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sábado, marzo 10, 2007

LA DEMAGOGA PENDEJEZ DEL ESPURIO.

REFORMA.
Rafael Ruiz Harrell.

Iniciativa prodigiosa.

El jueves pasado el Presidente Felipe Calderón celebró el Día Internacional de la Mujer enviando al Congreso dos iniciativas de reforma legal. Una pretende castigar con cadena perpetua a los secuestradores que mutilen o asesinen a sus víctimas. La otra quiere hacer otro tanto con quienes secuestren a mujeres, ancianos o niños.

Además de estos cambios legales, el Presidente exhortó a los gobiernos y congresos locales a darle pronto cumplimiento a la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida sin Violencia que entró en vigor el pasado primero de febrero.La celebración del Día Internacional de la Mujer fue, gracias a esto, absolutamente sorprendente.

Las legisladoras lo hicieron aprobando una ley incoherente y contradictoria que retrasará el avance de la mujer y el Ejecutivo Federal, para no ser menos, participó con una iniciativa inútil en varios sentidos, anticonstitucional y para colmo, peligrosa.

Para advertir los méritos prodigiosos de la iniciativa presidencial conviene recordar que el artículo cuarto constitucional declara en escueta frase que "el varón y la mujer son iguales ante la ley". No dice que seamos iguales -¡Vive la difference!-, sino que lo somos ante la ley, o sea que no es válida ley alguna que le otorgue más privilegios o derechos a las personas de un sexo que del otro.

Para nuestro orden jurídico, la mujer y el hombre valen lo mismo, son equivalentes, la valía humana de unas y otros es la misma.La ley que supone que la mujer puede alcanzar, en apenas un suspiro, un idílico universo en el que no existe la violencia, olvida reiteradamente el mandato constitucional.

Propone castigos severos para quien lastime a una niña, pero le niega ese privilegio a los niños; defiende a la mujer víctima de la violencia física, pero el hombre golpeado sólo le suscita desprecio; cree que el hombre que le es infiel a su mujer incurre en un delito grave -lo califica de violencia psicológica-, que merece sanción penal, pero la mujer que engaña al marido está libre de culpa.

Todo esto contraría la igualdad que la ley reclama entre la mujer y el varón.Y las iniciativas de Calderón siguen el mismo camino. ¿Qué justifica que el secuestro de niños, ancianos y mujeres sea castigado con una pena más alta que el secuestro de varones? ¿Será porque en este caso las mujeres "valen" más que los hombres, o será, sencillamente, que era necesario excluir a los varones porque se requería un proyecto para poder conmemorar el Día Internacional de la Mujer?

Fuera por motivos demagógicos o creyendo porque sí que a las mujeres se les hacía un bien, no hay duda que la disposición sugerida contraría la igualdad legal entre los sexos que consagra la Constitución.

La iniciativa presidencial tiene otro mérito: anticonstitucional por mera necedad demagógica, no les otorga nada nuevo ni nada bueno a las mujeres. Lo primero que puede asegurarse es que no pasará nada favorable con este supuesto aumento en las penas.

Las sanciones para el secuestro fueron subidas once veces entre 1945 y 2004, y hasta donde se sabe el número de secuestros nunca ha disminuido. Se viola la Constitución y se manda a la basura la equidad entre los sexos para promover una reforma que no reducirá los secuestros de mujeres.

Debe señalarse, por otro lado, que si prospera la reforma sugerida por Calderón -y será la doceava-, en la práctica no habrá ningún cambio. La pena máxima para el secuestro es de 70 años desde el año 2000 y los secuestradores, como siempre, siguen tan campantes. Lo importante es que sustituir 70 años de cárcel por prisión perpetua, y creer que esto tendrá alguna consecuencia benéfica, es resultado de una muy honda ignorancia de la realidad.

El motivo es simple: la abrumadora mayoría de los secuestradores a los que se aprehende y somete a juicio, tienen 25 años o más de edad -son excepcionales los que oscilan entre 20 y 24-, de tal manera que si son sentenciados saldrán a los 95 o más. La consecuencia es evidente: en la práctica, una condena de 70 años de cárcel es exactamente lo mismo que la prisión perpetua, así que el cambio propuesto, anticonstitucional, inútil y todo, es mera saliva.

El conjunto de las iniciativas tiene todavía un mérito más. Se castigará con cadena perpetua, dice una de ellas, al secuestrador que asesine o mutile a sus víctimas. O sea: es exactamente la misma pena que se le impone a quien secuestre a un niño o niña, a una mujer o a un anciano o anciana, aunque no los mate ni mutile. Para el secuestrador esto quiere decir una sola cosa: si secuestró a una mujer, ya no pierde nada mutilándola o asesinándola, puesto que si lo atrapan la pena será la misma. Sólo que matar a su víctima sí tiene para él una ventaja adicional: no habrá testigos que puedan identificarlo.

Las iniciativas con las que Felipe Calderón decidió celebrar el Día Internacional de la Mujer son lamentables en todos sentidos. Inútiles porque no abatirán el secuestro; inútiles porque no cambian nada; inconstitucionales porque contrarían la Ley Fundamental y peligrosas porque pueden resultar en un aumento de los asesinatos de mujeres secuestradas. Vamos: son tan absurdas que el Congreso, radiante, sin duda las aprobará.

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