Tolerancia (ejercicios de)
¿Uno es responsable de sus obsesiones o las obsesiones son, aunque sea parcialmente, responsables de uno? No estoy seguro de cuál sea la contestación adecuada. Pienso que hay varias respuestas. Hay quienes viven gracias a sus obsesiones y hay otros, aunque contenga un sentido metafórico, que se desdibujan o mueren por ellas. En mi caso diré que me suceden ambas cosas. Mucho de lo que me pasa es porque no soy capaz de desprenderme de determinadas circunstancias, aunque éstas se hayan repetido incontables veces y a pesar de que la repetición no sólo no garantiza la solución del problema, sino que incluso puede profundizarlo. En otras ocasiones es la reiteración constante la que me forja y la que me invita a seguir bregando. Como en ocasiones, la respuesta previa es una suerte de trampa que tiene la virtud de eximirme: me permite caminar en ambas direcciones.Leer más...
Política religiosa calderonista
Carece de las barrabasadas mochas de Fox, pero comparte con él una política religiosa favorable a la Iglesia católica. Es cierto que Felipe Calderón se ha guardado en su comportamiento público de incurrir en las manifestaciones de religiosidad que caracterizaron a Vicente Fox, pero esto no debiera ser tomado como una sensibilidad particular hacia la creciente diversificación religiosa que se vive en México.
En las políticas públicas lo que cuenta son las acciones, las cuales deben ser tomadas como el verdadero termómetro para medirlas y hacer a un lado los discursos burocráticos. En este sentido tiene prioridad en tal ejercicio evaluatorio analizar los nombramientos realizados por Calderón Hinojosa en la oficina encargada de llevar los asuntos con las asociaciones religiosas, en este caso la Subsecretaría de Población, Migración y Asuntos Religiosos. El primer subsecretario del ramo bajo el calderonismo fue Florencio Salazar Adame, quien fungió con Fox como secretario de la Reforma Agraria. Tal vez fue designado por Calderón dada su experiencia en conversiones, sí en conversiones pero políticas, entre ellas la suya: pasó del PRI (en el que militó de 1964 a 2000) al PAN y llevó a este partido su experiencia en acarreo de supuestos partidarios y la confección de centrales corporativistas, como la Unión Nacional Integradora de Organizaciones Solidarias y Economía Social (Unimos).
En el año que estuvo al frente de la subsecretaría mencionada, Salazar Adame dejó hacer lo que les vino en gana a los jerarcas católicos. En 2007, por ejemplo, el cardenal Norberto Rivera Carrera, su vocero, Hugo Valdemar, y otros connotados altos funcionarios eclesiales, encabezaron distintas acciones meramente políticas parapetados en su estado clerical. El subsecretario dejó hacer, dejó pasar, y nunca se atrevió a sancionar conforme a las leyes los excesos de Norberto y compañía.Leer más...
Crecimiento económico: ¿es la receta?
Casi todos los economistas consideran que el crecimiento es algo bueno. ¿Realmente lo es? Hacer esta pregunta en México parece absurdo por todos los problemas que ha generado el estancamiento económico desde hace dos décadas. Sin embargo, hay bases para cuestionar la idea de que la única respuesta a los problemas es el crecimiento.
Si consideramos los dos desafíos claves de la economía global en el siglo XXI, la erradicación de la pobreza y el freno al deterioro ambiental, parece que el crecimiento económico tiene efectos encontrados. La creencia general es que la expansión económica implica reducción de la pobreza. Pero, por otra parte, el crecimiento implica un mayor impacto sobre el medio ambiente. Para los optimistas esa contradicción se resuelve fácilmente porque el crecimiento conduce a la adopción de tecnologías cada vez más eficientes y limpias. Parecería ser que el crecimiento de la economía mundial conduce a resultados positivos por los dos lados.Leer más...
Bajo la Lupa
Las trasnacionales petroleras contratacan a Venezuela
Ampliar la imagen Rafael Ramírez, ministro del Petróleo de Venezuela y presidente de PDVSA, habla con la prensa el pasado viernes 8 en Caracas Foto: Ap
Una de dos: o bien las todavía poderosas trasnacionales petroleras de Estados Unidos pretenden dar su última batalla al estilo colonial del siglo XIX –cuando los países norafricanos fueron embargados literalmente– propinándole una severa lección a Venezuela por haber osado nacionalizar sus hidrocarburos en junio pasado (“ExxonMobil declara la guerra a Venezuela”; ver Bajo la Lupa, 10/2/08), con el fin de disuadir y/o doblegar a las demás empresas estatales de la OPEP (más fácil) y a Rusia (más difícil); o bien la poderosa petrolera texana, a sabiendas de la lógica reacción inducida del nada dúctil presidente venezolano Hugo Chávez –quien amenazó cortar el suministro a Estados Unidos como medida defensiva frente al embargo precautorio a los bienes foráneos de PDVSA y llevar el “oro negro” a 200 dólares el barril–, se sincroniza y acopla con las apuestas especulativas de los hedge funds (fondos de cobertura de riesgo) de la banca anglosajona, que intenta elevar artificialmente, en esta fase, el precio del crudo de aquí al final de la aciaga gestión de Baby Bush, para luego desplomarlo a su antojo, en una siguiente fase (quizá a principios de 2009), con el fin de arrodillar a los productores estatales globales, tan dependientes de sus ingresos.
