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lunes, diciembre 04, 2006

FAUSTO FERNANDEZ PONTE.

ASIMETRÍAS.
Fausto Fernández Ponte.

Presente e Historia
I
El tema a tratar hoy tiene por objetivo precisar algunos malos entendidos entre este escribidor y algunos de sus caros leyentes, secuela, tal vez, de la pluralidad del lectorado.O secuela, quizá, de la polarización ideológica y política que existe en México y que, al parecer, se ahonda y ensancha y lleva al país a un grave riesgo de escisión.

Escisión, nos dice el diccionario que desafía nuestra pereza mental colectiva, es cortadura, rompimiento, desavenencia o estirpación de un tejido un órgano.

Señálese que si una palabra está en los diccionarios es porque tiene uso corriente que, empero, muchos optamos por empobrecer nuestro léxico y limitar nuestro pensamiento.

Esa escisión es, a nuestro modo de ver las cosas con las herramientas de la formación profesional y vivencial, un objetivo anhelado por ciertos intereses ajenos a México.

En efecto. ¿Quiénes se beneficiarían de esa escisión que conduciría, inevitablemente, a una secesión y, de allí, a una partición territorial y demográfica de México?Ya sabemos quiénes. Muchos mexicanos lo sabemos.

Pero existen millones de otros mexicanos que lo ignoran. Esa nesciencia es la consecuencia de una monstruosa intención.Sin duda.

A los mexicanos nacidos y educados primariamente y hasta secundariamente-- en el último cuarto de siglo se les ha sometido a programas escolares que desestiman la historia.

II
Así, a millones de mexicanos no se les educa en el conocimiento y el uso de las herramientas esenciales para saber la historia de México y comprender la realidad actual.

Señálese que entre esos mexicanos incluiríanse a nuestros propios líderes formales, lo mismo en el poder político --el del Estado-- que el económico, el cultural y el social.

Felipe Calderón emblematiza a esos líderes formales. Su conocimiento de la historia es tan precario y su cosmovisión es tan maniqueísta que no sabrá gobernarnos.

La filosofía de la historia tiene por premisa mayor que el conocimiento del pretérito de un pueblo es cimentación de su identidad y la solución a sus problemas presentes y futuros.

En el caso de México, esos problemas ya los ha resuelto nuestra historia, pero como cada vez conocemos menos ésta, ignoramos cómo enfrentarlos y superarlos.

Sábese que intereses enormes interesados en difuminar --borrar-- nuestra identidad nacional, nutren a la vez nuestra psique colectiva de vivencias ajenas a la nuestra.

Ese fénomeno es conocido como aculturación. Su objetivo final es el de sustituir nuestra cultura por otra, afin --ésta última-- a los intereses de un supra poder trasnacional.

En ese proceso participan estructuras y superestructuras del poder, manifestadas en las actuaciones de lo que la ciencia política identifica como medios de control social.

III
Y, como ya lo habría adivinado el leyente, esos medios de control social es el sistema educativo y la filosofía sobre la cual se sustenta éste, que aquí es asaz crematística.

Otros medios de control social son los de la difusión masiva --radio, televisión, periódicos, Internet o la que llámase multimedia (o medios múltiples)-- y otros.

Esos otros medios de control social tienen, como el Ejército, un carácter coactivo y disuasivo. Mas otros, como la religión organizada, usan supersticiones y maniqueísmos.

Aclárese que una cosa es la convicción religiosa de una persona y otra cosa distinta, antipodal incluso, es la religión organizada empresarialmente; es decir, como negocio.

La religión así organizada actúa con entidades de poder económico y político, intermediando entre fe y acceso a Dios.

Hablar con Dios no requiere terceros. Sólo piense en El.

Esos medios de control social y otros más manipulan la conducta colectiva del mexicano, de modo tal que éste no tenga conciencia de su opresión y no trate de superarla.

El mexicano, dotado solamente de herramientas para exaltar valores materiales --el becerro de oro, como el dinero, el estatus social, etcétera--, acepta la sumisión.

Esa sumisión es cultural y discierne su presente y su futuro sin incorporar en su discernimiento componentes como los del conocimiento amplio y profundo de su propia historia.

ffernandezponte@diariolibertad.org.mx.
faustofeles1@yahoo.com.mx
http://www.diariolibertad.org.mx
http://elgritodelpueblo.blogspot.com / blogotitlan.com

Glosario:
Nesciencia: necedad, ignorancia, falta de ciencia.
Secesión: acto de separarse de una nación parte de su pueblo y territorio.

El Calderonato
El sexenio de Felipe Calderón Hinojosa se inició bajo signos que no mueven a confianza ni a los intereses de la plutocracia que representa ni a los del pueblo de México.

Otorguémosle, sin embargo, el beneficio de la duda a don Felipe, aunque ese privilegio --expresión de equidad y prudencia de nuestra parte-- no se lo merece del todo.

Y es que, en efecto, expresiones de equidad y prudencia no las ha tenido don Felipe desde que comenzó su campaña de proselitismo en pos de la Presidencia de la República.

Desde ese vero momento, don Felipe desató los mastines babeantes del odio fraticida, la calumnia, la desinformación, la simulación, la mentira y el engaño para llegar.

Desató esos canes del temor, el terror y el pánico en la ciudadanía para manipularla, con el concurso cómplice del gran empresariado --el de los medios de difusión incluido--.

Así, indujo conductas colectivas de terror a la candidatura de Andrés Manuel López Obrador y la desestimación prejuiciada de otros candidatos de partido independientes.

La consecuencia --ya está documentada por la Historia-- es un voto de miedo al señor López Obrador y, desde luego, emitido para el señor Calderón. Se votó, pues, contra aquél.

Contra el señor López Obrador, más que a favor de don Felipe. Se votó no por las propuestas de éste, sino por el terror a aquél, quien, decíase, era un peligro para México.

Y quien financiaba la campaña de que el tabasqueño era un peligro para México es, precisamente, el gran empresariado saqueador del país. Ese empresariado es el verdadero peligro.

Es sabidísimo que ese gran empresariado conforma, junto con ciertos grandes consorcios trasnacionales de Estados Unidos y España, una plutocracia o gobierno de los ricos.

Y hoy, nuestro personaje ha llegado a las emblemáticas pinedas umbrías de Molino del Rey y el bosque de Chapultepec. Pero no ha abandonado las tácticas empleadas para llegar.

Al señor Calderón --a quien por los avatares sospechosos de su elección millones de mexicanos lo consideran espurio-- se le ha asignado la tarea de que esa plutocracia continúe.

Ello lo convierte en pelele de los intereses de esa plutocracia. Y su discurso posterior al tormentoso juramento de la Constitución en el Palacio Legislativo así lo indica.

Está abierto al diálogo con la oposición ideológica y política, dijo en ese discurso en el Auditorio Nacional, pero no esperará a que ésta dialogue. La soberbia del poder.

Esa soberbia es uno de los signos del calderonato Un gobierno soberbio está condenado a su inviabilidad misma, aunque prevalezca. Pero será una prevalecencia fracasada.

Esa soberbia indujo al nuevo Presidente a tomar posesión a hurtadillas, violando la ley, usando un doble discurso. Será así su sexenio, aunque le otorguemos el beneficio de la duda.

Quizá el mérito en ese discurso sea el reconocimiento de una realidad lacerante: la existencia, en México, de más de 50 millones de pobres. Los enemigos de la plutocracia.

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