A dieta y siniestra |
domingo, 14 de enero de 2007 | |
Francisco Rodríguez Indice Político
Felipe Calderón no controla ni a los suyos. Y es que mientras los panistas se matan entre sí para que los asesinos mamen del presupuesto, en la Presidencia de la República, ocupada por el señor Calderón luego de que así lo fallara un tribunal, "ordenan" bajar los precios de los básicos. Como si el libre mercado tan cacareado obedeciera decretos.
Producto de esto o de aquello, la escalada de precios en la tortilla, el pollo, el huevo, y el pan de caja, afectan indudablemente a 42 millones de mexicanos cuyas familias reportan ingresos de sólo dos salarios mínimos al mes. La tortilla constituye la principal alimentación en nuestro país. La jugada especulativa que permite a los intermediarios jugar con la fijación de precios de la gramínea cuenta con el aval de las autoridades, para en el momento oportuno "bajar" el precio a un nivel que de todos modos repercutirá en la economía de las familias que en promedio consumen dos kilos por día. Y es que 42 millones de mexicanos ganan entre cien y ciento cincuenta pesos. La tortilla entonces representa la quinta o sexta parte de lo que tienen que gastar para el sustento diario. Así, ¿cómo esperar que se cumplan aquellas promesas de campaña? A 45 días de gobierno los "estrategas" aconsejan que sea en estos primeros 90 días cuando se tengan que realizar algunas de las medidas menos populares, para que entren dentro de lo que se conoce como la novatada en el poder, donde los costos por el aprendizaje son presuntamente tolerados, máxime en gobiernos "bien intencionados" o de transición. Porque si algunos pensaban que con Vicente Fox acabó la transición no contemplan que en realidad con Felipe Calderón prosigue el reacomodo, tras seis años de ensayos e incertidumbres cual consecuencias del error continuo, del gobierno abyecto, del administrador testarudo y respondón que, más que por sus obras, será recordado por sus disparates y sus "frasejadas." Apenas amanecíamos con el 2007 y no hay quien mencione oficialmente aquellos 500 millones de pesos para subsidios al maíz. No hay quien ponga orden en la libre flotación del precio de la tortilla y carnes que forman parte ahora de una lujosa dieta para la mayoría de la población. No sucedió así cuando se pretendió aumentar los impuestos a los productores de refrescos. No actuaron así los diputados y senadores ante la Ley de Televisión. Tampoco para aquellos bonos sexenales que se repartieron funcionarios y ciertos burócratas. Pero eso sí, tuvimos apenas un incremento autorizado de cuarenta y cinco centavos al salario mínimo y una ridícula rebaja del 10 por ciento en los sueldos de los altos funcionarios calderonistas, como si una cosa compensara la otra en cuanto a poder adquisitivo. Tortillas duras. Mucho refresco. Tal hace suponer a los "brillantes" funcionarios que con esa dieta se logrará abatir el problema de obesidad que padecemos millones de mexicanos. Nos matarán de hambre, pero será por nuestro bien. Así sí. ¿O no? |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario