Es bien sabido que pronosticar el futuro no es tarea sencilla ni algo en lo que se tenga que confiar, sin embargo para la toma de decisiones en la economía es indispensable aventurar algunas cifras, como sería en el caso acerca de la evolución de la demanda, de las presiones demográficas sobre los servicios públicos, ó como dato central, el pronóstico acerca del crecimiento de la economía. La utilidad de este indicador deriva en las expectativas que amplios sectores de la población se forman acerca del posible crecimiento de los salarios, de los ingresos del gobierno y en general de la expansión de la actividad productiva. Este año, como en ocasiones previas, en varias oportunidades las instituciones públicas, Hacienda o Banco de México, así como las del sector privado, han salido a ajustar sus pronósticos de crecimiento a la baja indicando que para el 2007 el país tendrá un crecimiento menor que el esperado a inicios del año.
¿Pero en qué consiste la estrategia de crecimiento económico? Desde inicios de los años ochenta un grupo de especialistas de los países industrializados promovieron que las naciones latinoamericanas debían fijarse como estrategia de crecimiento una mayor apertura económica y comercial que significa, en esencia, dos cosas: permitir e incentivar la entrada de capitales extranjeros para “modernizar” la planta productiva y, segundo, orientar la producción nacional hacia el mercado internacional, lo que es lo mismo que convertir al país en exportador.
Con estas ideas en mente, varios años después, seguimos escuchando el mismo discurso desde los órganos de gobierno, ya el tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá suena a cosa vieja, pero nada se dice acerca de permitir el libre tránsito de los trabajadores, salvo las recientes reformas migratorias que se discuten unilateralmente en el congreso de Estados Unidos, es decir, se otorgan más derechos al capital y a las mercancías que a las personas.
Entonces desde afuera de nuestras naciones latinoamericanas se nos mostró que el camino era, y siguen insistiendo en que es, el de promover un crecimiento económico más acelerado, para inducir un incremento sustancial en el bienestar social, a través de las exportaciones, las cuales tienen como característica un mercado más grande -el mercado mundial-, ya que los consumidores extranjeros tienen mayor poder de compra y que además se permite la especialización productiva. Vicente Fox ilustraba la idea como el goteo, decía que los beneficios vendrían como una cascada que a los pobres finalmente les llegaría aunque sea por goteo. Pero los beneficios de su teoría de crecimiento económico no necesariamente se reflejan en el desarrollo social.
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