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jueves, julio 20, 2006

SIN SOMBRA DE DUDAS,

Amalia García Medina escribe en el Universal:

Sin Dudas.

L os rostros del millón y medio de mujeres y hombres que este domingo participamos en la movilización más numerosa de la historia moderna de México expresaron con claridad la exigencia que ha planteado López Obrador y que es el derecho a no tener dudas, a conocer en forma exhaustiva la verdad sobre el resultado electoral del 2 de julio pasado. El recuento voto por voto no daña la salud de la República, al contrario, la fortalece.

Una diferencia tan pequeña no puede llevarnos a exigencias simplistas de reconocer resultados que de ninguna manera tienen validez oficial. En toda nación democrática, una diferencia de medio punto en un universo superior a 40 millones de votos, es analizada en forma exhaustiva y siguiendo todos los procedimientos legales establecidos por cada país.

Está el caso de Costa Rica, donde fue el propio candidato que aparecía como puntero quien pidió hacer un recuento voto por voto para garantizar la credibilidad de los resultados; y esto no provocó inestabilidad o desconfianza, sino que transparentó el resultado dando no sólo una ventaja numérica a quien resultó presidente electo sino también, abonando a un ambiente indispensable de gobernabilidad; ahí están, incluso, otras naciones como Italia y Alemania que han agotado las instancias legales ante lo cerrado de los resultados; es decir, lo que los mexicanos queremos es que no exista sombra de duda sobre los resultados de la elección y tenemos derecho a ello.

Si sucede en las naciones con tradiciones democráticas arraigadas, no tienen por qué escatimar ni descalificar a quienes exigimos lo mismo pero en una nación que aún está en proceso de consolidación democrática.
Quienes temen a la movilización de la sociedad desconocen nuestra historia, porque han sido éstas sin duda, una de las herramientas de los ciudadanos para avanzar en el reconocimiento de derechos civiles, políticos y sociales.
Y los participantes de la manifestación del domingo lo hicieron con un gran sentido de responsabilidad y de conciencia cívica, como hacía muchos años no veía en México. Eran gente informada, serena, que marchaba con una gran dignidad, pero que compartía una duda fundada: ¿quién ganó, de acuerdo con los votos emitidos, las elecciones del 2 de julio?

Una muchacha de talante universitario que marchaba cerca de mí, vestía una playera que decía "yo soy un peligro para México; voté por AMLO"; y me estremeció la inteligencia con la que se burlaba de las campañas que pusieron el acento en la crispación social, que ahora pretenden reprochar, y en la descalificación no sólo de Andrés Manuel, sino de todos los que coincidimos con un proyecto alternativo de nación.

Esa falta de respeto a los ciudadanos también se manifiesta en la desconfianza a las movilizaciones, que hacen percibir como si fueran ilegales, pero pensemos: ¿en qué país del mundo se reúnen un millón y medio de personas a expresarse en forma pacífica y al final de la jornada se reporta un saldo blanco?, es decir, ninguna persona ni un carro ni una tienda ni una calle sufrió algún tipo de daño por el transcurso de la manifestación.

Hace unos meses vimos con preocupación cómo París se incendiaba por enfrentamientos que duraron semanas; también en Chile se registraron algunos incidentes en manifestaciones de jóvenes que terminaron en enfrentamientos con la policía.

Sin embargo, en nuestro país, las concentraciones convocadas por Andrés Manuel se han realizado con una civilidad ejemplar que deja sin sustento los intentos por calificar a las movilizaciones postelectorales como actos peligrosos o desestabilizadores. Se trata de ciudadanos que exigen sus derechos.

Yo veo a una parte significativa de la ciudadanía indignada por el intento de manipular los resultados electorales, primero con las inconsistencias del PREP, y más tarde por la indicación excesiva dada por el presidente del IFE de no abrir paquetes electorales en los conteos distritales.

Tenemos razones fundadas para tener dudas sobre el resultado del IFE. Y en esto coincidimos no sólo el millón y medio de ciudadanos que participamos en la movilización del domingo, sino también voces como la del rector y académicos destacados de la UNAM, gran parte de la comunidad artística e intelectual que incluso han elaborado materiales para expresar su indignación; también observadores nacionales e internacionales han afirmado lo oportuno de realizar el recuento voto por voto.

Pero, sobre todo, es la gente la que exhibe la certeza de tener un presidente electo efectivamente por los votos de los mexicanos. Para avanzar en la consolidación de la democracia, no debe quedar la sombra de la duda.

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