que incita a la perversión a la juventud".

Tres días más tarde la presión surtió efecto. La presidencia municipal revocaba la autorización señalando que el concierto podía convertirse en "instrumento para el consumo de drogas, actos vandálicos y desorden, y provoca la repulsa de la mayoría de los habitantes de la ciudad".

El periodista Víctor Roura refiere en Y los vecinos tocando, que ante la cancelación en León, los Adame optaron por San Luis Potosí. El infortunio siguió y el 27 de octubre, unas horas antes del inicio del concierto, la policía irrumpió en el estadio Plan de San Luis para suspenderlo. No hubo notificación escrita de la decisión hasta entrada la noche, en una hoja de papel escrita a mano, con cuatro firmas ilegibles y el sello del municipio.

Cuando el jefe de la Policía Municipal, Gabriel Saucedo, entró al estadio, los juzgados estaban ya cerrados y para los Adame fue imposible ampararse. Y como el alcalde panista, Guillermo Pizzuto Samanillo estaba fuera de la ciudad, no se enmendó el atropello. Plustar perdió 700 mil pesos de entonces, un par de decenas de jóvenes terminaron en los separos y Cozy Powell, baterista del grupo, declaró: "Yo pensaba que México era un país libre, no dominado por minorías extremistas".

Medina Plascencia motivó otros actos de censura, según Israel López Chiñas. A él se le atribuye el retiro de una exposición en la Casa de la Cultura de los desnudos pintados por Eulalio Nava.

En 1996, cuando ya gobernaba Vicente Fox, comenzaron a retirarse anuncios de Wonderbra. Ese mismo año, en el Festival Internacional Cervantino se solicitó a las integrantes del grupo Muntu Dance, integrado por afroamericanos que escenificaban danzas tradicionales de Senegal, que usaran sostenes para no "ofender la moral del público".

No apta para niños

Mérida, abril de 1991. Sucedió en la Alianza Francesa, cuando Ana Rosa Payán era alcaldesa panista. En uno de los salones de este centro educativo privado estaba por abrirse la exposición fotográfica Salón Abril. Víctor Rendón, organizador de la muestra y director de Imagen Alterna, descubre con asombro que tres desnudos realizados por Alberto Tovalín han sido retirados de una de las salas. Indaga y descubre que Estela Ponce, directora del comité de administración de la Alianza y amiga cercana a Payán, quitó las imágenes diciendo que esta muestra "la visitaban también niños y ellos no podían ver esos desnudos". Rendón reunió a los demás participantes y todos, en solidaridad con Tovalín, descolgaron también sus fotografías y denunciaron los hechos a la prensa local y nacional. Un mes antes, los bailarines Rosa Romero y Jorge Domínguez también tuvieron problemas con otros yucapanistas porque en la coreografía Siete serpiente ambos aparecían con los torsos desnudos para escenificar un sacrificio humano.

Desde 1995 rige un reglamento de espectáculos, herencia legislativa de la hoy senadora panista Ana Rosa Payán, que prohíbe todo tipo de espectáculos "inmorales" donde se presenten desnudos o contenidos eróticos.

Un drama bajacaliforniano


Amara Villafuerte, Odiseo Bichir, Ari Telch y Consuelo Duval en Cuatro Equis.

Mexicali, 1992. En el primer territorio de alternancia democrática, la obra Se vende un gran amor: entre blanquizaul y tricolor incomodó a Eugenio Elorduy Walther, tesorero del gobierno de Ernesto Ruffo, a decir del dramaturgo Ángel Norzagaray.

Norzagaray, director del grupo de teatro de la Universidad Autónoma de Baja California, sostiene que el funcionario pidió al entonces rector de la institución, Luis Lloréns, que la obra fuera modificada. La petición no fue aceptada y "se desató la guerra".

En 1991, la obra Alucinada, de Víctor Hugo Rascón Banda, en la versión de la Compañía de Teatro de Ensenada, dirigida por Fernando Rodríguez, fue prohibida por el ayuntamiento local, presidido por el panista Jesús del Palacio Lafontaine. ¿La razón? Los desnudos de la obra que estaban prohibidos por el Bando de Policía y Buen Gobierno, que había sido modificado después de la toma de posesión del edil en 1989. Para "subsanar" la obra, declaró el presidente municipal a la reportera Nelly Alonso, de El Mirador de Ensenada, "sólo había de quitarse el desnudo, no por censura, sino en cumplimiento de las normas del ayuntamiento".

