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lunes, abril 03, 2006

FOX ES EL QUE POLARIZA.

Manuel Camacho escribe en el Universal:
Manuel Camacho Solís
03 de abril de 2006

Polarización: ¿les funcionará?

DA la impresión de que, dentro del gobierno federal, tienen un manual guardado sobre cómo ganar elecciones. Cuando entran en desesperación o cuando se aproximan las campañas, lo desempolvan y lo vuelven a aplicar. No tienen siquiera memoria del último acontecimiento que demostró que el manual no daba resultado. No les importa; es el que tienen. Para su tristeza, su viejo manual es el mismo que, en repetidas ocasiones, ha mostrado que no sirve.

En las páginas del manual está la proposición central: para ganar una elección, o un debate público mayor, se tiene que polarizar. Por qué no confiar, si eso dicen muchos expertos. Este gobierno -que sólo vive para las encuestas- se ha creído a pie juntillas la proposición. Por una razón extrañísima se les olvida que cada vez que eso han creído y practicado, no han alcanzado el resultado deseado.

Cuando el Presidente quería sacar adelante la reforma fiscal por la cual se cobraría el IVA a los alimentos y las medicinas, en vez de concentrarse en conducir una negociación efectiva, en el tiempo oportuno, se dedicó a hacer una campaña de posicionamientos en favor de esa reforma.

Entonces nos inundaron de mensajes sobre las bondades de esa reforma, con cuyos ingresos se hicieron las cuentas más alegres, pues de ella dependería construir hospitales, carreteras, mejorar la seguridad y todo lo que se les ocurría o les decían sus encuestas que deberían ofrecer. No bastaba la venta de las enormes ventajas de la reforma. Había que desacreditar y golpear a los adversarios, que eran presentados, casi, como si fueran enemigos de México. La estrategia no les dio resultado.

El método lo volvieron a aplicar cuando las reformas al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Pagaron una costosísima campaña para desacreditar al sindicato del seguro social y a todos los que estaban en contra de su reforma. Tensaron al máximo el ambiente político y laboral. Pusieron al propio Presidente en un brete el día de su informe, para finalmente detener la reforma. Claro, en el camino se distanciaron de un sindicato poderoso y aglutinaron la resistencia a una posible reforma seria del régimen de pensiones.

En las elecciones federales de 2003 volvieron a recurrir al método de la polarización. Con el "hay que quitarle el freno al cambio" movilizaron a la opinión pública. Utilizaron los tiempos oficiales y fiscales para respaldar ese propósito. El presidente hizo campaña en favor del PAN. Todo para que, al final, el PAN perdiera representación y le dejara al PRI el primer lugar.

La estrategia de la polarización fascinó a quien se quería que fuera el candidato del gobierno. Al anterior secretario de Gobernación -quien en su vida había sido un hombre mesurado- le dio por las declaraciones fuertes y polarizantes. Cuando lo hizo, no ganó nada a cambio y sólo logró que se desdibujara su perfil político.

Ahora que se ha entrado a campaña, de nuevo el gobierno sacó el manual de la polarización del viejo baúl de los recuerdos. Están felices. Creen que ya descubrieron el camino para derrotar a Andrés Manuel López Obrador.

La fórmula es simple. Atáquenlo sin piedad. Sáquenlo de la preferencia de las clases medias. Asocien su imagen con todo aquello que pueda generar temor. Si es necesario, filtren información de "inteligencia" sobre posibles vínculos con Chávez. Si se ofrece, que sea incluso el Presidente quien tome el tema. Primero, informando a visitantes extranjeros de supuestos informes (desde luego falsos) sobre esas conexiones. Después, ya en el colmo, recomendando a la autoridad electoral que investigue.

¿Pues qué no los instrumentos de investigación y de inteligencia están en manos del Presidente? ¿Si el Presidente no tiene una información seria al respecto, cómo se atreve a especular con un asunto tan delicado? ¿Y si la tiene, con base en qué no actúa?

Pero no se está hablando de gobernar. Eso, por lo visto, no importa. Tampoco importa la estabilidad de la economía. Lo mismo el candidato del Partido Revolucionario Institucional que el de Acción Nacional (PAN) buscan, con insistencia, convencer a la sociedad de que con Andrés Manuel López Obrador vendrá una crisis económica. ¿Están llamando a la intranquilidad en los mercados? ¿O hasta dónde, por ganar unos cuantos votos, se justifica empezar a generar intranquilidad?

Están eufóricos porque la campaña sucia contra el aspirante presidencial del PRD lo bajó entre uno y dos por ciento en las últimas semanas. ¿De veras creen que así se va a decidir el destino de la elección? Su desesperación es tan grande, que no se aguantan. Lo que debería ser discreto, lo hacen evidente. Lo que debería ser parte de una estrategia más amplia, lo convierten en la estrategia misma. ¿Cuántos días o semanas faltan para que su agresividad les empiece a rebotar? ¿Cuánto tiempo falta para que quede en evidencia la asociación política entre candidato, partido y gobierno, y entre los dos candidatos?

La estrategia de la polarización no es la mejor. Agredir desde el gobierno es aún menos recomendable. Más temprano que tarde, la gente se va a dar cuenta y no le va a gustar. La polarización no funciona cuando se es gobierno. Hay una sola excepción: que los agredidos se enojen, porque entonces sí la vuelven creíble. Si eso no ocurre, pronto se verá la mala leche.

La desconfianza que se quiere generar, entonces, puede ser un bumerán. Si el gobierno tiene éxito, se estará disparando a sus propias piernas; tendría altísimos costos. Si no lo tiene, se pondrá en evidencia.

UNA RAZON MAS PARA VOTAR POR AMLO Y LA MAYORIA PERREDISTA AL CONGRESO.

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