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sábado, abril 01, 2006

NO A LA POLITICA ATEMORIZANTE.

Jose Luis Piñeyro, nos dice hoy en el Universal:"Sólo queda ensayar la amplia y permanente democracia participativa como forma de oposición para reconstruir las redes de unión de la nación y las instituciones del Estado, antes de que los golpes informativos desanimen o eliminen la oposición al fomentar el voto del conformismo o del miedo al populismo inventado". Veamos:


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José Luis Piñeyro
01 de abril de 2006
Neo-oligarquía en México.

NO cabe duda, los intereses oligárquicos dominan el escenario político de México por encima de los intereses nacionales. Sobran ejemplos diarios y estructurales de esta afirmación aparentemente desproporcionada y tajante.

El escándalo desatado por la aprobación de la Ley de Radio y Televisión (LRT) por parte de los senadores la confirma, al grado de que ya se habla de subasta, venta o capitulación del Estado frente a los poderes fácticos, entre otros, el llamado cuarto poder, los grandes empresarios radiodifusores y televisivos.

Ello representa una aparente contradicción pues se afirma que vivimos un proceso de transición política hacia la democracia que niega la existencia de una oligarquía. Sin embargo, la democracia electoral ha mostrado sus límites respecto de sus fundamentos básicos como la representación política de las necesidades de los gobernados a través de sus diputados y senadores y el Presidente.

A pesar de la autocrítica que han hecho algunos diputados por haber aprobado sin mayor discusión y de forma unánime e irresponsable la LRT, ¿merecerán estos representantes populares la confianza social?, considerando que son funcionarios de tiempo completo con sueldo y prestaciones de 122 mil pesos mensuales. El presidente Fox tampoco sale bien librado, pues ¿ha cumplido al menos la mitad de sus promesas electorales como generación masiva de empleos, combate frontal a la pobreza, la delincuencia, la corrupción, solución inmediata al problema de Chiapas, etcétera?

El neoliberalismo sostiene que el respeto al estado de derecho y a los derechos humanos son consustanciales de la democracia representativa. Aunque los derechos políticos centrales como la libertad de asociación, expresión, tránsito, entre otros, han tenido cierta vigencia con el régimen de Fox, uno de ellos está amenazado con la LRT, el derecho a la información, para no hablar de los reducidísimos derechos económicos (salario remunerador, jornada laboral máxima, reparto de utilidades) o sociales (educación, vivienda, salud) tan desatendidos por el gobierno de Fox y los tres anteriores.

La democracia parlamentaria no ha pasado a ser sustantiva en lo económico y en lo social ni participativa en lo político.

Es decir, con la aprobación de la "ley Televisa /Azteca" se atenta contra el acceso a una información de corte recreativo, educativo y cultural diversa, objetiva y equilibrada. Ello a pesar de que se violenta la legalidad, la institucionalidad y la legitimidad que deben sustentar un régimen político democrático.

Por ejemplo, se violan artículos constitucionales como el segundo que estipula: "Establecer condiciones para que los pueblos y comunidades indígenas puedan adquirir, operar, y administrar medios de comunicación"; el 28: "Quedan prohibidos los monopolios, las prácticas monopólicas. las autoridades perseguirán con eficacia todo acuerdo y procedimiento de. empresarios de servicios que de cualquier manera hagan, para evitar la libre concurrencia."; el 134 que estipula que la: ".prestación de servicios de cualquier naturaleza. se llevará a cabo por licitaciones públicas. para asegurar al Estado las mejores condiciones disponibles en cuanto a precio, calidad, financiamiento...".

La institucionalidad se altera al reducirse las funciones de la Comisión Federal de Telecomunicaciones y eliminar su facultad de imponer multas y realizar auditorías a pesar de que los defensores de la LRT consideren que reduce la discrecionalidad del Presidente para otorgar las concesiones. La legitimidad de la ley es subestimada por el Poder Legislativo a través del total desprecio a las sugerencias planteadas durante cinco foros académicos donde la mayoría de los especialistas alertaron a los legisladores sobre los múltiples riesgos de la LRT para la nación y el Estado.

Si la LRT no es reformulada a fondo, se garantizará la paulatina desaparición de las televisoras y radiodifusoras públicas y las comunitarias de tipo educativo y cultural. Esto significará no sólo la negación palpable del libre mercado en la economía sino también del libre intercambio de ideas y valores que tanto pregona la ideología neoliberal. Se conformará una mentalidad uniforme orientada al individualismo posesivo y competitivo y a la cancelación de la diversidad cultural y de la tolerancia política. La oligarquía televisiva, más la económica encabezada por Carlos Slim, habrán vaciado de importantes mediaciones políticas al Estado y de propiedades a la nación.

Norberto Bobbio, en su conocido Diccionario de política, al tratar el vocablo oligarquía destaca a partir de autores clásicos que ésta representa el "gobierno de los ricos" o "de los pocos" y al recuperar a Edward Shils señala que los sistemas oligárquicos: "Se caracterizan por un grupo de poder reducido, homogéneo, estable, con una buena organización en su interior y con fuertes vínculos entre sus miembros, sospechoso respecto de la lealtad de quienes pertenecen al mismo y muy receloso en la admisión de nuevos miembros; que gobierna de un modo autoritario, reforzando al Ejecutivo, controlando al Poder Judicial, marginando o excluyendo al Parlamento, desanimando o eliminando a la oposición".

Por supuesto, esta descripción abstracta requiere adecuarse para cualquier escenario oligárquico concreto. La consolidación plutocrática está en proceso y avanza; Fox ha impulsado las reformas laboral, fiscal y energética antinacionales y es de suponer que no vetará la LRT considerando su trayectoria de administrador público y no de estadista; el Poder Judicial ha dado muestras de autocontrol al avalar el rescate bancario, carretero y azucarero, es de esperar que si prospera la iniciativa legislativa de inconstitucionalidad contra la LRT adopte una decisión leguleya de apoyo; el Parlamento, salvo contadas excepciones, ha seguido los designios de la oligarquía económica y televisiva.

Sólo queda ensayar la amplia y permanente democracia participativa como forma de oposición para reconstruir las redes de unión de la nación y las instituciones del Estado, antes de que los golpes informativos desanimen o eliminen la oposición al fomentar el voto del conformismo o del miedo al populismo inventado.
pineyro@aol.com

Es preciso estar alertas, y desenmascarar todas las tretas oligárquicas que se difunden para quitarnos la voz.

Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.

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