1. Los gobiernos del PRI, como los del PAN, han dicho varias veces que “PEMEX no se privatizará”, así como dijeron que tampoco se privatizarán los servicios de salud del IMSS, la escuela pública o las carreteras. Las carreteras libres fueron simplemente abandonadas para obligar a usar las de cuota; el IMSS tiene escasez de médicos, de medicinas, camas de hospital y todo, para impulsar a los hospitales privados; en el caso de la educación se malpaga a los profesores, se desatienden las escuelas, para apoyar a la educación privada. ¿Qué se ha hecho en el caso de PEMEX y la CFE? Pues de manera fácil, ante las grandes manifestaciones de protesta y defensa de los servicios públicos, el gobierno ha reiterado que esas instituciones que representan al patrimonio nacional no se privatizarán, pero el petróleo y la energía eléctrica hace ya varios años que se privatizan por partes, mediante concesiones a empresarios para fundar nuevas empresas.
2. Antes de 1982, año en que se introdujo el neoliberalismo y los gobiernos abiertamente empresariales, existían unas 1500 empresas que controlaba el Estado por medio del gobierno. La mayoría de esas empresas propiciaban la corrupción de funcionarios, funcionaban con números rojos, es decir, con grandes pérdidas anuales; pero empleaban a millones de trabajadores y subsidiaban a la gran industria y gran comercio proporcionándoles servicios materiales a muy bajo costo. Obviamente esas empresas (aunque en varios años reportaron ganancias) la mayoría del tiempo fueron malos negocios. De aquí partían las organizaciones empresariales para criticar con dureza al gobierno y para exigir que sean privatizadas. La empresa estatal más combatida fue la CONASUPO que era una gran tienda de abarrotes que funcionaba en toda la República con precios que obligaban al comercio privado a no encarecer más los artículos.
3. El extendidísimo sistema ferroviario que vivió cien años (1870/1970) sirviendo para transportar grandes volúmenes y toneladas de peso para la industria y el gran comercio, también murió porque los fletes que cobraba por los grandes volúmenes y la fibra de henequén eran muy baratos y el auto transporte le ganó la batalla. Es importante subrayar que el transporte de pasajeros sólo representaba alrededor de un 10 por ciento de la economía del sistema ferrocarrilero. La ofensiva empresarial contra el “populismo” gubernamental nunca cesó, a pesar de que la empresa privada recibió enormes beneficios. Las organizaciones empresariales, en la medida en que se hicieron más fuertes, en ese mismo proceso exigieron con mayor agresividad que se les entregara un poder más amplio. El ferrocarril, que jugó un importantísimo papel para el desarrollo económico y para que los pueblos campesinos salieran a la luz, fue asesinado por el neoliberalismo.
4. Por ese camino va PEMEX como empresa, pero mucho más el petróleo como producto que se ha entregado a los industriales, sobre todo a los EEUU, a precios puntos más bajos del mercado mundial. Nuestro petróleo, desde que el presidente Cárdenas lo nacionalizó en 1938, (sobre todo a partir de que en 1977) se abrió al mundo y fue motivo de grandes especulaciones; desde entonces se convirtió en la riqueza más grande del país. Con el dinero que salió el petróleo nacionalizado se ha garantizado las enormes transformaciones de la industria mexicana durante 69 años y, sobre todo, los más grandes ingresos al presupuesto público. Si el pueblo mexicano permite que el petróleo y la electricidad sigan siendo privatizados, en muy corto tiempo el gobierno no gozara ni de los escasos márgenes de autonomía que tiene hoy respecto a los empresarios. Será el gobierno más pelele de América Latina, igual que Centro América, Colombia o Haití...
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2. Antes de 1982, año en que se introdujo el neoliberalismo y los gobiernos abiertamente empresariales, existían unas 1500 empresas que controlaba el Estado por medio del gobierno. La mayoría de esas empresas propiciaban la corrupción de funcionarios, funcionaban con números rojos, es decir, con grandes pérdidas anuales; pero empleaban a millones de trabajadores y subsidiaban a la gran industria y gran comercio proporcionándoles servicios materiales a muy bajo costo. Obviamente esas empresas (aunque en varios años reportaron ganancias) la mayoría del tiempo fueron malos negocios. De aquí partían las organizaciones empresariales para criticar con dureza al gobierno y para exigir que sean privatizadas. La empresa estatal más combatida fue la CONASUPO que era una gran tienda de abarrotes que funcionaba en toda la República con precios que obligaban al comercio privado a no encarecer más los artículos.
3. El extendidísimo sistema ferroviario que vivió cien años (1870/1970) sirviendo para transportar grandes volúmenes y toneladas de peso para la industria y el gran comercio, también murió porque los fletes que cobraba por los grandes volúmenes y la fibra de henequén eran muy baratos y el auto transporte le ganó la batalla. Es importante subrayar que el transporte de pasajeros sólo representaba alrededor de un 10 por ciento de la economía del sistema ferrocarrilero. La ofensiva empresarial contra el “populismo” gubernamental nunca cesó, a pesar de que la empresa privada recibió enormes beneficios. Las organizaciones empresariales, en la medida en que se hicieron más fuertes, en ese mismo proceso exigieron con mayor agresividad que se les entregara un poder más amplio. El ferrocarril, que jugó un importantísimo papel para el desarrollo económico y para que los pueblos campesinos salieran a la luz, fue asesinado por el neoliberalismo.
4. Por ese camino va PEMEX como empresa, pero mucho más el petróleo como producto que se ha entregado a los industriales, sobre todo a los EEUU, a precios puntos más bajos del mercado mundial. Nuestro petróleo, desde que el presidente Cárdenas lo nacionalizó en 1938, (sobre todo a partir de que en 1977) se abrió al mundo y fue motivo de grandes especulaciones; desde entonces se convirtió en la riqueza más grande del país. Con el dinero que salió el petróleo nacionalizado se ha garantizado las enormes transformaciones de la industria mexicana durante 69 años y, sobre todo, los más grandes ingresos al presupuesto público. Si el pueblo mexicano permite que el petróleo y la electricidad sigan siendo privatizados, en muy corto tiempo el gobierno no gozara ni de los escasos márgenes de autonomía que tiene hoy respecto a los empresarios. Será el gobierno más pelele de América Latina, igual que Centro América, Colombia o Haití...
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