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miércoles, marzo 28, 2007

¡A CHINGAR A SU MADRE!.

“¡Espurio, pelele, ladrón, ratero, delincuente… !” PDF Imprimir E-Mail
miércoles, 28 de marzo de 2007

Insultos, abucheos y silbatinas de miles de jóvenes becarios para Felipe Calderón Hinojosa
DE LA REDACCION, 27 de marzo (LA JORNADA/UNIVERSAL).- Los abucheos, silbatinas, ofensas, gritos y descalificativos arrancaron con la sola mención de la presencia de Felipe Calderón. Aleatoriamente, del graderío del Auditorio Nacional lleno de estudiantes de alto rendimiento, beneficiarios de las becas Telmex, surgieron algunos gritos de “¡Espurio!”, al paso de Calderón rumbo al presidium a donde lo acompañaba el empresario Carlos Slim.
Así, con abucheos, chiflidos, ofensas y gritos fue recibido Felipe Calderón al participar en el encuentro de la fundación Telmex, al que asistieron cientos de jóvenes becarios.

Desde el momento de su presentación Calderón fue recibido a gritos y abucheos por parte de los estudiantes invitados al evento, cientos de los cuales pertenecen a la Universidad Autónoma de México (UNAM).
En varias ocasiones los becarios le interrumpieron.
Hubo gritos que fueron desde mentiroso, pelele o hasta espurio, que se escucharon claramente desde diversos puntos de este centro.
Y es que de distintos puntos del auditorio era increpado. En las butacas del lado izquierdo se escuchaba una voz femenina que no dejaba de exclamar: “¡Espurio!”, “¡Pelele!”.
Pero no dejaron de oírse otras expresiones críticas como “Ladrón”, “ratero”, estás bien feo”, “delincuente”.
El dueño del Grupo Carso respiró cuando finalmente se escucharon sonoros aplausos que buscaron opacar las muestras de desaprobación a Calderón y arroparlo. Ante ese grupo juvenil, polarizado, Calderón Hinojosa llamó a dejar atrás “complejos y primitivismos“ y apostar por un “México ganador”. Lejos quedó la celebración del 1 de diciembre del 2006 cuando en este mismo escenario el michoacano fue recibido con ovaciones de un panismo desbordado y satisfecho de que minutos antes su abanderado había tomado protesta en el Palacio Legislativo de San Lázaro a pesar de la oposición perredista. Hoy, Calderón regresó al Auditorio Nacional pero no con la familia blanquiazul sino con alumnos de escuelas y universidades públicas y privadas, que dividieron opiniones en torno suyo, que lo hicieron batallar.
Pasadas las nueve de la mañana, todavía con la sonrisa en el rostro, Calderón Hinojosa entró por el corredor central acompañado de la plana mayor de la empresa Telmex, el tercer hombre más rico del mundo Carlos Slim Helú, su hijo Carlos Slim Domit, su sobrino Héctor Slim y Arturo Elías Ayub.
Los esperaban 10 mil jóvenes talentosos que a esa hora ya habían pasado por los filtros de seguridad del Estado Mayor Presidencial para participar en el V Foro “México Siglo XXI Jóvenes construyendo el futuro”, cuyo plato fuerte era el discurso de Calderón dentro de un programa que incluyó al corredor Carl Lewis, la cantante Gloria Estefan y ejecutivos de empresas como Hewlett Packard.
Sin importar el llamado que el maestro de ceremonias, el actor Bruno Bichir, hizo para que los jóvenes entonaran “respetuosamente” el Himno Nacional, continuaron las expresiones de inconformidad provenientes sobre todo de la parte alta del recinto de conciertos. Hasta un recordatorio familiar surgió cuando se entonaban las primeras estrofas.
A partir de ese momento, Calderón no tuvo un ambiente cómodo. Sólo por un largo rato se calmó el barullo cuando concluyeron las notas del Himno Nacional y Carlos Slim Domit tomó la palabra para dar un amplio reconocimiento a la firmeza de Calderón y asegurar que están “incondicionalmente” con su esfuerzo por generar oportunidades y bienestar.
Pero apenas el copresidente del Consejo de Administración de Telmex terminó su mensaje y Calderón se acercó al estrado sonaron de nuevo las rechiflas. En ese momento, los organizadores apagaron las luces -al parecer en previsión de que aparecieran pancartas de protesta- lo que provocó que los asistentes mostraran mayor inconformidad, pero también sirvió para que algunos aprovecharan la oscuridad para lanzar sus consignas con mayor fuerza.