Reglamentos polémicos

Guadalajara, 1994. Llegando y haciendo lumbre, Alberto Cárdenas Jiménez, gobernador electo, provocó que la exposición colectiva Acné o El Nuevo Contrato Social Ilustrado, curada por Patrick Charpenel, cambiara de sede. Del antiguo Convento del Carmen se trasladó a los Baños Venecia porque personal del gobierno estatal consideró que los dibujos de Marco Arce y algunos objetos de Eduardo Abaroa "no eran aptos para toda la familia".

Charpenel dice que él nunca habló con Guillermo Schmidhuber, secretario de Cultura jalisciense, pero Rutilio Medina, responsable de Artes Visuales de la dependencia, atribuyó al titular la idea de que los dibujos eróticos eran impropios para ser exhibidos. Antes de que la exposición se montara, personal de la Secretaría había sacado los objetos "inadecuados", recuerda el curador. Charpenel atribuye el suceso a la falta de criterio. "Hace poco presenté en el Hospicio Cabañas una exposición de Abaroa con las mismas piezas de antes y no pasó nada".

A mediados de 1995, el Ayuntamiento de Guadalajara, encabezado por el panista César Coll, censuró un anuncio espectacular de Wonderbra, poniéndole una blusa a la modelo. Sin embargo, en Zapopan, otro ayuntamiento panista permitió la instalación del anuncio sin ninguna objeción.

A pesar de que "al final" sólo fue un comentario, el 28 de junio de 1995, el director de Obras Públicas del Ayuntamiento de Guadalajara, Farid Bitar Alatorre, desató una polémica al prohibir a las empleadas usar minifaldas so pena de sufrir "sanciones administrativas". César Coll, apoyó la medida. Ante la presión de otros sectores de la sociedad y, principalmente de las afectadas, dos días después la medida fue suspendida.

En 1996, Acción Nacional prohibió el "sexo anormal" y las "palabras obscenas" en los espectáculos públicos, vía el Reglamento de Policía y Buen Gobierno. En él advierte que serán consignadas las "prácticas públicas que impliquen el desarrollo de una vida sexual anormal". Mauricio Limón, secretario de la Comuna Tapatía, aceptó que bajo el calificativo de "anormal" se incluirían a "homosexuales y lesbianas que muestren sus afectos en la vía pública". El reglamento también prohibía las señas y palabras obscenas por parte de artistas, futbolistas y luchadores en espectáculos públicos y establecía multas de hasta 30 días de salario mínimo y 36 horas de prisión a quien lo violara.

En mayo de 1999 se añadieron dos momentos más a esta larga lista: el espectáculo Sólo para mujeres fue suspendido porque los empresarios del Salón Fiesta Guadalajara, donde inicialmente se iba a presentar, no aceptaban desnudos en su foro. Después, al contratarse otro espacio para la presentación, el Ayuntamiento de Guadalajara negó el permiso porque faltaba "a la moral y buenas costumbres". Luego que la noticia diera para hablar del gobierno tapatío hasta en noticieros internacionales, se dio marcha atrás. Héctor Pérez Plazola, entonces vicealcalde tapatío, informó en rueda de prensa que siempre "sí procedía" el espectáculo.

También en ese mes fueron censuradas dos pinturas en la galería del tren ligero (estación Juárez): un óleo sobre tela con una figura femenina saliendo del asfalto, con las piernas abiertas mostrando la vagina, obra de Lucía Amezcua y un desnudo pintado por Bertha González. La razón del retiro fue que se buscaba evitar piezas "agresivas para el público infantil que diariamente recorre la sala".

Acostumbrados a estos jaloneos, muchos tapatíos se llevaron una sorpresa al enterarse que el gobierno del municipio, encabezado por el alcalde interino Héctor Pérez Plazola, no evitaría la marcha lésbico-gay del 24 de junio pasado (la primera desde hace 17 años) a lo largo de una de las principales avenidas de Guadalajara. El antecedente inmediato fue un congreso gay que no pudo llevarse a cabo durante la administración del alcalde priista Gabriel Covarrubias Ibarra (1989-1992). (Con información de Teresa Sánchez, Maricarmen Rello y Eduardo Naranjo/ Público de Guadalajara).

Lo obsceno y el sentido común


Alberto Tovalín, El oscuro objeto del deseo, 1992.

Monterrey, 1995. Antes de que en Monterrey se hicieran consultas públicas para decidir si se prohibía o no el table dance, y de que el gobernador anunciara su asistencia a una misa en la Macroplaza, los organizadores de la Muestra Nacional de Teatro fueron advertidos de que el ayuntamiento revisaría cada una de las obras que se presentarían, para evitar montajes "obscenos".

Gerardo Garza Sada, entonces secretario de Desarrollo Social regiomontano, dijo a La Jornada el 7 de agosto 1995 que el Departamento de Espectáculos analizaría cada una de las obras, "no con el afán de censurar, que no los confundan, sino de prohibir toda obra que sea obscena".

