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jueves, junio 29, 2006

LA GUERRA SUCIA DE FOX,CALDERON,PAN.

Carlos Ramirez escribe:

Calderón+ Impotencia porcaída en Jalisco+ Democracia y aceptabilidadde la derrota.

Carlos Ramírez.

1.- Agobiado por el voto regional bajo, Felipe Calderón, el PAN y el presidente Fox crearon una estrategia regional de campaña que buscó disminuir el voto priista en las seis más importantes entidades de la República que suman el 45% del padrón electoral.En las seis se puso en marcha el aparato del Estado.

Así se explicaría la filtración intencionada al periódico Reforma de un expediente judicial del candidato del PRI a la gubernatura, Arturo Zamora, adelante en las tendencias del voto. Fue un golpe bajo porque se usó a la PGR y se reventó el último día de las campañas. Las elecciones para gobernador en Jalisco serán también el próximo domingo 2 de julio.

El mapa de la inestabilidad inducida articula a los estados con mayor padrón electoral: Estado de México con el caso Atenco, el DF con la difusión de cifras de desempleo e inseguridad, Veracruz con presiones sobre el gobernador Fidel Herrera, Jalisco para frenar el avance priista de Arturo Zamora, Puebla con la utilización de una grabación al gobernador Mario Marín y Oaxaca con la agudización del conflicto de los maestros disidentes.

Fueron todos conflictos estallados directa o indirectamente, pero utilizados para bajar votos priistas y perredistas en el DF, pero a partir de los aparatos políticos, de seguridad y de medios del gobierno panista. El asunto de Zamora en Jalisco reveló la debilidad de Felipe Calderón en la entidad de uno de los gobernadores más adictos a su campaña.

Al final del día se supo que se trataba de un asunto viejo, casi resuelto, pero orientado a dañar la campaña del priista Zamora. Jalisco tiene un padrón de casi 5 millones de ciudadanos.Se trató, sin duda, de usar el aparato político y judicial del Estado para arrinconar a las fuerzas priistas dominantes en los estados y perredista en el DF, a fin de crear inestabilidad política que llevara a cambiar votos a favor de Calderón.

Los resultados fueron menores: En Jalisco se mantuvo la tendencia priista, en Veracruz se derrumbó el PAN por los señalamientos de corrupción del candidato panista Juan Bueno Torio, en el Estado de México se contuvo la presión mediática, en el DF el PRI logró aumentar su tendencia de votos, en Oaxaca el problema ya se hizo federal y en Puebla no pudieron tumbar al gobernador Marín.

En el fondo, Calderón operó el apoyo institucional de Fox para reventar la base priista en estados de mayor padrón electoral. De hecho, buena parte de la tendencia de votos de Roberto Madrazo se sustenta justamente en esas entidades de claro dominio priista. El PRD ha tratado de pescar en el río revuelto del Estado de México, Oaxaca, Puebla y Veracruz, pero sin poder conseguir más votos para su candidato López Obrador

.2.- Lo que está en el fondo de la lucha electoral con todo y su juego sucio de utilización del aparato del Estado para beneficiar al candidato oficial del partido en el Gobierno federal es el concepto político de “la aceptabilidad de la derrota”. Luego de la forma en que el PRI fue obligado a aceptar la derrota en el 2000, las dudas políticas de hoy radican en el escenario del conflicto pre y pos electoral de los candidatos Calderón y López Obrador.

Hay datos que prevén conflictos poselectorales de uno si el otro es señalado como vencedor el 2 de julio.El tema de la “aceptabilidad de la derrota” fue tratado en 1999 en unas jornadas organizadas por el Instituto Federal Electoral. Se trata de evitar la lucha por el poder y la democracia no sólo si se ganan las contiendas, sino en situaciones de adversidad.

El ponente entonces fue Felipe González, ex presidente de España, varias veces candidato y varias veces derrotado.La tesis de González fue impecable: “Lo que define a la democracia es la aceptabilidad de la derrota.

La aceptabilidad de la victoria es facilísima. Todo el mundo está dispuesto a aceptar la victoria en un sistema democrático o no democrático. Sin embargo, no sucede así con la aceptabilidad --no la aceptación, que es un momento-- de la derrota con carácter previo y posterior al momento incierto”.Y agrega: “La aceptabilidad previa cualifica a las fuerzas políticas en presencia, porque se comprometen a competir no para ganar, sino para tener una razonable igualdad de oportunidad de ganar o perder. Se comprometen así tanto a ganar como a aceptar que pierden. (…) La democracia es el sistema más imperfecto que existe (…) Es, afortunadamente, el más imperfecto.

Los más perfectos son los totalitarios”.Las características del modelo de aceptabilidad de la derrota son diez: La lealtad constitucional, el control parlamentario, la legislación electoral, los medios de comunicación en democracia, el financiamiento a los partidos, la justicia y la seguridad interior, la revolución tecnológica y poder político, el consenso en política exterior, la violencia y la democracia y la ciudadanía comprometida.

Y agregó: “¿La aceptación y la asimilación de la derrota electoral son problemas sólo de los políticos o, sobre todo de la ciudadanía? Se trata de un problema de los políticos, pero la ciudadanía y los políticos no están separados.

Si un político, al día siguiente de una confrontación electoral o el mismo día porque ha perdido, no digo porque hayan fallado las condiciones de igualdad razonable de oportunidades, sino simplemente porque ha perdido, porque no ha sabido ganar, porque no ha sabido mostrar su oferta como una oferta relevante que interesa más que la otra, aparece en los medios afirmando que “esto es un fraude, no podemos aceptarlo”, eso puede provocar la ruptura del sistema extremadamente grave en la que con frecuencia ni siquiera se piensa en ese momento pasional en el que se deslegitima el resultado.
Quien diga eso sin razón, es decir, habiendo perdido por sus propios méritos y no porque no haya tenido condiciones para ganar, se descalificará definitivamente como líder político o como responsable político

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