“Buuuu”, “buuuuu”, “buuuuu”, decían algunos asistentes desde diversos puntos del auditorio mientras Calderón citaba los nombres de sus anfitriones y expresaba su alegría por estar con un grupo de jóvenes que son un “ejemplo de empeño, de éxito en su mayoría”.
Hasta ese momento parecía que las expresiones de protesta se detendrían, pero en cuanto el mandatario citó los pronósticos de la empresa Goldman Sachs que ubican a México dentro de las cinco economías del mundo dentro de 30 ó 40 años, éstas volvieron a arreciar. “¡Ya cállate!”, lanzó alguien.
A pesar del ambiente hostil el invitado principal continuó con su discurso, pero su gesto se fue endureciendo.
Esto llevó a que de inmediato se subiera el volumen del micrófono de Calderón.
Lo que no impidió que de otro sector lo llamaron “Presidente del empleo, mentiroso”, “No a la Ley del ISSSTE” cuando Calderón aseguraba que México tiene ventajas que no tienen otros países, como el contar con recursos naturales, con una posición geográfica estratégica de cercanía con Estados Unidos, donde la mayor parte de la población está por debajo de los 30 años de edad.
Así, a medida que continuaron las protestas, Calderón fue subiendo su tono de voz y a hablar más rápido. Ni siquiera se detuvo para tomar agua, lo que habitualmente hace.
“Yo quiero amigas y amigos que pensemos claramente qué queremos que sea México, porque podemos ser, sí, podemos seguir siendo un país subdesarrollado permanente, un país que siempre se lamente de su mala suerte, un país que siempre busque o culpar a los demás o a encontrar pretextos a lo que no hacemos”, afirmó ya con una risa nerviosa.
Y llamó a los jóvenes a superar una “serie de prejuicios, de complejos, de primitivismos, de ser capaces de entender que son más los mexicanos que quieren que este país salga adelante”.
Ese señalamiento hizo que en las butacas más cercanas al escenario estallaran los aplausos en un intento por sobreponerse al griterío, acción a la que se sumó Slim Helú y los otros ejecutivos de Telmex.
Abajo, el coordinador de Comunicación Social de la Presidencia de la República, Maximiliano Cortazar observaba nerviosamente cómo su jefe seguía con su discurso aunque por momentos titubeaba.
Ya casi al final lanzó una velada crítica a Telmex al señalar que su gobierno dialoga con las empresas del sector telecomunicaciones, para buscar la manera de hacer más competitiva y eficiente la economía. “Es una verdad fundamental que ha dicho aquí también Carlos Slim, la cual es que el consumidor decida entre varias opciones cuál le gusta más y cuál es la mejor”, dijo.
Por la noche, la Presidencia de la República emitió un comunicado, donde aseguró que el michoacano había hecho un llamado a las empresas a buscar un “mercado más abierto”, no obstante que ese no había sido su mensaje.
Así con un “muchas gracias y que tengan buen día”, Calderón concluyó su intervención en medio de aplausos y exclamaciones de “bravo” de un sector del auditorio, pero en su premura por abandonar el lugar, se le olvidó hacer la declaratoria de la inauguración. Sólo cuando su jefe de ayudantes, el teniente coronel Mario Castro se acercó y le hizo ver la omisión se regresó al estrado y pronunció unas últimas palabras.
En una operación que duró apenas unos cuántos segundos, Slim le entregó un reconocimiento, una estatuilla de color morado y finalmente pudo dejar el auditorio, ya no por el pasillo central sino por una puerta lateral en medio de abucheos y porras de “¡Felipe, Felipe”. De este hecho, la agencia de Estado Notimex difundió sólo en los dos últimos párrafos de un largo despacho informativo que Calderón escuchó rechiflas y consignas durante y después de su discurso, pero que “éstas fueron contrarrestadas por aplausos de la mayoría de los asistentes y con la voz de Calderón, quien dio su mensaje completo sin pausa alguna”.

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