¿Cómo se definiría qué espectáculo entraba en esa categoría? "No hay que buscarle mucho -señalaba Garza Sada-, todos tenemos sentido común. Se pueden buscar antecedentes de la obra, en qué consiste, pero no necesariamente puede considerarse apta para el público regiomontano por el hecho de que se haya presentado en otra ciudad". A fin de cuentas, ninguna obra fue prohibida.

Censura publicitaria

Torreón, 15 de abril de 1996; Mexicali, 16 de febrero de 1997; Mérida, 16 de mayo de 1997; Aguascalientes, 3 de marzo de 1997... Gracias al PAN el actor Ari Telch se compró un departamento y goza de semiestabilidad económica. Todo debido a la censura que enfrentó en diferentes momentos la obra teatral Cuatro Equis, escrita por Mauricio Pichardo. Con ella realizaron 700 representaciones en todo el país, pero en las ciudades regidas por alcaldes panistas se enfrentaron a prohibiciones o cancelaciones de contratos luego de que las autoridades se enteraban que en la obra los cuatro actores -Odiseo Bichir, Consuelo Duval, Amara Villafuerte y Telch-, se desnudaban en una escena. En Torréon, Jorge Zermeño Infante prohibió esta obra que analiza los problemas de pareja, aunque frente al teatro, recuerda Telch, se exhibía el filme Striptease, con Demi Moore.

"¿Más pruebas de doble moral y autoritarismo?", pregunta Telch. Con Alfredo Reyes, alcalde de Aguascalientes, los actores se toparon con que sólo podrían entrar a ver la obra mayores de 21 años con credencial en mano, cuando la mayoría de edad se establece a los 18. "Qué bonito que para votar por usted se necesitan 18 y para ver a una obra se necesitan 21", recriminó el actor a Reyes.

También hubo problemas en Ciudad Juárez, Veracruz, Mexicali, Tamaulipas y Mérida, ciudades gobernadas por el PAN. En San Luis Potosí varios grupos de mujeres católicas se hincaron afuera del teatro para pedir al público que no entraran a ver "pornografía".

"Un gran número de mexicanos votamos por Fox con la esperanza de un cambio político en el país. Él dijo que no habría censura. Hay que confiar en su palabra. Sí al panismo, pero no al fascismo de los alcaldes censores y sus compinches. Si los políticos panistas resultan fascistas, como judío, pelearé hasta al final para que no seamos vejados por esta facción y su doble moral que es muy fuerte, sobre todo en el norte del país", dice Telch.

Desnudos y lencería, ¿qué dirán los niños?

Aguascalientes, 1997. A Carlos Llamas Orenday, encargado desde hace diez años del Taller de Fotografía del Centro de Artes Visuales, en el Instituto de Cultura de Aguascalientes, le retiraron algunas de las 31 fotografías que componían la muestra Desnudos y lencería. En la coyuntura de la elección que enfrentó al panista Felipe de Jesús González -actual gobernador- y al tricolor Héctor Hugo Olivares, el semanario Tribuna Libre criticó que se permitiera la entrada de niños al lugar.

Atento a las críticas, el edil Alfredo Reyes, hoy virtual senador electo por el PAN, ordenó el embargo de tres cuadros una semana después de la inauguración. Llamas recuerda que los inspectores de espectáculos del ayuntamiento retiraron las fotos y las guardaron en sus oficinas. Cuando las autoridades de cultura reclamaron la acción, se les dijo que el reglamento en la materia prohibía que se expusieran desnudos en lugares donde entraban niños. Las autoridades convinieron regresar los cuadros a condición que se restringiera la entrada a menores de edad. Se aceptó la petición y de esa manera la muestra pudo exhibirse hasta el 6 de marzo de ese año.

El 9 de septiembre, los organizadores del concurso Miss Gay recibieron la negativa del permiso por parte de la alcaldía para realizar su certamen por atentar "contra la moral pública".

Que sí, que no, que mejor el otro año
Mexicali, noviembre de 1998. El edil panista Víctor Hermosillo Zelada prohibió la puesta en escena de Posdata: Tu gato ha muerto, de James Kirkwood, dirigida por Otto Sirgo. Formalmente, se dijo que no se había solicitado el teatro del gobierno del estado. Cuando los productores presentaron los comprobantes se dijo que, por la confusión, el teatro se había asignado a otro espectáculo, de modo que Posdata no podría presentarse.

En la obra había un desnudo masculino y se utilizaba un lenguaje "fuerte", señala Sirgo. En el 2000, la compañía presentó un par de funciones que transcurrieron sin novedad y con teatro lleno.

Texto: Jorge Cisneros Morales y Arturo Mendoza Mociño