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miércoles, marzo 12, 2008

EDITORIALISTAS DE LA JORNADA


Luis Linares Zapata

La mafia del poder cupular

A pesar de las críticas a la labor de denuncia llevada a cabo por López Obrador, a quien acusan, como siempre, de varias perversidades, la lucha por evitar la privatización del sector energético sigue adelante. Por lo pronto, la batalla por la atención ciudadana ha sido ganada. Los mexicanos están atentos a lo que se fragua desde esas oficinas de negociantes sin escrúpulos y desbocada ambición. Se extiende y solidifica la idea de que la reforma energética anunciada no es más que la pretensión de un grupúsculo de mandones (nativos y del exterior) por meterle grotesca mano a las riquezas colectivas que todavía se mantienen intocadas. Desean apoderarse de la parte sustantiva de la renta petrolera y de las plantas de generación eléctrica. Desean, con furia incontinente, apropiarse también del ancho campo de las energías renovables. La mal llamada reforma energética no es más que un eufemismo a modo que inventan y difunden los negociantes coaligados en perjuicio de los tesoros de la nación. Lo que Mouriño en verdad representa es esa camada de panistas de cuño descarado que pretenden, y han logrado, incrementar sus ya desmedidas riquezas a costa de los bienes de todos. Una camada de la peor especie: ésa que combina, en secreto, la función pública con los negocios privados.

El gobierno legítimo que preside López Obrador no pretende enfocar su esfuerzo en denostar a Mouriño. Sería una tarea de lo más fácil, simple y expedita. Tampoco se opone a todo lo que el gobierno plantea y hace, como tantas veces le predican. Mucho menos desea que el país fracase y se afecte el bienestar del pueblo. Se opone, sí, a que se continúe depredando al país, que se siga abusando de la buena voluntad de los mexicanos, en especial de los que menos tienen. A eso sí que se opone, no sólo él, su gobierno y los partidos del FAP que lo respaldan, sino un creciente y cada vez más consciente grupo de ciudadanos de variada composición. Grupo humano que se cuenta por millones de activos agentes del cambio.

El programa que AMLO ha venido ofreciendo a México pretende integrar el sector energético para que sea un sólido motor de impulso al progreso. Se apuesta a crear la propia tecnología para utilizar las riquezas petroleras que aún tiene el país y cimentar así un desarrollo independiente y no salir, compulsivamente, en busca de interesado auxilio, alegando que los mexicanos no pueden solos. Se propone que el sector de la energía quede tal como lo mandata, con envidiable precisión, la ley suprema: bajo el estricto pero amplio control del Estado. No se acepta que ésta pueda violentarse modificando leyes secundarias (tal como ya hizo Salinas con la ley del 92 del servicio público) a que tan efectos han resultado los panistas dirigidos por los beneficiarios de siempre.Leer todo....

Alejandro Nadal

Petrobras: las lecciones para México

Se acerca el 18 de marzo, fecha incómoda para el poder neoliberal, que a contrapelo de la historia prepara la privatización del petróleo mexicano. Sus espots de televisión tienen un guión engañoso: hay un tesoro de los mexicanos, pero yace en el subsuelo del fondo marino y sólo unas pocas empresas tienen la tecnología para alcanzarlo. El mensaje subliminal es que habrá que asociarse con ellas.

¿En qué términos habrá de realizarse dicha asociación? La política para el sector petrolero en México durante las últimas décadas hace temer lo peor. Durante ese lapso, los recursos petroleros se usaron para pagar el servicio de la deuda pública, externa e interna. Se maximizó la extracción, reduciéndose la exploración y desarrollo de nuevos campos, y se castigó la adquisición de una capacidad tecnológica propia. Como resultado, los activos petroleros se dilapidaron, se desindustrializó el sector y se favoreció el sometimiento tecnológico.

Hoy que la corrupción petrolera mancha las más altas esferas del gobierno, se esconden los planes de privatización bajo el manto de una supuesta necesidad tecnológica. Es necesario desarmar esta mentira.Leer más...

México SA

Carlos Fernández-Vega
cfvmx@yahoo.com.mxcfv@prodigy.net.mx

■ ¡Que salga la oscuridad del sótano!

■ ¡Que se investigue!

También ayer falló. Se daba por hecho que Juan Camilo Mouriño por fin utilizaría el micrófono para algo útil a la nación (hacer pública su renuncia a la Secretaría de Gobernación, por ejemplo), pero lamentablemente no fue así. Lo usó para insistir en su niñez feliz y anunciar que entregó un grueso expediente a la PGR, la Secretaría de la Función Pública y el Congreso de la Unión, con “todos” los contratos por él firmados con Pemex-Refinación en su doble calidad de empresario y funcionario.

