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domingo, septiembre 03, 2006

TRISTE FINAL.

Un triste final

domingo, 03 de septiembre de 2006.

- Señor presidente Fox, usted ha sido irrespetuoso con el Congreso. -Y voy a ser más... (AP).

En medio de un ilegal despliegue de fuerzas policíacas y militares, digno de un estado de guerra, el presidente recogió el viernes 1 apenas parte de la cosecha que le corresponde por lo que ha sembrado de encono y división social.

* A través de los legisladores que le impidieron leer el mensaje político de su último Informe de Gobierno, un importante segmento de la población le manifestó su hartazgo por los agravios que ha infligido a la nación mexicana.

* En el Palacio Legislativo no fue lastimada la investidura presidencial. Fue repudiada, en concreto, una persona con nombre y apellido: Vicente Fox/ Lo que empezó el 2 de julio del año 2000 ya acabó. Y México es hoy un país más infeliz que hace seis años.

La acción de las bancadas perredista y petista de tomar la tribuna de la Cámara de Diputados, sustentada en la suspensión de facto de garantías individuales en ese recinto y en "varios kilómetros a la redonda", echó a andar el plan previsto por el gobierno de Vicente Fox, quien para entonces llegaba a las cercanías a bordo de un helicóptero, acompañado de su mujer, Marta Sahagún, vestida de tehuana.

El secretario de Gobernación, Carlos Abascal, cruzó a grandes zancadas el pasillo central del salón de sesiones. Iba presuroso, pero en su rostro no había señales de preocupación. Sonreía.
--¿Habrá informe?
--Claro que habrá informe.
--¿Pero mensaje político del presidente?
--Ya no respondió. "Se va riendo, como si esto no fuera parte de su responsabilidad", juzgó el diputado priísta Carlos Rojas, justo después de que, a las 18:54 de la tarde, el presidente del Congreso General, el panista Jorge Zermeño, declaró un receso, rojo de ira.

"El presidente va a cumplir su obligación constitucional", aseguraba, con rostro desencajado, el senador panista Alejandro Zapata Perogordo, con un cigarrillo encendido que desafiaba la prohibición de fumar en el recinto.

Los priístas estaban felices, aunque Rojas razonaba: "El PRD se equivocó: Ya le hizo el favor a Fox".
--¿Por qué?
--El Presidente y el PAN siempre han estado en función de los medios y cómo acrecentar su popularidad. No les importa la gobernabilidad. Esta es una demostración de la seriedad con que toman los problemas nacionales.

Santiago Creel, con el rostro circunspecto y enrojecido, se afanaba en disponer una valla humana con diputados y senadores panistas, que todavía pensaban que Fox ingresaría al recinto, y quienes batían palmas mientras coreaban el nombre de quien, en tres meses, dejará de ser presidente de la República."¡Vicente, Vicente, Vicente!", se desgañitaban los legisladores panistas, en un intento por acallar la boruca de los perredistas que, después de neutralizar a los 19 elementos del Estado Mayor Presidencial (EMP), tomaron la tribuna y coreaban su reiterada demanda de "voto por voto, casilla por casilla" y reclamaban que más de 8 mil elementos de tropa, provistos de armamento y tanquetas para lanzar chorros de agua, levantaran una muralla -antes jamás vista-- en el recinto de San Lázaro y varios kilómetros a la redonda.

Mientras los secretarios de Estado se dedicaban a la chacota, de espaldas a Zermeño --que quedó petrificado mientras transcurría el receso--, Fox entregaba en el vestíbulo del Palacio Legislativo a uno de los secretarios, el panista Rodolfo Dorador, el tomo del último informe de gobierno y se marchaba, sólo con Sahagún, a quien la televisión registró manoteando a su marido.

Fox no cumplió su cometido. No sólo no llegó por vía terrestre sino en helicóptero; tampoco pudo ingresar al salón de sesiones y ni siquiera entró al salón de protocolo. Tuvo que resignarse a entregar en el vestíbulo el tomo con lo que, juzga, son los logros de su gobierno. Y se marchó dejando a Creel y a su pelotón impotentes ante la acción de los perredistas, que por primera vez en el sexenio frustraron una acción presidencial y dejaron constancia de lo que podrá ocurrir el 1 de diciembre.

Sentado junto al priísta Mariano Palacios Alcocer, Manuel Espino, presidente del Partido Acción Nacional (PAN), siguió las incidencias con un rostro más bien relajado y hasta se mantuvo ajeno a la batería de pronunciamientos de legisladores y de la propia dirigencia contra la acción perredista. Es conocida su inquina hacia Felipe Calderón, el candidato presidencial de su partido.

