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viernes, agosto 24, 2007

La cultura libre y la miopía de la Izquierda

Lluis Perez

Los orígenes de la Izquierda se encuentran en las luchas contra el
privilegio propias de los montagnards de la Revolución Francesa. Unas
veces eliminando privilegios legales, otras veces eliminando
privilegios sociales alegales, la Izquierda ha tenido siempre como
pesadilla a evitar la constitución de una segunda edad media donde los
feudos sean de capital en vez de serlo de tierra. El mundo que tenemos
hoy en día en las manos nos da tanto la medida de sus triunfos como la
estatura de sus fracasos.

Una parte de las desgracias de la Izquierda posterior a la Segunda
Guerra Mundial guardan relación con el no haber sabido ver a tiempo la
importancia de las nuevas luchas emergentes en contra de los
privilegios. Así, solo tarde y mal entendieron los socialistas (la
columna vertebral de la Izquierda moderna) la relevancia de luchas
como la feminista, la ecologista o la homosexual, manteniéndose en la
indiferencia en el mejor de los casos y en la hostilidad, en otros.
Así, durante mucho tiempo era opinión de uso común en el socialismo
obrero que el feminismo era un artificio de la burguesia para dividir
al proletariado (inciso: ¡cuanto me recuerda esta absurda excusa a la
absurda excusa que oponen los socialistas españolistas a las
reivindicaciones nacionales catalanas!), o que el ecologismo era un
corriente de pensamiento burgués reaccionario que se oponía al
despliegue de fuerzas productivas que se suponía que debía traer el
socialismo. Solo cuando estas luchas ya estaban plenamente asentadas y
en movimiento fue cuando recibieron de la Izquierda organizada el
reconocimiento que se merecían, aunque con trampa: siempre se las
intentó dominar e instrumentalizar en provecho del "partido de
vanguardia" de turno.

Hoy, en plena era de auge de las nuevas tecnologías de la
comunicación, está sobre la mesa la cuestión de la liberación de la
cultura, una causa que por definición es anti-privilegio y cuya
primera manifestación moderna fue el movimiento por el software libre,
habiéndose extendido después a ámbitos como la música o el cine.
"Liberar la cultura" quiere decir suprimir total o parcialmente las
patentes y los derechos de autor en su vertiente de derechos de
explotación y de control, al tiempo que se mantienen por lo que
respecta a los derechos morales. Dicho de otra manera: usted tiene
derecho a exigirme que yo le reconozca la autoría de su canción (o de
su programa, o de su libro), pero no puede prohibirme que haga copias,
las distribuya, las venda, haga versiones, etc. Ni me lo puede
prohibir, ni me puede exigir una suma de dinero a cambio de su
permiso. Eso es la cultura libre (obsérvese, por cierto, que buena
parte del material jurídico de Creative Commons tiene poco o nada que
ver con esto).

Luchar por la liberación de la cultura quiere decir luchar para evitar
que el software (soporte de buena parte de la actividad social y
política de hoy en día) quede bajo el control de unas pocas manos que
en cualquier momento pueden decidir chantajear a los regímenes
democráticos so pena de prohibirles usar "su" software. Significa,
también, asegurar el derecho de los ciudadanos a distribuir libremente
música y arte sin tener que estar sometidos a las restricciones de
lobbys de intereses privados como la SGAE. Significa, en fin, acabar
con (o cuanto menos revisar) los privilegios que el sistema de
propiedad intelectual propio del capitalismo moderno ha otorgado a
programadores, científicos o artistas sobre la cultura. Por tanto, al
tratarse de una lucha contra el privilegio, inevitablemente debe
interesar a la Izquierda. Otra cosa es que evidentemente podemos
discutir sobre hasta donde podemos liberar la cultura sin poner en
peligro tal o cual factor que juzguemos importante (la supervivencia
económica del artista, la situación laboral de la gente empleada en el
mundo editorial...), hablar de caminos realistas hacia la cultura
libre (limitar las patentes gradualmente en vez de eliminarlas de
golpe, por ejemplo), etc. Eso son cuestiones técnicas, sin duda
importantes. Normativamente, sin embargo, toda lucha contra el
privilegio debe interesar a la Izquierda. También la de la cultura
libre.

Pues bien, ante una lucha tan importante en el mundo informatizado de
hoy en día, ¿como se están comportando los partidos de Izquierda? Pues
como en el caso del ecologismo o del feminismo en su dia: basculando
entre la indiferencia y la hostilidad. Hay honrosas excepciones, como
la del Partido Socialista en Extremadura, que de una manera decidida
está apostando por la liberación de la cultura. Sin embargo, en
general, los partidos de izquierdas suelen no atender demasiado a este
problema, llegando al punto de que hasta hace poco muchas webs de
partidos izquierdistas del Estado español solo podían verse
óptimamente en el navegador privativo Internet Explorer. Todo esto del
copyleft, el software libre o la libertad de intercambio les debe
sonar a chino a las cúpulas de los partidos de Izquierda, y
seguramente no ven en ello mas que otro movimiento utópico sin
demasiada importancia real. Y no solo eso: algún que otro partido de
Izquierda mantiene una política de compadreo con la SGAE que me
ahorraré comentar, pero que ha dado como fruto la implantación de ese
atraco a mano armada que es el cánon sobre los soportes vírgenes.

Por supuesto, las luchas a favor de la liberación de la cultura van a
seguir adelante con o sin el patrocinio de la Izquierda. Eso no me
preocupa. Lo que me preocupa es que, una vez mas, la Izquierda se está
quedando rezagada en una lucha que atenta directamente contra un
privilegio. Uno de los privilegios, creo yo, mas importantes en una
Sociedad que se hace llamar "de la Información": el control sobre las
ideas.

Me preocupa eso y que como no se corrija esta tendencia pasará que,
una vez mas, los que vamos a pagar la miopía de los dirigentes de hoy
vamos a ser los militantes de mañana. Tiempo al tiempo.

YO TE NOMBRO LIBERTAD, CREANDO CONCIENCIA

VERONICA VILLALVAZO

FRIDA

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