LA PRIMAVERA,JUAREZ Y AMLO.

Sara Sefchovich, expresa hoy en el Universal, algo que quizás, sea el deseo de muchos compatriotas:


Sara Sefchovich
23 de marzo de 2006
La primavera y AMLO

ESTA fecha tiene mucho para celebrar. Primero, porque empieza la primavera, segundo, porque es el aniversario del natalicio de Benito Juárez y tercero, porque ya falta menos para que se terminen las campañas políticas y también este gobierno blandengue del que mucho se esperó y que sólo nos dejó una sensación de fracaso y vacío.
Pero nuestras celebraciones tienen sus sinembargos. Por ejemplo, en el caso de la primavera, si bien es cierto que nos alegra su llegada porque con ella los árboles reverdecerán, los pájaros cantarán y habrá un clima suave que nos subirá el ánimo, la verdad es que, como están las cosas, lo que nos espera es el aire más seco del año, la falta de agua y el eterno e inmanejable tráfico que seguramente no nos dejarán disfrutarla.
Pocos en sus cinco sentidos se atreverán a salir a las calles a pasear, por temor a ser asaltados. Menos aún se sentarán en los parques a mirar pasar la tarde, porque están llenos de mierda de perro. Pobre primavera, tan cerca de nosotros y tan imposible de aprovechar por la ineficiencia e indiferencia de nuestros gobiernos, que nunca resuelven problemas y sólo viven para lo electorero.
En el caso de Juárez, si bien es cierto que los homenajes y recordatorios nos permitirán reafirmar nuestra convicción de que el Estado laico es lo mejor para los mexicanos, ya que es el único que garantiza respeto a todas las creencias, a las que concibe como asuntos de índole privada, tanto en materia de religión y de fe como de sexualidad, la verdad es que es tan fuerte la embestida de quienes están tratando de desaparecer este modo de convivencia social y que preferirían cambiarlo por uno donde puedan meter su cuchara en la educación y la política, que uno como ciudadano se pregunta si podrá sobrevivir la nación, esa que fundaron en tiempos de la Reforma Juárez y su grupo de enormes mexicanos.
Pobre país, tan cerca de alcanzar la gloria si no fuera por los enredos y manipulaciones de nuestra derecha tan lamentable, anticuada y estrechísima de miras.
Y en el caso de las campañas, si bien se supone que con ellas estamos estimulando lo que es el camino democrático, al menos en la forma en que dice la teoría que se debería hacer, en realidad lo que se ha logrado es que a los ciudadanos nos tengan atosigados y hartos con su contaminación visual, auditiva y sobre todo mental.
Ya se ha dicho mucho la vergüenza de lo que cuestan con las enormes carencias del país, pero se ha dicho poco que son también una vergüenza porque no nos dan ninguna idea de lo que los candidatos piensan hacer y de cómo conciben al país y a su futuro, y en cambio se la pasan criticándose, insultándose, burlándose unos de otros y otros de unos y todos haciendo promesas que sabemos bien (incluso ellos mismos lo saben) que nunca podrán cumplir, porque simple y llanamente no hay con qué: que si van a crear tantos millones de empleos, que si van a dar apoyos económicos, que si van a reducir impuestos y precios. ¡Cómo me gustaría escuchar algo sensato y realista!
Pero no, todos se instalan cómodamente en el tradicional discurso de la promesa, que ha sido nuestro pan de cada día desde tiempos inmemoriales, total que prometer no cuesta, dar es lo que empobrece. Y cuando estén arriba, ni quién se acuerde de cumplir. Pobre país nuestro, tan cerca de la democracia si no fuera porque los partidos políticos, los candidatos y la costumbre tan arraigada de mentir se lo impiden.
Así que por angas o mangas, las celebraciones del 21 de marzo se empañan. Los días que deberían ser los más alegres y despreocupados del año no lo son tanto.

Y aquí va mi pedido a Santaclós, aunque sea en plena primavera, con tal de transformar la estación en el momento de esperanza que tanto deseamos:

Querido Andrés Manuel, tú eres el único que puede terminar con esto en que se han convertido las campañas. Es urgente cortar de tajo con los insultos, las burlas, el callar a los otros, el no respetar a las instituciones y las investiduras. Por favor deja de hacerlo y por favor ignora a los otros que lo hacen y ponte a hablarnos como tú sabes y puedes hacerlo.
Háblanos de México, de tus proyectos y planes, de los trabajos y la gente, y deja que los mexicanos veamos a un candidato de altura, que con sus ideas y sus palabras se eleva (y nos eleva) por encima del lodazal en que está convertida nuestra vida política y pública. Déjanos escuchar lo que necesitamos oír, lo que queremos oír y lo que merecemos oír.
Háblanos del país laico, multicultural, respetuoso, democrático y con futuro que queremos y podemos y merecemos ser. Enséñanos con el ejemplo que la política es la lucha por una sociedad mejor y que a la izquierda le interesa hacerlo con ética, con principios, con programas.
Danos a los mexicanos una campaña digna y seria y no este circo vergonzoso. Te estamos esperando, Andrés Manuel. Tú puedes hacerlo. Hazlo por favor. Líbranos del país ensuciado, ofendido, calumniado, dividido, en que nos están convirtiendo los candidatos y del que tan difícil va a ser levantarnos después, juntar las piezas, quitar los rencores y barrer tanta basura.
Quienes en ti creemos te pedimos dar el salto, el brinco para hacer el cambio. Y entonces, en la próxima primavera, podremos celebrar la llegada de las flores, la grandeza de Juárez, a nuestro nuevo presidente y sobre todo, la existencia de esta gran nación.
sara.sefchovich@asu.edu
Escritora e investigadora en la UNAM

Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.