Lo ocurrido en la Cámara de Diputados no fue sorpresa para nadie. Durante semanas, sobre todo después del fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) sobre los recursos promovidos por la coalición Por el Bien de Todos, la opción era obvia y se anticipaba aun violenta.

Pero cuando el guanajuatense Carlos Navarrete, coordinador de los senadores perredistas, aludió al artículo 29 constitucional --que contempla la suspensión de garantías-- y advirtió que ni él ni sus compañeros abandonarían la tribuna "hasta que se reanude la vigencia de las garantías constitucionales que han sido suspendidas de facto en una parte de la Ciudad de México", la acción no produjo insultos ni roces.

Sólo hubo gritos de Eduardo Henkel, uno de los invitados de Fox y beneficiario de contratos gubernamentales bajo sospecha, así como de Alberto Begné, presidente del Partido Alternativa Social Demócrata y Campesina, que aludían a los bloqueos perredistas: "¡Reforma, Reforma, Reforma!"

Y lo que quedó exhibido fue el aparatoso dispositivo de seguridad con el que respondió el gobierno de Fox a los amagos de la coalición que encabeza Andrés Manuel López Obrador, que se quedó con sus contingentes en el Zócalo.

Los priístas, felices en su calidad de espectadores, fueron quienes más reprocharon al gobierno federal y al PAN lo acontecido, sobre todo en el recinto. "Era un escenario anunciadísimo. No lo iban a dejar hablar", decía el diputado Carlos Chaurand, también guanajuatense y viejo conocido de Fox, a quien responsabiliza de manera directa."Él es el verdadero culpable. Todo esto se debe a la ineptitud. Es el último eslabón de una larga cadena de situaciones anárquicas."

--Pero él podrá estar feliz, ya se va...
--Pues sí, pero sale por la puerta de atrás.

Origen es destino.
Pero cuando Fox entró por la puerta principal en su toma de posesión, el 1 de diciembre del 2000, también lo hizo de manera irregular, como fueron los seis años de su gestión: No sólo porque la primera actividad de ese día la hizo en la Basílica de Guadalupe para dar testimonio de su fe, ni por los tamales y el atole que compartió con "niños de la calle" en Tepito, sino en su primer encuentro con el Congreso.

Fue, desde entonces, desdeñoso de la Constitución, burlón con los legisladores y omiso en sus compromisos, particularmente en el cambio de régimen político, que ahora también ofrece Calderón.El 1 de diciembre, al rendir protesta, Fox saludó primero a sus hijos y después introdujo una frase a favor de los pobres y los marginados, lo que violó la Constitución, según los priístas.
"Es cierto", aceptó, resignado, el entonces diputado federal Fernando Pérez Noriega.
--¿Y eso qué consecuencias tiene?
--Técnicamente, ninguna.
--¿Pero es un error?
--Sí, y muy grave.

La senadora priísta Noemí Guzmán Lagunes no se aguantó y, cuando Fox iba de salida, le lanzó el puño de palabras:
--Señor presidente Fox, usted ha sido irrespetuoso con el Congreso.
--Y voy a ser más.
Lastimada, la entonces senadora lo definió como "un hombre que no conoce ni las formas ni el fondo", porque, además, Fox mostró una absoluta falta de respeto al iniciar su discurso con saludos a sus cuatro hijos y, más aún, al mencionar a Dios.
"Primero debe ser el Congreso de la Unión y luego su familia. Y para hablar de Dios, los católicos lo tenemos que hacer en las iglesias, como la Basílica. Es un irrespetuoso con las instituciones, con las formas y el fondo.

"Fox también fue desdeñoso con los legisladores que, ante el riesgo que preveían para la división Iglesia-Estado, le recordaron, con gritos, a Benito Juárez.
"Juárez, Juárez, Juárez, Juárez. Bien, jóvenes", les respondió Fox.Y desde entonces, también, evadió el compromiso de reformar el régimen político conforme a las numerosas propuestas que le entregó el coordinador de la Mesa Central para la Reforma del Estado, Porfirio Muñoz Ledo, en la ceremonia del 22 de noviembre.

El 1 de diciembre del 2000, poco antes de la llegada de Fox al salón de sesiones, Muñoz Ledo advertía al reportero: "Hay que estar en guardia contra el espíritu conservador, venga de donde venga. Sin una reforma profunda del Estado no habrá transición. Habrá reemplazo en el poder, pero no tránsito".