Dieciséis larguísimos días se tomó el joven delfín de Los Pinos para entregar ese expediente, en el entendido que los contratos en él contenidos sólo abarcan el periodo (2000-2004) en el que fungió paralelamente como apoderado legal de Transportes Especializados Ivancar, presidente de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados y durante su paso por la Secretaría de Energía, con Felipe Calderón, en ambos casos, como jefe.

Dicho expediente sólo contiene contratos con Pemex-Refinación en el plazo y los cargos referidos. No incorporó concesiones o permisos obtenidos de esa misma paraestatal, obvio es que en beneficio de la empresa familiar, en otros tiempos y cargos, como en el caso de las gasolineras (franquicias), de las que su familia acumula 38 en cinco estados sureños de la República. De hecho, las dos más recientes fueron inauguradas por el Grupo Energético del Sureste el 15 de enero de 2007 en Quintana Roo y Yucatán, cuando el lerdo funcionario Juan Camilo despachaba en su algodonada incubadora de Los Pinos, como jefe de la Oficina de la Presidencia de la República.

En su tardía salida al ruedo para documentar, según dijo, el poder de su firma a nombre de Ivancar, Mouriño explicó que “todos los contratos que Pemex-Refinación ha celebrado con los transportistas han sido asignados directamente por Acuerdo del Comité de Adquisiciones de la paraestatal y validados por la Secretaría de la Función Pública. A mayor abundamiento, todos estos contratos se firman bajo los mismos términos y las mismas condiciones para los afiliados de la Canacar. Todas las empresas transportistas que contratan con Pemex-Refinación firman el mismo contrato modelo y se sujetan al mismo precio… Como he dicho, las condiciones a las que accedió TEISA fueron idénticas a las de cualquier otro afiliado a la Canacar… Para decirlo con toda claridad, no hubo ningún privilegio para mí o para mis familiares con la firma de esos contratos”.

Lo que el empresario-funcionario olvidó mencionar es que no todas la empresas transportistas tienen como apoderado legal al presidente de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, al coordinador de asesores de la Secretaría de Energía y/o al subsecretario de esa misma área, de tal suerte que la “uniformidad” presumida por Iván el breve es inexistente, al tiempo que los siete contratos celebrados por TEISA, “cuando yo era su representante”, violan las leyes aplicables. Y obvio es que si una empresa firma un contrato, público o privado, es porque obtendrá algún beneficio, como en el caso de los firmados por los Mouriño con Pemex-Refinación.Leer más...

Bajo la Lupa

Alfredo Jalife-Rahme

■ Insolvencia de Citigroup/Banamex

■ Los planes de rescate han fracasado

Las acciones de Cititgroup (con su filial Banamex “rescatada” obligatoriamente en la fase del totalitarismo cordobista-zedillista por los miserables ciudadanos mexicanos indefensos) se desplomaron a un precio menor a su “valor en libros”, lo cual ha orillado al borde de la quiebra técnica al otrora banco más poderosos del mundo (“Un sentimiento de hundimiento en Citigroup”; Moneynews.com, 7/3/08).

Nadie sabe para quién trabaja y, visto en retrospectiva, de nada sirvió el rescate cordobista-zedillista mediante el infame Fobaproa/IPAB del tuxpeño Roberto Hernández Ramírez, quien anda sumamente nervioso insultando a los políticos que lo inventaron como “banquero”, y cuyas acciones en Banamex valen pura chatarra. Curiosamente, a este grupo parasitario fue a quien el irresponsable Calderón regaló Aeroméxico, a sabiendas de la insolvencia de Citigroup.

El “desplome desastroso” de las acciones de Citigroup “fue provocado” (sic) por un comentario de Sameer al-Ansari, jerarca de Dubai International Capital, quien sentenció que la “liquidez que recibió recientemente Citigroup” (¡más de 30 mil millones de dólares!) de los “fondos soberanos de riqueza” de Medio Oriente “no sería suficiente para su rescate”.

Pues sí: no todo se manosea como el infame Fobaproa/IPAB y existe un límite a la amistad de las seis petromonarquías árabes del Consejo de Cooperación del Golfo con el nepotismo dinástico de los Bush –que incluye al también insolvente Grupo Carlyle, presuntamente propiedad del conglomerado texano encabezado por la misma familia Bush y cuyo representante en México, Luis Téllez Kuenzler (anterior secretario de Energía zedillista y ahora simultáneamente secretario de Comunicaciones con Calderón) anda desatado (como Reyes-Heroles júnior) para rematar Pemex al peor postor y al mejor impostor.

Ahora entendemos la prisa del remate de Pemex sin debate y diagnóstico, ya no se diga auditoría de por medio. ¡De locos!: Calderón pretende salvar al capitalismo anglosajón (incluido el gallego) de su quiebra y Guillermo Ortiz, el “gobernador” del Banco de México, pretende rescatar al dólar de su desplome.Leer todo...

Disgusto · Helguera

Helguera

Haciendo agua · Rocha

Rocha

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