Tanto al alza como a la baja de las cotizaciones bursátiles, las corredurías que manejan los ominosos hedge funds en el mercado petrolero –conocedoras de las tendencias financieras que inducen artificialmente con sus cuantiosos capitales “apalancados”– ganan cuantiosas fortunas con las que pretenden llenar los faltantes de sus previas especulaciones fallidas en el sector inmobiliario en plena debacle y que ha llevado a la insolvencia a la banca israelí-anglosajona.
Se calcula que en el mercado petrolero, que rebasa los 4.2 billones de dólares al año, los hedge funds juegan independientemente con más de 2 billones de dólares, es decir, casi 50 por ciento del total, susceptibles de alterar dramáticamente el precio del crudo, como elaboramos en nuestro libro Los cinco precios del petróleo (Editorial Cadmo & Europa, Buenos Aires, 2006).
Es evidente que con la mitad de los dados y dedos cargados en el “mercado (sic)” petrolero, los hedge funds se han convertido en el arma financiera (“visible” para los contados conocedores, e “invisible” para la mayoría de la población mundial deliberadamente desinformada) más peligrosa y diabólica jamás conocida por la humanidad (y por la OPEP y Rusia).
Así que no hay que desestimar el profundo daño que todavía puede ocasionar la dupla anglosajona que domina, además, el “mercado” duopólico donde se cotiza el crudo: la Bolsa de Intercambio Mercantil de Nueva York (NYMEX, por sus siglas en inglés) y la londinense Bolsa de Intercambio Internacional de Petróleo (IPE, por sus siglas también en inglés), ambas controladas, para colmo de la circularidad, por las trasnacionales energéticas y bancarias de Estados Unidos y Gran Bretaña.
Una de nuestras tesis nodales es que el binomio energético-bancario anglosajón no solamente es bidireccional, sino que, también, (con)forma un círculo de retroalimentación que predominó en la fase de auge de la globalización financiera, hoy en caída libre (lo que explica muchos de sus actos militares y piratas desesperados).
Entre los accionistas mayoritarios de ExxonMobil, la primera trasnacional de Estados Unidos, se encuentran los bancos anglosajones y las más poderosas mutualistas e inversoras multimillonarias del planeta: Barclays Global Investors, JP Morgan-Chase (propiedad también de los Rockefeller), Goldman Sachs, Mellon Financial, Lord Abbett, State Street Global Advisors (la mayor inversionista institucional del mundo), The Vanguard Group, Fidelity Management and Research, Northern Trust, la megamutualista Alliance Bernstein, Wellington Management Co., Capital Group, BlackRock, Columbia Management Advisers (del desfalleciente Bank of America), etcétera. ¡Qué bárbaro! Se trata de la crema y nata del desalmado capitalismo anglosajón, concentrada en ExxonMobil, que ha declarado las guerras económica y desinformativa a Venezuela.Leer más...
México SA
Veinticinco años tras la privatización de Pemex
¿A quién beneficiará la reforma energética, a los inversionistas o a los ciudadanos?
Ampliar la imagen Gasolinera de la francesa Total en Leicestershire, en el centro de Inglaterra. La cuarta compañía petrolera más grande del mundo informará este miércoles sobre sus ganancias del pasado trimestre impulsadas por el alza de precios del combustible, así como de sus nuevos proyectos Foto: Reuters
En los últimos 25 años, cada uno de los cinco inquilinos que se han sentado en Los Pinos ha hecho su luchita para concretar la “reforma” energética, siempre con el pretexto de que “no hay dinero”, ergo privatización a la vista. Entre otras acciones, De la Madrid “reclasificó” la petroquímica, Salinas partió Pemex en cuatro para facilitar su “desincorporación” y abrió el sector eléctrico, Zedillo hizo lo propio, “creó” los Pidiregas, abrió el gas natural e inició los permisos de “cogeneración”, Fox “reinventó” los contratos de servicios múltiples y metió el acelerador en el otorgamiento de dichos permisos, y Calderón pugna por dar “seguridad jurídica” a los inversionistas privados y habla de “transición energética”.
Todos enfocaron sus baterías a favor de la privatización. Que no lo lograran a plenitud es otra cosa, pero por intentos no pararon. Incluso, en el sexenio foxista uno de los cuatro supuestos secretarios de Energía, Fernando Canales Clariond (los otros fueron Martens, Calderón y Elizondo), se aventó la puntada de proponer una suerte de privatización hormiga: “que el sector privado explote pozos petroleros abandonados por Pemex; se requiere un marco legal para que particulares exploten esos pozos que Pemex ha dejado por incosteables, pero que ciertamente serían costeables para la nación en su conjunto”.
Entonces, si alguien no ve hacia dónde se enfocan los intereses gubernamentales, que a todas luces no corresponden con los nacionales, tendrá que ir al oculista. Mientras eso sucede, el maestro José Luis Apodaca Villarreal, experto en cuestiones energéticas, llama a realizar un debate nacional sobre Petróleos Mexicanos, y reseña que en 2007 sus ingresos sumaron 100 mil millones de dólares y representaron 12.5 por ciento del PIB; de ese monto, la paraestatal gastó 40 mil millones: 11 mil en operación; una cantidad igual en gastos de inversión, para amortizar obras y pagar intereses sobre créditos recibidos; y 18 mil en importación de gasolinas. Los 60 mil millones restantes se transfirieron al gobierno federal para cubrir gasto social y nómina de la burocracia.Leer más...
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