Pero el nuevo presidente omitió leer el párrafo que, precisamente, aludía a esa tarea en su discurso por escrito, entregado a los medios de información: "El voto ciudadano del 2 de julio fue, ante todo, un plebiscito a favor del cambio. Consecuente con ese mandato, me propongo impulsar proyectos sustantivos de reforma constitucional, decantados por una comisión de estudios, ampliamente representativa, que sintetizó las principales demandas de la sociedad..."

Muñoz Ledo, consultado otra vez, no ocultó las consecuencias de la omisión: "Un espíritu conservador, que siempre ha existido, prefiere mantener los antiguos mecanismos del poder para utilizarlos a favor de un nuevo signo. Los viejos instrumentos del poder son el origen del autoritarismo. En un sistema como el mexicano, el autoritarismo no está superpuesto a una sociedad democrática, como en Sudamérica. No basta sacar un partido para que haya democracia. Esa es una falacia".

El presagio.
La conducta de Fox, que después de su matrimonio con Sahagún incrementó la frivolidad, la dejó ver también desde ese 1 de diciembre, en las otras actividades posteriores a su toma de posesión, como el "catecismo" que impartió a su gabinete en el Auditorio Nacional, frente a casi 10 mil simpatizantes.Hizo que su equipo de trabajo rindiera el juramento de cumplir con un "Código de ética y honor", una lista de propósitos para lograr "una patria ordenada y generosa" --el muy panista lema-- mediante el bien común, la integridad, la honradez, la imparcialidad, la justicia, la transparencia y la rendición de cuentas.

Y en medio de la apoteosis, su hija Paulina le entregó un crucifijo. Después de reunirse con las Fuerzas Armadas en el Campo Marte, como en los tiempos de los presidentes priístas, Fox recorrió en un automóvil descubierto el tramo entre Bellas Artes y Palacio Nacional --en medio de una lluvia de confeti que caía de los edificios--, donde comió con mil 715 invitados, desde locutores hasta deportistas en el retiro y políticos de la vieja clase priísta.

En una mesa charlaba la madre de Fox, Mercedes Quesada, con el cardenal Norberto Rivera y otros jerarcas católicos que bebieron botellas de tequila "Fox 2000", elaborado por la empresa Corralejo, de Guanajuato. Al concluir el ágape, se asomó al balcón principal de Palacio Nacional: "Les traigo noticias frescas", dijo a miles de personas congregadas en la Plaza de la Constitución. "Llegó el momento de construir un proyecto común de nación...".

Luego, en un templete colocado cerca de la Puerta Mariana de Palacio Nacional, el cantante Manuel Mijares comenzó a interpretar a capela el Himno Nacional. Al concluir, Fox se acercó otra vez al micrófono y dijo: "¿A poco es Mijares?" Y agregó: "¡Fuera saco... ahí voy, Mijares!" En efecto, se desprendió el saco y la banda presidencial, se arremangó la camisa blanca y salió por la Puerta Mariana para treparse al templete.

Esa noche cenó en el Alcázar del Castillo de Chapultepec con alrededor de 500 invitados especiales: jefes de Estado, diplomáticos, empresarios, académicos y directivos de medios de comunicación. En la mesa de honor, Fox levantó su copa y propuso el brindis: "Agradezco a los jefes de Estado que vienen a motivarnos. Tenemos todo un futuro por construir. ¡Brindemos por México!"

Entre los asistentes se encontraban Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego, los propietarios de Televisa y de Televisión Azteca, medios a los cuales favoreció durante todo su gobierno. Por eso no fue extraño que, ante la frustrada incursión de su último informe, se haya refugiado en las pantallas de televisión para emitir en cadena nacional una "reflexión política".

La mala edición del mensaje leído en el teleprompter no reparó en que la versión original del mensaje decía: "Esta ceremonia republicana..."

Donde se produjo alarma por la acción de los seguidores de López Obrador en la Cámara de Diputados, fue en el entorno de Calderón, quien decidió no asistir a la frustrada ceremonia del último informe de Fox, calificada como "violenta" por Germán Martínez, uno de sus allegados.
--¿Podría ocurrir lo mismo con Felipe Calderón?
--Estamos seguros, estamos confiados en que la declaración del Tribunal va a ser una declaración validando la elección y declarando presidente electo a Felipe Calderón y, en segundo lugar, estamos seguros, plenamente seguros, de que Felipe Calderón va a tomar posesión como presidente de los mexicanos el 1 de diciembre.(Alvaro Delgado/APRO)

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